G.U., al igual que el príncipe de don Jacinto Benavente, todo lo que sabe
(poco es) lo aprendió en los libros. De lo que no está en ellos, anda pez. Por
suerte, cuenta con gente inquieta como Tot Barcelona que no para de bucear
aquí y allá, hasta encontrar cosas de mucho interés. Y lo que nos presentaba
ayer en su blog, una entrada titulada Nukus, The Desert of Forbidden Art. MUSEO SAVITSKY es una de esas. Recomendamos su visita. A partir de ella hemos
intentado indagar algo más en las redes.
Vamos a ello. Nukus es una ciudad de Uzbekistán. Allí llegó Igor Savitsky en
1950 para hacer diversas excavaciones arqueológicas. No era pintor. Estuvo en
esa ciudad ocho años. En ese tiempo descubrió [según explicaba Sergi Ramis en
La Vanguardia hace un par de años, en un artículo titulado
La gran colección de arte ruso prohibido está 'escondida' en este rincón
remoto de Uzbekistán], que«las casas de los artistas de vanguardia, que habían sido ejecutados,
encarcelados o deportados a los gulags, estaban repletas de sus obras.
Convenció a tantas esposas de pintores para que le vendieran sus cuadros que
en el mundillo del arte se le apodó como “el amigo de las viudas”». De modo que en 1966
inauguró un museo con todo eso, que posteriormente, debido al éxito que tuvo, se
ampliaría con un buen edificio, al parecer de Sergo Sutyagin, aunque no hay
constancia de ello en ninguna parte. Sin embargo, solo está expuesto el 3% de las obras, por falta de espacio y porque restaurar es muy caro.
Fachada del Museo Savitsky, en Nukus (Uzbekistán)
Nukus, Situación del Museo Savisky / [Google Maps]
La muerte de Igor Savitsky en 1984 puso en peligro la continuidad del museo,
pero ahí sigue, tan ufano, porque en 1989 cambiaron las cosas. Quien desee gozar
de la segunda colección de arte de vanguardia ruso más importante del mundo,
tendrá que llegarse hasta allí, donde Cristo perdió la boina, a una zona
desolada y a una ciudad bastante desagradable. A G.U. se le ha pasado el arroz
(y a Miquel Cartisano también, según nos comenta). Pero el que sí estuvo es
Miguel Silvestre. Dentro vídeo:
Miquel Cartisano publicaba en esa entrada un vídeo de veinte minutos de
duración sobre el asunto, del que la youtubera
Inés Vigo
hizo un resumen con las pinturas que en él salían, un resumen de la obra que
contiene el museo. Ciertamente, no todas tienen el mismo nivel de calidad, pero deben de ser muy
representativas del arte que se hacía en la Unión Soviética en aquellos años
tan difíciles.
Video de Inés Vigo con una antología de obras del Museo Savitsky
Vladimir Lysenko, El Toro
La pintura que sirve de imagen al museo es El Toro, un cuadro de
Vladimir Lysenko (un pintor que estaba escondido de las autoridades con nombre
falso). Pero mientras la Unión Soviética estuvo viva, el rótulo que le
acompañaba indicaba que se trataba de El fascismo avanza, por si las moscas. Fue solo una de
las tretas que Igor Savitsky, el creador del museo, utilizó para mantenerlo
abierto. Ahora les seleccionamos algunas obras del museo, por si no
les cae a mano visitarlo.
K.N. Suryaev, Rock & Roll
Este cuadro de K.N. Suryaev, titulado Rock & Roll, pasó desapercibido durante la
época de prohibición de imágenes que reflejaran los vicios del capitalismo. No
es raro, ya que no se expuso hasta que las condiciones políticas fueron
favorables. En fin, aquí les dejamos con obras que nos agradan. Con bodegones
cezannianos o cubistas, figuras que evocan a Modigliani y obras diversas que, por
motivos no siempre comprensibles, no gustaban a las autoridades. Hay otras más
combativas, otras próximas al expresionismo alemán y otras costumbristas o
folklóricas que pueden ver en el vídeo que les hemos adjuntado arriba, con
música de Rimsky Korsakof. Bibliografía sobre el asunto, poca o nada.
