lunes, 30 de enero de 2023

Arte en la tipografía y a la inversa (y 3)

No les molestamos más. Hemos dividido este asunto de las letras en el arte del siglo XX en tres entregas, porque en una sola quizá hubieran sido demasiadas imágenes en poco tiempo. Arte de casi todas las tendencias del siglo pasado habrán encontrado aquí, en estas modestas tres páginas. Se han quedado muchas, muchísimas obras en el tintero, y se nos ha colado una del XIX (William Morris), pero las que hay...lo son con todo merecimiento, al margen de que nos gusten unas más que otras. Muchas gracias a todos ustedes por su atención y Força Barça! (lo decimos por la obra de Miró, no porque seamos del Barça, que no lo somos, ojo al dato). 

[Para recordar otras cosas sobre este tema de las letras a los que nos hemos referido en estos días, les remitimos a "Tipografía y arte (1)", una entrada que tuvo mucho éxito. Hay cosas interesantes allí. En cierta manera esto es una continuación de lo que iniciamos entonces y que les prometimos continuar, pero que no pudo ser en su momento].
Joan Miró (1974)
Joan Miró (1983)
László Moholy-Nagy (1920)
William Morris (1891)
Pablo Picasso (1912)
Pablo Picasso (1912)
Robert Rauschenberg (1959)
Ed Rusha (1959)
Ed Rusha (1959)
Antoni Tàpies (1962)
Joaquín Torres-García (1920)
Andy Warhol (1997)

domingo, 29 de enero de 2023

Arte en la tipografía y a la inversa (2)

Sabedor del "gran éxito" (comillas, no nos sigue casi nadie) cosechado en la primera entrega, insistimos con la segunda. No esperen una sesuda ordenación por épocas, estilos, años: todo está situado por orden alfabético puro y duro, no hay más. Tranquilidad: Miró queda para la próxima entrega. Hoy nos quedamos con Magritte y su famosa pipa, que no lo es.
Max Ernst (1920)

Juan Gris (1915)

Richard Hamilton (1956)

Raoul Hausmann (1920)

Robert Indiana (1964)

Jasper Johns (1960)

Vasily Kandinsky (1929)

Paul Klee (1918)


Fernand Léger (1919)

Roy Lichtenstein (1966)

Roy Lichtenstein (1963)
Kazimir Malévich (1914)

René Magritte (1929)

sábado, 28 de enero de 2023

Arte en la tipografía y a la inversa (1)

Aquí no descubrimos nada. Esta entrada está basada un poco en el magnífico libro de Enric Satué, titulado Arte en la tipografía y tipografía en el arte, que editó Siruela en 2007. Como hace él, y para evitarnos clasificaciones estilísticas o de período histórico, ordenamos a los autores por orden alfabético. No esperen evoluciones artísticas en la secuencia.

G.U. usó bastante cosas de este libro con los alumnos de bachillerato y de 4º de ESO en los años anteriores a su jubilación, aunque con exiguo éxito, "como no podía ser de otra manera". Lo dividimos en tres entregas. Ojo, no están todos los que son, pero sí son todos los que están. No se nos despisten, que esto no se acaba en la primera entrada. Hoy llegamos hasta la letra "E", pero en breve habrá dos más. Vamos a ello...

Nathan Altman (1921)
Giacomo Balla (1923)
Herbert Bayer (1923)
Peter Behrens (1908)
Georges Braque (1914)
Georges Braque (1912)
Carlo Carrà (1914)
Cassandre (1927)
Eduardo Chillida (1997)
Sonia Delaunay (1914)
Equipo Crónica (1979)
Equipo Crónica (1972)

viernes, 27 de enero de 2023

Amalia Avia, la exposición que ya se fue...

Viaje a Madrid, organizado por el Ayuntamiento de Santa Cruz de la Zarza (Toledo)
Vean ese económico viaje a la exposición de la pintora Amalia Avia (1930-2011), titulada «"El Japón en Los Ángeles"; los archivos de Amalia Avia». Lo organizó el mes pasado el Ayuntamiento de Santa Cruz de la Zarza (Toledo), el lugar donde nació y pasó parte de su infancia y adolescencia, al que seguiría regresando durante toda su vida. G.U. no ha podido hacer algo así desde Barcelona, por circunstancias que no vienen al caso ahora, y bien mal que le sabe.
Amalia Avia, El Japón en Los Ángeles (1995)
[Óleo sobre tabla, 106x116 cm. Colección familia Muñoz Avia]
Se trata de una pintora que encanta a este bloguero. Estaba encuadrada dentro del  grupo de los "Realistas de Madrid" (Antonio López, Isabel Quintanilla, María Moreno, Esperanza Parada, ella misma y otros), pero era una etiqueta que la propia Amalia rechazaba, quizá porque a veces rondaba un poco el abstracto y casi todo lo pintaba en su estudio. Pues sí, mal le sabe a G.U. no haber podido ver esa exposición de Amalia Avia "en vivo": se clausuró hace diez días. 

