Quizá hayan leído ustedes los resultados de PISA, nefastos, que nos
colocan a la cola del mundo civilizado en el campo de la llamada educación secundaria (en España, la ESO). Es una evaluación que afecta a los escolares de 15 años. No es que ese informe tenga mucha credibilidad; sin embargo, "algo tendrá el agua
cuando la bendicen" y "cuando el río suena, agua lleva".
Y no es mala idea que haya alguien que controle y compare objetivamente cómo están las cosas en ese nivel educativo. A los que les van bien los resultados, se ponen medallas. A los que les van mal, ponen excusas o ningunean el informe. Como uno sabe (o supo) de qué va esto, aquí está la opinión de G.U. sobre el asunto, aunque esta vez no se vestirá de cura para la ocasión, porque parece ser que ese estudio está más enfocado a la situación de la escuela
pública.
Francesc C. escribió sobre
Informe PISA. G.U. le comentó lo siguiente, que reproducimos modificado:
«Aunque a los profesores se los acostumbra a acusar de todo
porque "tienen demasiadas vacaciones", no son los únicos responsables del
fracaso. Han perdido la autoridad, casi se diría que han renunciado a intentar
conservarla, sí; tampoco enseñan las cosas que debieran, pero todo eso ha sido en buena parte—en opinión de G.U.— porque los currículums oficiales vienen aprobados así y se han de cumplir y
porque no se les ha apoyado suficientemente por quien debería hacerlo.
Hay
alumnos y padres maleducados que los amenazan, los psicopedagogos (que son legión)
solicitan que se mime a los zagales («tienen muchos problemas en casa»), los
directores exigen que no se reprenda a los alumnos y que se los apruebe sin
más ni más, los inspectores están en ello, y todo para que la "consellera"
esté contenta, les renueve la confianza, y todos ellos farden de lo
bien que va todo. Autocrítica=0.
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Viñeta de Manel Fondevila, con la obra de Tàpies Tercer encuentro (3er Festival Internacional de Cadaqués 1972) [Diari Ara] |
Educar no es seducir. Hay obligaciones que cumplir, y no solo la de jugar, que
para eso está el patio, que está muy bien, siempre que no se obligue a los
alumnos a hablar entre ellos en una lengua concreta. [Y siempre que no se
obligue a los profesores de guardia en el patio a conversar con los alumnos en
esa lengua (G.U. sufrió eso hace años, se le acusó de no hacerlo, pero le
pilló la jubilación, por suerte; entonces era una "experiencia piloto" y de
ahí pasó a ser ley)].
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«Los niños y las niñas hablan en español en el recreo» Plataforma para que los niños y las niñas hablen en catalán en el patio / [granuribe50] |
Ir a la escuela no debería ser equivalente a acudir a una ludoteca a echar unas horas, esperando a que los padres vuelvan a casa. No tiene
que ser todo necesariamente flexible y agradable. Hay que trabajar duro y eso sí que sería todo un buen aprendizaje para lo que les espera luego.
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Trabajo "colaborativo" en el aula / [granuribe50] |
En esa nefasta deriva está el no tan reciente "invento", cada vez más extendido, de no enseñar nada
de manera estructurada. Casi todo surge a través de unos "proyectos colaborativos",
"transversales", en los que intervienen las diferentes asignaturas. En ellos
trabaja el empollón, o el zagal responsable, y los otros tres del
equipo chupan rueda, aprendiendo así a no hacer nada sin que pase nada y
obteniendo todos la misma calificación. Los conceptos no están reglados, solo
salen a la luz si se los necesita para resolver algo concreto. Si no es "útil"
saber una cosa, no se explica y todos tan panchos.
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Viñeta de Manel Fondevila / granuribe50 [Diario Público]
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La enseñanza está
dedicada solo a enseñar cosas que puedan ser útiles en el mundo del trabajo y, al
menos en Cataluña, a temas identitarios, comeduras de tarro incluidas. Muy
mal. No estaría de más recuperar la retórica, enseñar a los alumnos a ser más críticos, a expresarse, a razonar, a leer y a escribir correctamente. Enseñar más literatura y geografía (no solo los escritores, ríos y comarcas de su
Comunidad autónoma), darles a conocer la historia (no la manipulada por motivos políticos) y procurar que aprendan operaciones aritméticas básicas sin recurrir necesariamente a la calculadora. Y, barriendo para casa, más música y dibujo, que son aspectos de la enseñanza la mar de educativos, ojo.
Hay otros asuntos. La inmersión lingüística en catalán no es un "modelo de éxito", como nos quieren vender políticos, diarios subvencionados y tertulianos, sino un rotundo fracaso. Y
lo es porque obedece solo al deseo de hacer política a través de la
lengua utilizando la escuela. Es un arma y nada más. Mal asunto. Muchos alumnos rechazan la enseñanza que reciben, porque
se les da de manera única a través de una lengua que no es la que ellos hablan
en sus casas y en la calle. Al margen de que entiendan más o menos los
conceptos que se les imparten —que no los entienden— consideran a esa lengua como algo propio del
colegio y los rechazan (los conceptos). Así de claro.
Y las excusas de los
malos resultados, mucho peores que en otras comunidades, las conocemos bien
aquí:
Madrit y sus recortes (como si no tuviéramos competencias en esos
asuntos, en los que fuimos entusiastas tijereteros); el confinamiento (como si
en otras regiones no lo hubieran sufrido); la abundancia de inmigrantes ("
nouvinguts"),
demonizándolos (como si solo los hubiera aquí y ellos fueran peores que los que no lo son) y no recordamos qué más. ¿Qué se hará?
NADA. Quizá intentar restringir un poco el uso de los móviles por los alumnos, tantas alabanzas que tuvo su utilización en la escuela hasta hace muy poco tiempo. Eso sí, burocracia y papeles, todos los que quieran.
¡Ah!, se nos olvidaba. El director del instituto de doña Perpetua proclamaba: "No hace falta aprender nada. Solo hay que ´aprender a aprender´. Solo hay que aprender a buscar la información en Google y en la Wikipedia»". Y punto. Y así nos luce el pelo. G.U. se baja en la próxima y ya le da un poco igual,
aunque las consecuencias las sufrimos todos y más que las sufrirán los que vienen detrás».