David Shterenberg
Lech Solomonovich Galperin, On the knees
Lyubov Popova, Still life with tray
Alvin Shpade
Mikhail Sokolov, Flores y frutas
Robert Rafailovich Falk, Autorretrato
Alexander Volkov, Arba
Solomon Nikritin
Robert Rafailovich Falk
Alexander V. Kuprin
Igor Savitsky
Sergei Luppov, Mujer sentada con traje de baño negro
Una alegría momentánea (¡ya era hora!). Necesitábamos una inyección de moral, en esto y en todo, aunque fuera rodeado de zagales descerebrados y un
punto vociferantes. No se ha divulgado por TV, donde, aparte de Madrit, Barça y A·l·l·leti (de Madrid), poco se habla. Ya sé que a ustedes les importa todo esto un pepino, pero a G.U. SÍ. Su equipo, que lo sepan, derrotó ayer a "La Roma", que se quedó con
10 a los 10 minutos, una victoria con sufrimiento (3-1) por culpa del catenaccio del equipo romano.
El caso es
que nos vamos encaminando, sin prisa pero sin pausa, hacia la final del torneo
llamado Europa League. Este año tiene como lema «ROAD TO BILBAO», no sabemos si en homenaje al saxofonista de jazz fusión Bill Evans (ojito, no confundir con
el mítico pianista homónimo, que nos mola más), ya que dedicó un tema de su CD Big Fun a «El
Bocho» (Bilbao), ciudad natal del padre de quien esto escribe [él nos inoculó el virus persistente «Atlético de Bilbao» (entonces lo llamaban así)].
Le preguntaba el periodista Igor Cubillo a Bill Evans hace unos años en EL PAÍS (2003):
—P. ¿Por qué ha compuesto Road to Bilbao? ¿Le gusta la ciudad?
—R. Me gusta mucho su arquitectura, y también lo he pasado muy bien
tocando anteriormente. Recuerdo que hace unos pocos años, conduciendo por el
sur de España camino de Bilbao, le pregunté a alguien: "¿Es esta la
carretera a Bilbao?". Y él dijo: "Desde aquí, todas las carreteras llevan a
Bilbao". Me gustó. Los bilbaínos saben que adoro su ciudad y por ello he
titulado así el tema.
Pero no hemos venido hoy aquí a hablar de ninguno de los dos Bill Evans del mundo del jazz ni de carreteras ni a explicar chistes de bilbaínos —que haberlos haylos— , sino de fúmbol. Una final que
se jugará precisamente en el campo de San Mamés, en Bilbao, el 21 de mayo de
los corrientes. Pero ojo al dato, quedan dos duras eliminatorias por
delante. En fin, pase lo que pase, «FÚTBOL ES FÚTBOL».
Arrivederci Roma! / [Fotografía: Manu Cecilio / granuribe50]
Anteayer G.U. pasó una buena tarde, viendo por TV la película Hatari, de
Howard Hawks (1962), que llegó a nuestras pantallas en 1963. Le gustó mucho
entonces, pero hoy en día hubiera sido imposible rodarla por ser «políticamente
incorrecta», ya que se trata de una banda, liderada por el imprescindible John Wayne, que se
dedica a capturar animales para un parque zoológico.
Elsa Martinelli en la escena del paseo de los pequeños elefantes (Baby Elephant Walk)
La música del
gran Henri Mancini la entonó G.U. muchas veces en casa con su madre —Patiña— y,
de hecho, la sigue cantando hoy en día en la ducha. Y la elegancia deElsa Martinelli, ni les cuento lo que le impactó entonces al pequeño Uribe, que
en aquella época todavía no tenía nada de "Gran"; de tal modo que la incluyó entre uno de
sus amores platónicos de entonces (tuvo otros; Audrey Hepburn, Françoise Hardy,
Sylvie Vartan, Claudia Cardinale, Ursula Andress, incluso Marianne
Faithfull...).
Esta canción se hizo muy popular en España, hasta el punto de que se le
llegó a poner letra. Era en tiempos del madison, un baile que pretendía
(sin éxito) competir con el twist, y la cantó un tipo que era muy
conocido por aquel entonces, José Guardiola (No Pep Guardiola, ojo). Se solía
bailar en todos los guateques, junto a las canciones de Los Mustang, Los
Sirex, Trini López, Los Beatles, Elvis Presley, Paul Anka, Johnny Hallyday,
Silvie Vartan y tantos otros. Para el baile agarrao, Adamo. ¡Qué
tiempos!
