miércoles, 29 de enero de 2020

Los políticos presos reaparecen

El padre Peyton en Barcelona
(21/5/1964)
Oriol Junqueras ha debido de recapacitar, y parece ser que ha comprendido que ese lenguaje un poco tabernario que utilizó hace unos días («¡Y una mierda, y una puta mierda!») no es el más conveniente para ejercer su labor de apostolado en los días que se avecinan.

En efecto, tiempos difíciles para el procés, en los que él habrá de competir con el «Puchi», que está preparando una buena «cruzada del rosario en familia» en Perpiñán, un poco a semejanza de la del padre Peyton en los años sesenta (un recuerdo de adolescencia de G.U.). Muchos coetáneos nuestros acudirán allí, con su lacito amarillo, su estampita de Fuigdemont entre las manos y quizá el talonario. Ya solo falta que TV3 le monte al susodicho la próxima «Marató», para ayudarle a recaudar esos millones de euros que le pide el Tribunal de Cuentas. En fin, entre unas cosas y otras, buen arranque de campaña el que se avecina, hermanos.

Junqueras (en presencia de Pere Aragonés) comparece en el Parlament de Catalunya (28/1/2020) / [granuribe50]
Y Junqueras ha reaparecido en el Parlament la mar de orondo; pocos creerían que esté sometido a un estricto régimen (carcelario). Lo ha hecho durante una entrañable excursión de políticos presos —hábilmente preparada con la excusa de que tenían que declarar por el asunto del 155—, con esa retórica curil que se parece mucho a la elocuencia religiosa que utilizaba Jordi Pujol y que tan encandilados tenía a muchos. Es lo que toca ahora, ya que no me negarán ustedes que el procés parece tener una componente mística importante. O, si se quiere, la deposición de ese sujeto ha tenido «el tono curón del monaguillo que se ha bebido el vino de misa y es interrumpido en plena siesta», como dice el periodista Josep Mª Cortés —un compañero de juegos infantiles de G.U.— en su artículo Junqueras, el arcipreste faltón.

«La prisión es una parte más del camino para la libertad», ha vuelto a sentenciar Junqueras, recordándonos que en el fondo es todo un iluminado. Su sermón tenía como objetivo justificar que aquella cabronada del otoño de 2017, un mal sueño para tanta gente, valió la pena. Y, de paso, animar a la dividida y un punto deprimida parroquia procesista, pero sin asumir ningún error. Y, por supuesto, nada de pedir perdón a nadie, con la firme y desafiante promesa de "ho tornarem a fer!". Pero es que si no hablara así... elecciones perdidas, a mayor gloria del «Puchi». ¿Ustedes lo entienden? El caso es que seguimos en el bucle, del que no parece posible que podamos salir algún día sin daños irreversibles.

domingo, 26 de enero de 2020

Quien «guglea» cercena conversaciones

Como dice Martín Caparrós en su artículo, es un fenómeno que se da todos los días, todo el día: alguien no recuerda algo y, en lugar de pensar, buscar, relacionarlo, manotea su teléfono y guglea (o wikipedea, también se dice). Son palabras que tendrá que incorporar la RAE a su diccionario, porque empiezan a estar a la orden del día. Ese gesto, el de consultar el móvil para cualquier chuminá (también en cursiva, porque tampoco está en el DRAE), se nos ha vuelto un tic. Y a veces nos invita a renunciar a hacer memoria y a espabilar. Mal negocio para las neuronas.

Pero eso mismo sucede también a menudo en comidas con familiares, compañeros o amigos. Alguien cita un hecho y, como la memoria es frágil, surgen dudas acerca del dónde, cómo y cuándo sucedió. Y eso suele dar lugar a ricos debates en los que, como en un cesto de cerezas, una cosa nos lleva a otra y acaban saliendo a la luz asuntos que teníamos olvidados hace tiempo y que es un gozo resucitar. ¡Qué maravilla, tener recuerdos comunes que compartir! Pero, ¡tate!, eso tan grato de ir ensartando recuerdos... siempre  habrá alguien que lo jorobe.

Entrañable cena entre amigos, con el listillo de turno consultando un dato en Google (granuribe50)
Y eso es lo que les pasa a los personajes de Caparrós, con motivo de rememorar la mítica visita de los Rolling Stones al Estadio Metropolitano, en julio de 1982 (G.U. ni se enteró ni fue, porque le estaban quitando las muelas del juicio en esa fecha, —dos días después del célebre Brasil 2-Italia 3, consultado en Google, ojo—).