De ella escribió Cela: «Amalia es la pintora de las ausencias, la amarga cronista del por aquí pasó la vida marcando su amargura e inevitable huella de dolor», y no le faltaba razón. Amalia bromeaba muchas veces sobre su pasión por pintar las puertas cerradas para siempre o los escaparates desvencijados, con la frase: «Donde pongo el pincel pongo la pica". Lo explica en sus maravillosas memorias (De puertas adentro) y lo corrobora su hijo Rodrigo Muñoz Avia en su libro La casa de los pintores, también muy bueno (es hijo de Amalia Avia y del pintor abstracto Lucio Muñoz).

Aunque G.U. no suela ser partidario de recomendar nunca nada en cuestión de libros, por esta vez (y sin que sirva de precedente) lo va a hacer. En el caso de las memorias de la madre, porque es el libro que le hubiera escribir a uno sobre su propia vida y, en el caso del hijo, porque es la visión que le gustaría saber escribir acerca de cómo vio a sus padres. Todo ello expresado de manera muy sencilla, bien escrito, aunque sin afanes presuntamente "literarios". Pero no nos adelantemos, paciencia, de esos dos libros hablaremos en breve, porque nos están interesando mucho ahora.
La sala Alcalá 31 (Madrid), durante la exposición «"El Japón en Los Ángeles"; los archivos de Amalia Avia».
Como ven, la exposición, celebrada en Madrid (en la sala Alcalá 31), tenía muy buena pinta.

Imagen de la sala Alcalá 31 tras la exposición / El catálogo.
Pero todo llega a su fin, y estos días se está desmontando, con vistas a su viaje a alguna ciudad de EEUU. Vean el aspecto desmochado que presenta ahora Alcalá 31. Como ya pueden suponer ustedes, "ni está ni se la espera" en Barcelona, no en vano esa artista estaba enamorada de Madrid y muchas de sus obras reflejan aspectos de esa ciudad. 

Aquí seguimos mirándonos el ombligo y nada de lo que provenga de allí (Madrit) suele ser bien recibido por estos lares. Por fortuna, G.U. acaba de recibir hoy el magnífico catálogo de la exposición. Quien no se consuela es porque no quiere.

martes, 24 de enero de 2023

¡No usen ustedes tanto el móvil!

[Viñeta de P8LADAS]

Miramos con cierta displicencia y tal vez nos llegamos a burlar un poco de ciertos zagales, esos que pasan todo el día aferrados a los teléfonos móviles, aparato que consultan en solitario y en grupo a todas horas, en lugar de dedicarse a ligar como sería su obligación a esas edades. Cada uno de ellos se ocupa de sus cosas en ese aparato, de manera muy concentrada. Solo muy de cuando en cuando comentan con los demás algo y comparten alguna breve risotada, antes de sumirse de nuevo en la observación ensimismada de esa especie de rectangular bola de cristal.

[Captura de pantalla del móvil de G.U.]

Pues bien, ya lo ven ustedes en la imagen superior. G.U. recibió ayer una aviso inquietante en su telefonillo móvil, procedente de Google, que todo lo sabe, acerca del tiempo que se pasa usándolo diariamente. También le ha recordado qué lugares visitó, cuántos kilómetros anduvo (pocos) y cuántos recorrió en coche (más) durante el último mes, con fotografías incluidas. También todo eso referido a la misma fecha de hace cinco años. Ahora comprende por qué los asesinos, violadores (o ambas cosas a la vez) lo primero que hacen tras cometer su fechoría es tirarlo al río.

En fin, analizado el asunto con cierta frialdad y, como "año nuevo vida nueva", G.U. les comunica que ha tomado la firme determinación de procurar aparcar ese aparatejo lo más posible y dedicarse un poco más a la lectura, a la música y al blog, que tiene un poco abandonado, como habrán podido advertir. Así que nos disponemos a ello con determinación.


Vamos en plan "abuelo Cebolleta" a evocar tiempos pretéritos. Aún recuerda este bloguero la época en que dejó de dar clase, allá por 2011. Los teléfonos "inteligentes" todavía los tenían solo los muy iniciados, y no habían llegado a las aulas de secundaria. Por fortuna, porque sus alumnos, alumnas y alumnes le hubieran filmado en el aula pasándolas canutas —mientras trabajosamente explicaba el círculo cromático o las perspectivas isométricas— y quizá se hubieran dedicado a enviarse whatsapps entre ellos, a hacer transmisiones en directo vía TikTok o a consultar páginas porno, quién sabe.