Para acabar, un dibujo de URDA (al que hoy dedica Miquel Cartisano su
entrada
Hoy, de TBO), con una imagen alusiva al asunto, aunque justo es decir que John Wayne y
su banda no se dedicaban a quitar los colmillos a los elefantes, y a los pequeños no se los capturó. Elsa
Martinelli no lo hubiera permitido.
La Feria ARCO estaba este año dedicada al Watemisé, lugares del Amazonas
Como tal vez sepan ustedes, esta tarde se ha cerrado la Feria de Arte «ARCO 2025». Según algunos, «Un ARCO brillante. Una de las ediciones más interesantes de la última década». Según otros: «Mucha política de baratillo, algo de provocación inofensiva, caminos ya muy trillados y poco arte de interés: así es ARCO 2025».
Bueno, G.U. no ha estado allí, y aunque hubiera estado, duda que hubiera adquirido en ninguna de las galerías concurrentes alguna de las obras que exponían (a pesar de que sabemos que había bastantes obras interesantes). Unas, por su precio, otras por su tamaño, otras porque no estaban a la venta y otras por ser un m***** pinchada en un palo. El caso es que en los diarios y televisiones solo salen las obras más grotescas o que llamen más la atención del público. Hacemos una breve antología de ellas.
Que las disfruten...
Eugenio Merino, White Washing
Eugenio Merino, White Washing
Fabio Colaco, Faust
Mario García Torres, Manguera
Nacho Criado, Voz que clama en el desierto
Liliana Moro, Quo Vadis?
Laure Provost: We will enlight you Little fishes / Marina González Guerreiro: Sin título / Ester Partegàs: Real State
Un espectador admirando la obra de Regina Silveira, Quimera
Monedero, Errejón y Pablo Iglesias celebran el 8-M en la «Taberna Garibaldi» / [granuribe50]
[Hacen bien en buscar refugio en la taberna de Pablo: en Madrid,
hoy caen chuzos de punta]
En el 8-M del año pasado el asunto estuvo más animado y menos lluvioso
Y, ENTRETANTO, A VER CUÁNTO NOS CUESTA EL REARME MILITAR...
Hay posturas enfrentadas, pero entre "La Yoli" y Sánchez hay buen
«rollete» (y en la calle llueve).
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz «aproximando posturas» (SÍ ES SÍ) / [Imagen tomada de A3]
F.C. nos lo sugería esta mañana en su blog: Mompou y la armonía del silencio. El caso es que en «una tarde parda y fría de invierno», como la de hoy, disfruando de esa «monotonía de lluvia tras los cristales», que describiera Antonio Machado, a G.U. le apetece escuchar estas músicas de Mompou. Sus armonías silenciosas, una senda secreta que hay que recorrer despacio...
Frederic Mompou: Cançó i Dança No 6 / Vivian Choi Milton, piano
Bien, ¿no? Pues es una música que ha sonado mucho, nadie lo diría. Carlos Saura la incluyó en la banda sonora de la película Cría Cuervos (1976), con la estupeda Ana Torrent y aquella entrañable cancioncita de José Luis Perales, ¿Por qué te vas? Y, años después, interpretó muy bien la primera parte (la cançó) el pianista de jazz Jordi Sabatés. A G.U. le encanta Mompou y esta música.
Estado en que quedó el Sussex (1916) / Última fotografía de Enrique Granados y su mujer Amparo, en Nueva York (1916)
Pues, de propina, una hermosa música de Enrique Granados, un tipo sin suerte. Murió en marzo de 1916 al volver de Nueva York. Un submarino alemán torpedeó el Sussex en el que viajaba con su esposa, al confundirlo en pleno día con un buque minador. No sabía nadar; su esposa, sí. Se dice que se encontraron en el agua, pero nadie pudo ayudarles y les vieron perderse abrazados entre las olas...