Y le ha ocurrido en algunas ocasiones a quien esto escribe: en esas reuniones, ante cualquier duda, sea del tipo que sea, suele haber algún listillo que consulta a Google en su móvil (en ocasiones lo tienen de chivatilla entre las piernas, para que no se descubra el origen de su sapiencia) y rápidamente cercena con su dato exacto cualquier prometedor amago de divagación. O, simplemente, cierra el tema y hay que buscar otro para que el silencio no dure más de diez segundos.

Peo dejemos a Martín Caparrós, que es hombre de letras y lo explica mejor en Por las dudas:

[...] «Es un fenómeno nuevo —aunque ya nos parezca casi viejo—: la tercerización de la memoria y la entrega a esa memoria tercerizada, externa. Se da todos los días, todo el día: alguien no recuerda algo y, en lugar de pensar, buscar, relacionarlo, manotea su teléfono y guglea, wikipedea. En solitario quizá se pueda defender —y no lo creo—; en común, lo que hace es cortar esa fantástica posibilidad del hallazgo, de la deriva que toda duda ofrece.

Se nos ha vuelto un tic, una salida fácil. Hace de cualquier situación un trámite: le adjudicamos a esa acumulación externa la verdad, y lo que toca hacer es consultarla y usarla como sello de oficina. Hay, por supuesto, situaciones en que la precisión es necesaria; está lleno de otras en que no. La duda te lleva adonde no sabías; la comprobación, a ningún lado. Si acaso, a la extrema tontería del triunfo:

—¿Ves? Yo tenía razón.
—Sí, qué bueno, tú tenías razón».[...]

jueves, 23 de enero de 2020

Hoy hace veintiún años

Lo decíamos el año pasado en esta fecha. La verdad es que estar con Patiña era una bendición, y disfrutamos de ese privilegio hasta el último día, el 23 de enero de 1999, ahora hace veintiún años. Murió sin molestar, sin haberse creado ningún enemigo y sin haberle negado nada nunca ni a nuestro padre ni a nosotros ni a sus nietos ni casi a nadie. En fin, siempre pura y centelleante, como sus ojos, como su risa, como su humor, como sus imitaciones impagables de la gente a la que consideraba un poco grotesca...

Y... como las cosas que nos contaba de cuando era joven. En eso era una número uno, en su capacidad de contar historias. Siempre nos habló de su azaroso viaje de novios, a bordo de un barco de cabotaje llamado «Capitán Segarra», que hacía la ruta por el Cantábrico, empezando en el puerto de Pasajes hasta La Coruña, donde acabó el viaje de nuestros padres. Luego, el barco continuaba hasta Canarias, haciendo escala en Cádiz. Ella lo explicaba con todo tipo de detalles y nos dejaba embobados, porque no sabíamos tampoco lo que era un barco de cabotaje, ni conocíamos nada de aquellos lejanos puertos de los que nos hablaba. Era magia pura su relato.

El caso es que las veces que G.U. viaja a San Sebastián (ojalá pueda volver a hacerlo muy pronto) suele alojarse en el «Hotel Niza», que sigue siendo propiedad de la familia Chillida como entonces, situado frente a la playa de la Concha.

San Sebastián, «Hotel Niza», Septiembre de 1944 / [Fotografía: Carlos Sáenz de Magarola]
Pues bien, su hermana nvts le rescató hace unos meses unas fotografías (bastante deterioradas, pero muy evocadoras) del viaje de nuestros padres en el susodicho «Capitán Segarra». En una de ellas, sale en la cubierta de ese barco; parece una actriz de cine de la época, tan hermosa con sus gafas oscuras. Pero, cuál no sería su sorpresa, y la de G.U., al leer en el reverso de las otras dos, anotadas por nuestro padre las palabras «Hotel Niza, septiembre de 1944». ¡Qué emoción! Y resulta que, por lo que se aprecia en las fotografías, debían de ocupar una habitación en la misma planta en la que estuvimos en abril pasado (la primera) y quién sabe si no sería la misma... ¡setenta y cinco años antes!