¡Qué tiempos! Uno se mofaba entonces de esos artilugios y de lo que fardaban algunos por utilizarlos y recibir llamadas. Cuando tenía clase mañana y tarde, solía ir a comer a un restaurante de menú (pero utilizado sobre todo por ejecutivos de la zona) y le llamaba la atención que, en cuanto esa gente se instalaba en una mesa, lo primero que hacía era... lo que hacemos casi todos ahora, poner ese aparatito encima de la mesa. Pues bien, no había vez en que no tuvieran que utilizarlo, para recibir o hacer llamadas o manejarlo compulsivamente. G.U. estaba solo y, entre bocado y bocado, asistía divertido a ese sindiós de melodías telefónicas, timbrecitos y llamaditas privadas, de trabajo o de negocios.


Juan José Millás es muy bueno en los textos breves, y quizá mejor aún cuando no se pone a analizar la cosa política. Me gustaría que este "Articuento" se le hubiera ocurrido a G.U... Cómo se las apañará este tío para poner en solfa lo que pensamos y no llegamos siquiera a formular con coherencia. Pues bien, aquí recordamos uno que se publicó precisamente en 2011, el año en que este bloguero dejó de dar clase y sucedía lo que antes les ha narrado, con la diferencia de que, en lo que escribe Millás, el del teléfono no recibe ni una puñetera llamada y "se queda verde" por ello.

«El problema de comprarte un teléfono móvil es que luego no te llamen. El otro día me invitó a comer un viejo amigo que nada más sentarse a la mesa colocó sobre el mantel su teléfono con el gesto con el que un policía habría colocado su pistola o un matón sus atributos sexuales. Yo me asusté un poco al principio, aunque no le debía nada: habíamos quedado en aquel restaurante para recordar viejos tiempos y hacer un repaso amable a nuestras vidas. Luego, cuando nos sirvieron el vino y los aperitivos, intenté olvidarme del trasto, aunque no era fácil, pues estaba muy cerca de mi copa y parecía una cucaracha muerta.

[Juan José Millás y su "viejo amigo" / (Montaje: granuribe50)]
En cualquier caso, quien no podía olvidarse de él era mi amigo, que cuando llegó el primer plato comenzó a mirarlo con odio, porque no sonaba. A partir de ahí, la comida se convirtió en una pesadilla, pues la tensión no dejó de aumentar. Uno no puede colocar un móvil sobre la mesa y que luego no suene sin sentirse profundamente humillado. El caso es que tengo una capacidad innata para hacerme cargo de las humillaciones de los otros, así que comencé a pasarlo peor que él. Cuando nos sirvieron el postre, habría dado todo lo que tengo porque el teléfono sonara, pero tengo muy pocas cosas y no sonó. 

Mi amigo estaba verde. Entonces llegó el café y se me ocurrió una idea: le agradecí que hubiera desconectado el teléfono para que pudiéramos hablar con tranquilidad. Aquello no sirvió sino para aumentar su sensación de fracaso, pues era demasiado evidente que me había invitado a comer para mostrarme cómo despachaba asuntos urgentes a través de la cucaracha inalámbrica.

Al despedirnos, se le saltaron dos lágrimas que atribuyó a la emoción de la despedida, aunque los dos sabíamos que lloraba porque no le habían llamado. No puedes comprarte un móvil si no tienes garantizado que suene seis o siete veces durante una comida: es muy humillante. Para solucionarlo, Telefónica tiene un servicio despertador que puedes programar para recibir una llamada tras otra con intervalos mínimos de un cuarto de hora. No hay más que telefonear al 096 y marcar, con cuatro cifras, la hora a la que quieres que te avisen. Sale caro, pero es muy eficaz. Tomen nota».

[Juan José Millás, El móvil (de Articuentos completos, Seix Barral, 2011)]

lunes, 23 de enero de 2023

Hoy hace veinticuatro años

La madre de G.U. San Sebastián, 1937

Salvo el año pasado, en que estuvo bastante inactivo, casi todo lo que tenía que decir G.U. acerca de su madre, "Patiña", ya lo escribió en "El blog del gran Uribe" cada 23 de enero. Hoy se cumplen veinticuatro años de su ausencia. 

Un nieto de "Patiña" (Carlos) la describía así en este blog hace un par de años: «Mamí iluminaba donde estaba con su buen humor, ironía y ganas de vivir y disfrutar las cosas buenas de la vida» [...]. Y, tras contar alguna anécdota divertida de cómo vivió él a su abuela, acababa con una despedida: «Un beso de nieto, estés donde estés, Mamí». 

Y otro de sus nietos (Fernando), hace más tiempo, decía esto aquí mismo: «Con frecuencia encuentro rasgos inequívocamente suyos tanto en vosotros, sus hijos, como en mí mismo. No sé si serán imaginaciones mías pero me parece adivinarla también en los míos, y siempre en aspectos relacionados con el buen vivir, la alegría, con la 'joie de vivre'».