Enrique Granados. Cuentos De Las Juventud, Op.1, No.3. Canción de mayo (May Song). Douglas Riva, Piano
[La pintura que ilustra el vídeo es de John Michael Carter (Chicago, 1950)]
Joaquín Peinado
(Ronda, 19 de julio de 1898 - París, 13 de febrero de 1975) es un pintor que le
gusta a G.U. Se le pasó hablar de él hace tres semanas, cuando se cumplió el 50º
aniversario de su muerte, pero de hoy no pasa que le dediquemos unas breves
líneas. Para abrir boca, dentro vídeo:
El historiador del Arte Julián Gállego afirmaba que
«Peinado se construyó, con los cimientos de Cézanne y las vigas del
cubismo, una casa limpia y grata, simple y digna, como las de Ronda».
Compartimos esa opinión, pero los muros se los construyó él solito en París,
ciudad en la que vivió muchos años. Su manejo del color, tratado a veces como
si se tratara de una acuarela, la importancia que concedía a la línea y a lo
geométrico, el lenguaje a menudo cubista y su lirismo nos lo aproximan a uno
de los tipos de pintura que más nos suelen agradar en este blog, como quizá ya
sepan ustedes.
Joaquín Peinado, Gloria de la antigua Grecia (1970)
Joaquín Peinado, Naturaleza muerta ante la ventana (1965)
Obras en el Museo Peinado (Ronda) y fotos del autor; (en una, con
Picasso)
La geometría y la línea siempre le interesaron mucho, como se aprecia en
bastantes de sus obras:
Joaquín Peinado, Paisaje fabril (1959)
Joaquín Peinado, Bodegón (1950)
Joaquín Peinado, Bodegón (1961)
No hay duda: Peinado está en nuestro equipo. Así como, si algún día van por
Agramunt (sin ir más lejos), deben acercarse al
Espai Guinovart (otro pintor que está en nuestro equipo), si se
acercan por Ronda, en Málaga, no se limiten a ir al tajo sobre el río
Guadalevín, a los toros o a recorrer sus calles.
Un consejo les da G.U.: no dejen de visitar el Museo Fundación Unicaja Joaquín Peinado. Aunque no les mole su arte, el museo está muy bien y
ça vaut le voyage, que diría la guía Michelín.
Si quieren que les diga la verdad, los recuerdos que tiene G.U. de la Barcelona
de su más tierna infancia son en Blanco y Negro. Se parecen un poco a los de las
míticas fotografías de tantos buenos fotógrafos de la época, como Catatà-Roca o
Miserachs, sin ir más lejos. Pero con la diferencia de que ellos, aparte de imágenes costumbristas, de «realismo social», buscaban también contraluces rotundos,
efectos de luz y sombra, buenos encuadres y... el "instante decisivo", como decía
Cartier-Bresson.
Panel de fotografías de Barcelona de Xavier Miserachs /
[granuribe50]
G.U no buscaba, obviamente, nada de eso, todo lo recuerda sin color alguno, los
edificios estaban sucios y pardos, las escenas callejeras no le decían nada
entonces. El único color que recuerda es el de los anuncios luminosos cuando
volvía al anochecer en tren después de pasar el verano fuera y topaba con los de
la plaza Cataluña. Era emocionante aquello, aunque deprimente: a los tres días,
al cole.
Barcelona, plaza de Cataluña (años cincuenta)
Está claro que no lo miraba de ese modo el acuarelista
Frederic Lloveras
(Barcelona, 1912 - Tossa de Mar, 1983). Siempre le hemos agradecido sus
acuarelas clásicas de una Barcelona que él veía así, vital y optimista; de una
Barcelona que existió y ya no está. La ciudad nos la presenta con vida propia,
muy vibrante, a pesar del horror de la guerra incivil recientemente acabada
(años cincuenta).
Las acuarelas del libro que presentamos las pintó todas por encargo de un
empresario apellidado Visa (el de la mítica loción Floid). Forman un conjunto
estupendo de unas cien obras, muy bien editado por el Ay Untamiento, a pesar de
que pensamos que se han pasado sobresaturando el color, pero quizá así queda más
turístico, no sabemos. En cualquier caso, es muy recomendable para nostálgicos
amantes de esta ciudad y también del difícil, aunque aparentemente sencillo,
arte de la acuarela. Además, está bastante bé de preu (19 €) para lo
que es, no en vano lo editó el Ay Untamiento de Barça (2022).
El alcalde del Ay Untamiento de Barcelona desea que les guste (en el tarjetón que acompaña al libro).