San Sebastián, «Hotel Niza» (Septiembre de 1944) 
[Fotografía: Carlos Sáenz de Magarola]
A bordo del «Capitán Segarra» (Septiembre de 1944) 
 [Fotografía: Carlos Sáenz de Magarola]
El «Capitán Segarra»

miércoles, 22 de enero de 2020

Aterrizaje de G.U. en terreno fangoso

Bueno, la escapadita a Madrid ya es cosa del pasado. Estuvo bien mientras duró, le ha encantado a G.U. este cambio de aires y qué bien se estaba sin ver la tele ni leer periódicos, Díos mío. Y, ya de vuelta a casa, le ha tocado recordarlo en el blog; un acto, el del recuerdo, que esperemos que siga siendo gratuito.

Mientras tanto, parece ser que seguimos flotando sobre unos líquidos inmundos, como comenta mi colega Francesc Cornadó, otro que ha vuelto. Este aterrizaje, en los tiempos líquidos que corren dice un amigo mío que solo se lo puede tomar uno como si estuviera asistiendo a una especie de representación teatral de escasa categoría. O a un disparatado guiñol o viendo una actuación callejera, burda y tramposa de trileros y personajillos de diferente pelaje, algunos de ellos bastante ridículos. Pues sí, quizá tenga razón y haya que tomarlo así.



Comín, el ujier y Puigdemont en el Parlamento Europeo
[granuribe50]
Pues en eso estamos. Para empezar, un par de sujetos (854 y 855), aquellos que huyeron escondidos en un maletero, se presentan tan ufanos en el Parlamento Europeo a dar la vara, enseñando con todo el morro una fotito de Junqueras, el que no se escapó, reclamando su libertad (FREE, pone). Pero eso solo dura hasta que un ujier, solemnemente vestido como un maître del Hotel Ritz —con frac, camisa rematada con pajarita blanca y un medallón plateado en el ombligo—, les dice con cara malhumorada que o esconden la foto o se han de ir allí con viento fresco. Disciplinadamente escondieron la pancartita nuestros dos «héroes», Puigdemont y Comín. «"El Vivales" y su pianista, que parecían dos niños de primaria cogidos en falta por la señorita, pusieron la misma mueca que el alumno de P4 a quien han pillado estirando las trenzas a la niña de delante. No les faltó más que acusarse el uno al otro, de hecho es lo que correspondería a dos héroes de tal calibre», como comenta Albert Soler en su artículo titulado Quan l'uixer és l'enemic. (Cuando el ujier es el enemigo).


Y Albert Soler añade: «Supongo que la poco airosa actuación del "presidente en el exilio" en su debut en Europa, explica por qué la Republiqueta se quedó en el lugar donde duermen los sueños. Estos dos a quien el ujier atemorizó son los que más gritaban "¡no tenemos miedo!" (no tenim por!) y son también los que debían conducir al pueblo elegido a la libertad, al igual que Moisés».

Por su parte, el tipo de la foto que mostraban nuestros flamantes europarlamentarios, el preso Junqueras, ha dado un cambio radical en este tiempo. No sabemos lo que ha aprendido en la cárcel, pero esas palabras gruesas que utiliza ahora, totalmente impropias en un meapilas de su calibre («Y una mierda. Y una puta mierda», cuando se le preguntó si habían mentido el 1-O), nos resultan un poco chocantes en un sujeto que se las daba de hermanita de la caridad y comunión diaria. Para que luego digan que la cárcel rehabilita. Aunque, vaya en su descargo, es comprensible su irritación al ver a esos dos vivales campando a sus anchas por Bruselas y pidiendo su libertad.



Consejo de Ministras (21/1/2020)
Y mientras tanto, el Consejo de Ministros ahora es «Consejo de Ministras», y habrá que ampliar la mesa unos cuantos metros si quieren estar un poco esponjados, porque se han duplicado y triplicado carteras y no caben todos (y todas) los (y las) que se quieren beneficiar del asunto, que ya son veintitrés, si incluimos al señor Iván Redondo, un peligroso trilero (en la modesta opinión de G.U.) que ya asesoró al PP.

Por otra parte, las afortunadas frases que suele acuñar el procesismo siguen siendo compradas sin pestañear por los  políticos socialistas —con el Dr. Sánchez e Iceta a la cabeza—, no sabemos si por convencimiento, para conservar la poltrona o... por caradura pura y dura.


