[...] «Sin embargo, como siempre, votamos a tientas, si es que no a ciegas. No solemos saber por qué tal o cual individuo ha sido designado para aspirar a presidir una Comunidad o un Ayuntamiento. Cuáles son sus capacidades o méritos para la labor. En la política se da, como lo más normal, una circunstancia inimaginable en cualquier otra tarea.[...]
En fin, pónganse el parche de tuerto o cojan el bastón de ciego, encamínense a los colegios electorales y déjense guiar por el instinto, la simpatía o la antipatía, el encogimiento de hombros o el pavor. Porque lo que es los partidos, ellos no nos han explicado por qué debemos votar a nadie».
Javier Marías, Con el parche de tuerto, EL PAÍS SEMANAL
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Así hemos ido a votar muchos. Ahora ya veremos.
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