G.U. reconoce que los animales que más le gustan son los pájaros. En este momento, miles de vencejos (uno de sus preferidos) planean de manera descontrolada sobre el patio, piando desaforadamente mientras uno se toma el whisky de rigor (hace bastante más fresco y le apetece más que el habitual gin tonic de media tarde). Pero pronto se irán a África del Sur a pasar el invierno y no volverán hasta abril. Son capaces de pasar las 24 horas del día en el aire, durante un total de diez meses al año, sin tocar tierra nunca (duermen, comen y ejercen otras funciones vitales en vuelo, se dice).
Los vencejos se nos marchan ("Operación Salida") / [Fotografía: SEO BirdLife] |
Pero ya se nos van. No les gusta el frío que empiezan a intuir. Tras haber permanecido con nosotros durante todo el verano y parte de la primavera, inician estos días su particular "Operación salida" con destino a su hogar invernal, en el corazón de África, a unos 9.000 kilómetros. Muy pronto no quedará ya ninguno en la Península, hasta que vuelvan el próximo año. Desde la terraza empezamos a vislumbrar los últimos, los más rezagados (los de la meseta se van antes). ¡Qué pena! Menos mal que nos llega la esperada nueva novela de Fernando Aramburu, Los vencejos. A ver qué tal...
El periplo del vencejo "Goyeneche" |
Una de las primeras experiencias que se tuvo de lo que hacen esas aves fue con el vencejo "Goyeneche", en 2012, mediante un geolocalizador. El susodicho Goyeneche, ni corto ni perezoso —nos lo cuenta el periodista ibicenco Joan Lluís Ferrer en su artículo Miles de vencejos salen de España para un viaje de 9.000 kilómetros, publicado en Verde y Azul—, abandonó su nido en agosto, para llegar al continente africano y bordear el desierto del Sahara, cerca de la costa atlántica. Atravesando la zona sur de ese desierto, alcanzó su primera zona de invernada (1) entre Camerún y la República Democrática de El Congo, sobre extensas áreas de selvas y sabanas, tras viajar más de 9.000 kilómetros desde su nido. En diciembre se desplazó a una segunda zona de invernada (2), más al este, cerca de las costas de Tanzania, Kenia y Mozambique.
En febrero inició su viaje de regreso a la Península. Abandonó sus zonas de invernada atravesando África, el golfo de Guinea y el desierto del Sahara hasta llegar a la península ibérica, donde llegó a principios de mayo para anidar, tras más de 11.000 kilómetros recorridos y tres meses de viaje de vuelta. En total, un periplo de más de 20.000 kilómetros desde los pueblos de la Península hasta las selvas y sabanas africanas. Ahí es nada, se dice pronto. Ahora los vencejos se han ido y nosotros aquí nos quedamos, un poco más solos, esperando ya que vuelvan en abril...