G.U. frente al Vaticano
Ya endulzaron la cabronada (con perdón) de lo de septiembre de 2017, camuflándola como «conflicto político». La Constitución ha desaparecido del mapa, nadie la cita ya, sustituida ahora por un fantasmagórico «marco legal», fácilmente modificable. Vuelve a llamarse «consulta» al «referéndum» (tal como inventó el trilero Artur Mas) y también se han adherido entusiastas a hablar de «judicialización de la política y del conflicto», suponemos que a instancias de sus socios procesistas (tampoco nadie ha publicado todavía el contenido real de los acuerdos a que han llegado, a pesar de llenarse la boca con la palabra «transparencia»). Menudo morro, como si los jueces no tuvieran obligación de intervenir cuando los políticos infringen gravemente las leyes, como fue el caso. Y, en ese juego, ahora se dedican con idéntico morro a la «politización de la justicia», metiendo las narices donde no les llaman dentro del poder judicial, nombrando fiscales adictos y modificando a la carta el código penal para agradar a ERC y recabar su apoyo a los presupuestos, aunque nos quieran vender la moto de que es lo que exige Bruselas. Y el hecho de que la oposición hiciera lo mismo en su día parece que lo legitima: una trampa más. En fin, se diría que aquello de la división de poderes que consagra nuestra Constitución fuera cosa del pasado, propia del « Régimen del 78».

Y, como estrambote final, hay que añadir que todo aquel que se muestre escéptico con los acuerdos (algunos de ellos tomados entre las bambalinas del teatrillo) pasa a ser clasificado directamente como perteneciente a la «ultraderecha», como repiten sin cesar el doctor Sánchez, las ministras y los ministros del «Consejo de Ministras». Y así sucederá siempre que uno no esté de acuerdo con las decisiones que adopten.



Tomen ustedes nota: según esa maniquea clasificación entre «progresistas» y «ultraderecha», o sea, entre «buenos» y «malos», este bloguero estaría encuadrado (por la patilla) en la «ultraderecha», uno de los «malos». Nada más lejos: lo que no soporta G.U. es el trilerismo, la trapisonda, la ocultación y la mentira, venga de donde venga. En esto, aquí fueron también pioneros: al que no es independentista se le cuelga el cartelito de «facha» o «botifler», y últimamente «ultra». En fin, para qué seguir. Complejo aterrizaje el de este bloguero en terreno fangoso, peligrosamente inundable.

lunes, 20 de enero de 2020

Escapada a «Madrit» (y 3)

De Outisnn - Trabajo propio, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=23411562
La verdad es que la ampliación Museo del Prado del arquitecto Rafael Moneo está la mar de bien pero, por razones distributivas de la nueva configuración, se ha perdido aquella majestuosa entrada al museo por la fachada principal y la Puerta de Velázquez. A ambas, a la fachada de Villanueva y al pintor Velázquez quería G.U. rendir pleitesía una vez más, antes de ir hacia el Real Jardín Botánico, que era su objetivo esa mañana de sábado.

Madrid, Museo del Prado, fragmento de la fachada principal del "Edificio Villanueva"  y Puerta de Velázquez (1785, Juan de Villanueva)
         [granuribe50 (11/1/2020)
Era un día de invierno luminoso y frío, de ésos en que se está bien al sol: uno de los momentos mágicos de Madrid que le gustan tanto a G.U. Nada que ver con la DANA de estos días. Y aquí estábamos, haciendo cola para entrar al susodicho jardín. Uno lo visita siempre que viene a esta ciudad, aunque hay que decir que en pleno invierno el jardín ofrece menos alicientes que en otras estaciones. Pero su objetivo de ese día no era exactamente ése, sino la exposición de un fotógrafo al que G.U. tiene una gran admiración y aprecio, Chema Madoz, que se celebra en el Pabellón Villanueva.

Madrid, Real Jardín Botánico; Puerta Norte (1785, Juan de Villanueva, arquitecto) / [granuribe50] (11/1/2020]
Y ya estamos frente al Pabellón Villanueva ya citado, que se llama así porque ese fue su arquitecto, que lo diseñó bajo los auspicios de Carlos III (a la par que el Jardín Botánico) para utilizarse como invernadero. Recientemente se ha restaurado como sala de eventos y exposiciones, función para la que es muy adecuado, por estar inundado por la luz natural de las cristaleras que dan al jardín y de varios lucernarios.

Madrid, Real Jardín Botánico. 1) Carlos III; 2) estanque y Pabellón Villanueva; 3) Puerta del Pabellón Villanueva (1785)
[granuribe50 (11/1/2020)
En efecto, ningún lugar mejor para exponer las fotografías de Chema Madoz (nació el 20 de enero de 1958, hoy es su «cumple»), un tipo sencillo que subvierte las reglas de la naturaleza, haciendo vagar su imaginación. «Despliega toda toda su fantasía y funde reinos animal, vegetal y mineral, dando lugar a un reino propio en el que transforma hojas, ramas, nubes, maderas, plantas, flores, piedras... ofreciendo las combinaciones más inesperadas», tal como señala Oliva María Rubio en el libro La naturaleza y las cosas, adjunto a la exposición y editado por La Fábrica.

Esta fotografía encanta a nvts, una seguidora del blog. Los reflejos son los del Jardín Botánico / [granuribe50 (11/1/2020)
O, como dice Bernardo Atxaga en ese mismo libro: «Llega Madoz al Jardín Botánico de Madrid con esas fotografías descolocantes que, siendo retratos, desretratan, de modo que los cactus no son exactamente cactus, ni las mariposas están donde suelen, ni los peces...».

Una anónima visitante intenta retratar una imagen de Madoz
[granuribe50 (11/1/2020)
Esta es la sala más luminosa, por las ventanas y lucernarios
[granuribe50 (11/1/2020)
En fin, todo un poeta un punto surrealista, lleno de sugerentes metáforas visuales. Después de ver la exposición, uno sale al jardín e intenta encontrar posibles motivos fotográficos para tratar de emularle, pero no hay manera...

Y, por si fuera poco, es de los pocos artistas que no han entrado ni piensan entrar en el mundo de la fotografía digital, por lo menos hasta que "el progreso" decida eliminar definitivamente las ampliadoras, los líquidos necesarios para positivar, etc. En Ibiza, por ejemplo, solo quedan cuatro laboratorios que hacen eso y en Barcelona unos pocos más.

Chema Madoz
Chema Madoz
Chema Madoz

Pero, como no solo de fotografía vive el hombre, en estos lugares G.U. y doña Perpetua siempre tienen tendencia a visitar el merchandising del lugar, y si además hay un agradable bar incorporado en el que tomar una tapa de finísima empanada gallega con una cervecita, miel sobre hojuelas: una manera estupenda de cerrar esta maravillosa visita.

1) Merchandising sobre Chema Madoz en la tienda del Pabellón Villanueva; 2) El bar del Pabellón Villanueva / [granuribe50 (11/1/2020]



Pero, a pesar del frío, por la tarde aún quedaron ganas para acercarse, ya anochecido, a una zona clave del tapeo madrileño, aunque no la única, entre el Barrio de las Letras y Sol. Todo empieza por Carrera de San Jerónimo arriba y a la izquierda por la calle de la Cruz. Delante del Congreso no estaba ni Rufián ni nadie al que preguntar por la oferta gastronómica de la zona, que es muy amplia, como bien saben nuestros diputados. Una pena: hubiera estado bien un selfie con alguno de esos privilegiados sujetos, que viven tan ricamente a costa nuestra.

El «Congreso de los Diputados y de las Diputadas» / [granuribe50 (11/1/2020)
Y así llegamos al Callejón del Gato, que es el lugar en que Valle-Inclán cayó del caballo y se dio cuenta de que España solo se puede explicar en clave de esperpento. Y se dice que llegó a tal conclusión al mirarse a uno de los espejos deformantes que había en esa calle, que una taberna ha recuperado en versión de medio cuerpo para la fachada de su local. Dos personajes de Luces de bohemia trataron de este asunto, tal como se indica en la placa de la fotografía inferior. Y es que, cuando hay referencias en tu cabeza, libros y cosas así, los lugares cobran sentido; y esas placas ayudan lo suyo. Quizá por eso, aprovechó allí G.U. para inmortalizarse en uno de esos espejos junto a doña Perpetua.

El «Callejón del Gato» (calle de Álvarez Gato) / [granuribe50 (11/1/2020)
La oferta por esa zona es enorme, pero G.U., que no conocía ningún antro de esos, se decidió por «La Fragua de Vulcano», quizá porque estaba frustrado de no haberla podido contemplar en el Museo del Prado, ya que esa obra está cedida en préstamo temporalmente. Quién sabe, quizá la próxima vez...

Madrid, establecimientos en el «Callejón del Gato»
En fin, tras darse un voltio por la Puerta del Sol —donde estaba "todo Madrid" desafiando al frío, casi como si fuera 31 de diciembre— y por la calle de Alcalá, ya de vuelta al hotel tomamos un taxi frente al Casino de Madrid, un edificio ecléctico muy hermoso en el que intervino el gran arquitecto Antonio Palacios, aunque su proyecto fue muy alterado por otros y poco tiene que ver con lo que él presentó a concurso.

1) Madrid, Puerta del Sol; Madrid, Puerta del Sol; Madrid, calle Alcalá, Casino de Madrid / [granuribe50 (11/1/2020)]
Y este es el final. ¡Qué pena! Ya en el taxi, el hombre, haciendo honor a la proverbial locuacidad de los taxistas madrileños autóctonos, se explayó con un exhaustivo informe sobre la nomenclatura de ciertas calles de Madrid y lo mucho que ésta ha ido cambiando según el devenir político. Muy interesante, aunque si ustedes quieren que les sea sincero, uno hubiera preferido escuchar en ese momento esta música de Boccherini de finales del XVIII, tan sugerente...

Luigi Boccherini , La música nocturna de Madrid, 1780 (Versión de José Luis Encinas)

jueves, 16 de enero de 2020

Escapada a «Madrit» (2)

Naturalmente, la segunda jornada empezó en el Museo del Prado, «como no podía ser de otra manera». Un lugar al que G.U. ha ido decenas de veces (siempre que va a Madrit lo hace —cuando era «más joven» pasó diez mañanas seguidas en él—), pero que siempre le produce la misma excitación del primer día volver a visitar.

Madrid, Museo del Prado [entrada norte o de Goya del edificio, del arquitecto Juan de Villanueva (1785 )] / [granuribe50 (10/1/2020)]
Ya cerca de la entrada, un severo Goya mira circunspecto al grupo escolar que se dirige hacia el museo, móvil en mano. ¡Ah, inocentes criaturas! No podréis haceros ni un solo selfie ni delante de "Las Meninas" ni de "La maja desnuda". Los vigilantes parecen adormecidos, pero están al loro y a poco que te ven con algún aparato fotográfico acuden raudos.

1) Monumento a Goya (Mariano Benlliure); 2) Iglesia de los Jerónimos y parte de la ampliación de Moneo / [granuribe50 (10/1/2020)]
De ahí que G.U. no pudiera hacer ni una peinetera foto (como hubiera sido su deseo) ni en las exposiciones temporales de los dibujos de Goya ni de Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana (dos pintoras italianas estupendas, a caballo entre el siglo XVI y el XVII) ni de los dibujos de El Roto reinterpretando al propio Goya ni de las viñetas de Forges sobre la Constitución. La de la sala de "Las Meninas" y la de la galería central las ha obtenido vía Google.

1) Catálogo de la exposición de Goya; 2) Sala de «Las Meninas»; 3) Folleto de mano de Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana
Pero pudimos apreciar qué bien pintaban esas dos italianas, de las que uno no tenía noticia, y qué bien dibujaba el puñetero Goya, incluso las escenas más cotidianas y menos oníricas o expresionistas. En el catálogo se puede apreciar todo eso casi mejor que en la exposición, aunque no tenga la magia de la visión "en directo"...
Bueno, como empezaban a pesar las piernas, quizá porque, a diferencia de otros museos importantes, no hay ni un puñetero sitio para sentarse en las salas de exposición, urgía un alto en el camino en la cafetería, antes de echar una ojeada al S.XVII de la colección permanente. No se puede visitar solamente Velázquez, ya que las pinturas están expuestas por temas y no por pintores. A G.U. no le gusta este sistema, pero permite ver la obra de otros monstruos, como Zurbarán, Rubens, Ribera, Greco, etc. A Goya lo dejaremos para la próxima ocasión.

1) Cafetería del Museo del Prado; 2) Galería central del edificio Villanueva
Pero no solo de arte vive el hombre, como sabrán ustedes; en la agenda figuraba celebrar el «cumple» de doña Perpetua con un cocidito madrileño de categoría. Descartado por su elevado precio, pompa y circunstancia el Lhardy del que habló Galdós, optamos por la Taberna La Bola, un lugar típico situado en el Madrid de los Austrias, cerca del Palacio Real.

Fachada de «Taberna La Bola» [granuribe50 (10/1/2020)]
Allí G.U. se puso como l´enfant de l´esquilateur con el cocido, que es excelente, en un ambiente simpático, cordial y altamente bullanguero; nada que ver con Lhardy, por cierto, ese lugar que frecuentan los de «la casta», como decía antiguamente nuestro flamante vicepresidente Pablo Iglesias (ya no lo dice).

«Taberna La Bola» / [granuribe50 (10/1/2020)]
Hacía ya frío y quedaban pocas ganas de seguir haciendo turismo, aparte de ver por fuera el Palacio Real y también el Teatro Real, que está enfrente, obviando la catedral de la Almudena, que no agrada nada a G.U. Así que, vía taxi, nos recogimos en el hotel a digerir con tranquilidad el cocidito madrileño y dejar pasar la plácidamente la tarde mirando las láminas del catálogo sobre los dibujos de Goya y de la exposición de Galdós.

Madrid, Palacio Real (que empezó el arquitecto Juvara y acabó Sabatini a finales del XVIII) / [granuribe50 (10/1/2020)]
Madrid, Palacio Real / [granuribe50 (10/1/2020)]
Madrid, Teatro Real, 1818-1850 (Antonio López Aguado, arquitecto) / [granuribe50 (10/1/2020)]

martes, 14 de enero de 2020

Escapada a «Madrit» (1)

Gran Uribe les tiene un poco abandonados porque a los dos días de volver de la "isla mágica" (es un decir) se fue a pasar tres días a los madriles, para pasear, ver algunas exposiciones, comer cocidito madrileño y, si se terciaba, intentar pillar alguna de las carteras ministeriales que se estaban repartiendo a la sazón. Ya saben ustedes que a G.U. le gusta mucho esa ciudad, y no pierde ocasión de ir siempre que puede.

Bueno, menos lo de la cartera, todo lo demás ha sido un éxito total, con unos días luminosos, aunque bastante fríos. Hoy les mostramos algunas de las actividades de la primera jornada en la Villa y Corte. En próximas sesiones, más.



Vamos a ello. La primera sorpresa al salir del hotel ha sido encontrarse, a pocos metros de éste, con un edificio racionalista (de aquellos del llamado «estilo barco»), del que G.U. desconocía su existencia. Es obra del arquitecto Luis Gutiérrez Soto, del que ya hemos hablado en este blog, en la entrada titulada La Casa Vilaró y otros edificios racionalistas. Y se ve su mano, ya que tiene mucha similitud con el cine Barceló, que luego fue discoteca Pachá.

Dado que el edificio está catalogado, cuando dejó de ser el «Cinema Europa» que proyectara el susodicho arquitecto y lo compró el ferretero y fontanero Pereda, le obligaron a mantener la estructura original, con la ornamentación tipo art deco, los anfiteatros y el antiguo patio de butacas (un gran lucernario sustituye ahora al falso techo del cine con las lámparas). Pocas fontanerías encontrarán como la de  «Saneamientos Pereda»; suelen ser bastante más sórdidas. Si pasan por allí, no duden en entrar a comprar un grifo, una llave de paso, una tubería o algo así. Se quedarán de culo.

Antiguo «Cinema Europa», del arquitecto Luis Gutiérrez Soto (1928), hoy «Saneamientos Pereda» / [granuribe50 (9/1/2020)]
«Saneamientos Pereda»; patio de butacas del antiguo «Cinema Europa» / [granuribe50 / (9/1/2020)]
Sigamos adelante. Ya en «Cuatro Caminos» nos dirigimos (vía taxi, para ahorrar energías) a la Biblioteca Nacional, junto a la plaza de Colón, para ver la exposición «La verdad humana», dedicada a don Benito Pérez Galdós, un monstruo.

Lo primero que nos encontramos es a «Julia», la escultura de doce metros de altura de Jaume Plensa, que se expone en esa poco acogedora plaza desde hace un tiempo. Para el artista, la plaza de Colón «necesitaba ser regenerada por un problema de ternura, necesitaba una chispita de ternura». Señaló, el día de la inauguración, que espera que «Julia» «introduzca esa ternura» y que haga a la gente sentirse «parte de la comunidad». Recuerda un poco a las de Antonio López en la entrada del Centro Pérez Siquier, en Olula del Río, del que hablamos en septiembre pasado.

«Julia», de Jaume Plensa (Madrid, plaza de Colón) / [granuribe50 (9/1/2020)]
Y llegamos a la Biblioteca Nacional de España (BNE), obra del arquitecto Francisco Jareño (1864). Un edificio magnífico. Por desgracia, poco se puede visitar de ella si no estás acreditado como lector. Pero de lo que se trataba ahora es de ver la exposición de Galdós —el «garbancero» académico (Valle-Inclán dixit)—, un escritor del que G.U. es un fiel devoto.

Entrada a la Biblioteca Nacional, del arquitecto Francisco Jareño / [granuribe50 (9/1/2020)]
Hay fotografías, libros, recortes de la prensa de la época, cuadros ajenos y propios (la pandereta de la imagen la pintó él), manuscritos de algunas de sus obras (por ejemplo el de Tristana, en la imagen, y de algunos Episodios Nacionales). Muy recomendable todo; si van por Madrid en breve, no dejen de visitarla. Les quedarán ganas de leer a don Benito.

Algunos aspectos de «La verdad humana», dedicada a Galdós / [granuribe50 (9/1/2020)]
Tras un paréntesis para comer y la correspondiente migdiada, una visita al Círculo de Bellas Artes, en la calle de Alcalá, cerca de Cibeles, obra del arquitecto Antonio Palacios. Allí, tras ingerir el habitual gin tonic de media tarde, procedimos a visitar una especie de performance audiovisual sobre Van Gogh, titulada «Van Gogh Alive — The Experience», curiosa y recomendable, y la exposición de fotografías en ByN del director de cine Carlos Saura, que son muy buenas.

Gin tonic de media tarde en la cafetería del Círculo de Bellas Artes / [granuribe50 (9/1/2020)]
 Un momento del montaje audiovisual Van Gogh Alive — The Experience  / Círculo de Bellas Artes / [granuribe50 (9/1/2020)]

Círculo de Bellas Artes (Antonio Palacios, arquitecto, 1926)
[granuribe50 (9/1/2020)]
Círculo de Bellas Artes (Antonio Palacios, arquitecto, 1926)
[granuribe50 (9/1/2020)]

Algunos aspectos de la exposición de Carlos Saura (con la extraña visita de Fernando Rey y Bardem a un enfermo Pío Baroja)
[granuribe50 (9/1/2020)]

Y esto es todo por hoy. Sigan atentos a la pantalla, si lo desean, porque en breve publicaremos el resumen de la segunda jornada madrileña de este bloguero.

La ardua tarea de no perder el cargo

Viñeta de El Roto (14/1/2020)



Ernesto Valverde, un buen tipo que entrenó al Athletic de Bilbao hasta que se lo birló el Barça (vía talonario), que ahora lo echa
[G.U. se alegra por él]

lunes, 6 de enero de 2020

Reyes Magos e «Ibiza, c´est fini»

Viñeta de El Roto (6/1/2020)



Fragmento del "belén napolitano", de Carlos Yáñez, en el Espacio Micus (Ibiza) / [granuribe50 (5/1/2016)]
 "Belén napolitano", de Carlos Yáñez, en el Espacio Micus (Ibiza) / [granuribe50 (5/1/2016)]

«Para mí es una instalación», asegura Katja Micus, responsable del Espacio Micus de Jesús, sobre el belén que es la principal novedad de esta sala dedicada en cuerpo y alma al arte contemporáneo. Su idea es mantenerlo hasta Pascua, aunque ya le han advertido de que la tradición enseña que hay que desmontarlo después de Reyes. «Si lo tratamos como cualquier otra instalación artística puede estar perfectamente hasta Pascua», insiste Micus. 

El belén en cuestión es obra del artesano Carlos Yáñez. Conocedor de toda la simbología que expresan las figuras del belén, ha montado uno lleno de guiños, con figuras de entre 20 y 30 centímetros adquiridas a belenistas napolitanos y a través de internet, y ha completado la pieza con mobiliario, complementos y edificios elaborados por él mismo en su estudio, hasta crear una obra única». [Diario de Ibiza: El belén como instalación artística]




Aeropuerto de Ibiza (6/1/20120) / [granuribe50]