Pues sí, debe de ser algo relacionado con los genes. G.U. ha heredado algunas cosas suyas de las que hablan sus nietos, por desgracia no todas, ni otras que no citan ellos. Pero sí un cierto gusto por las melodías del romanticismo, que escuchaba con Patiña algunas veces en el tocadiscos de la habitación de G.U., en el piso familiar de la calle Ravella.

A ella, a quien gustaba casi todo tipo de músicas, le dedicamos, allí donde esté (en nuestro corazón seguro que sí), la transcripción que hizo Listz del lieder de Schubert "Schwanengesang" (El canto del cisne), en dos versiones diferentes.

Franz Liszt - "Ständchen" Piano Transcriptions After Schubert - Khatia Buniatishvili (piano)

Franz Liszt - Transcripción de Schwanengesang de F. Schubert S 560: Ständchen - Dmitri Bashkirov (piano)

sábado, 21 de enero de 2023

Antes de la cena, en compañía de Couperin

(Para Francesc Cornadó, seguidor de este blog)

Mientras Francesc, un colega y buen amigo virtual, ha acabado de cenar y, por tanto, ya se dispone a escuchar algunas transcripciones para piano de Couperin, G.U. se adelanta a él y, en esta fría tarde de sábado se dispone a oírlas mientras prepara la cena. En este caso ha elegido Les Baricades Mystérieuses, del antes citado Couperin, y en dos versiones: para piano y para clavicordio. Está la mar de encantado en este momento con esa música fascinante y repetitiva.

Antes de pasar a ofrecérselas, he aquí un pequeño fragmento del "prontuario" de las músicas que escoge nuestro buen amigo Francesc Cornadó para las diferentes ocasiones. Si exceptuamos a Wagner, un músico que a G.U le produce una tremenda cefalea, compartimos casi todas las demás, aunque no exactamente siempre para el momento que él señala.

[Captura de pantalla del blog de Francesc Cornadó]
Echamos en falta las brumas de Sir Elgar y sus "Variaciones Enigma", pero, como habrán apreciado ustedes, incluye incluso la música que escucha cuando se está limpiando los zapatos, una actividad que G.U. practica más bien poco. No porque sea un guarro, sino quizá porque le da una pereza espantosa, con esas manos tiznadas que luego no hay quien las acabe de limpiar del todo. Nunca se le hubiera ocurrido poner una música especial para tal "pompa y circunstancia", pero a él sí. No se lo tomen en cuenta, practica una fina ironía —no sabemos si británica— como pocos.

Tal como han podido advertir, el hombre no es muy de música rock, country, blues, jazz (géneros que gustan a quien esto escribe), pop y ¡ni tan siquiera reguetón! A pesar de ser un gran lector, tampoco ha leído casi ninguna novela posterior al S.XVIII, aspecto que nos llama la atención, pero sus intereses están en otro lugar, y las obras de ficción parece ser que no son lo suyo, al menos las de los dos últimos siglos y pico.

Quizá ustedes piensen que estamos hablando de una especie de friki, como se dice ahora, pero creo que a él lo que piensen ustedes se la trae floja, por no decir otra cosa un poco más grosera. En fin, si quieren saber algo más de él y ver el "prontuario" completo, no tienen sino entrar en su exquisito blog, solo apto para iniciados (ojo al dato), aunque él nos comentara que no vale nada y que lo podemos tirar al contenedor magenta, algo que no pensamos hacer. 😅


Y ahora pasamos a ofrecerles lo que estaba escuchando G.U. mientras preparaba unos emparedados de mayonesa, atún y pepino, los preferidos por la extinta reina Isabel de Inglaterra, aunque ella los solía consumir a la hora de la merienda:

Couperin: Les Baricades Mystérieuses. Éva Szalai, piano

Couperin: Les Baricades Mystérieuses. Hanneke van Proosdij, harpsichord

martes, 17 de enero de 2023

Modestas reflexiones en una nueva homilía de G.U.

Parador de Benicarló / [Fotografía: granuribe50]

A su vuelta de Ibiza, G.U. ha pasado unos días en el parador de Benicarló, preparando su próxima homilía. Es un lugar mítico, porque "La velada en Benicarló" resumía el pensamiento político de Azaña, un tipo controvertido. Las razones que llevaron a Azaña a situar su obra en el actual parador han quedado claras tras ver la luz las cartas que intercambió con su traductor francés, Jean Camp. En ellas aseguraba que no era una elección arbitraria, pues era mucha la gente que por entonces paraba allí, en aquel albergue al borde del mar, que era un lugar muy adecuado para la reflexión.

Pues de allí venimos, de pensar en muchas cosas. Y de comer alcachofas. La verdad es que empezamos el año con ganas, pero se nos han ido diluyendo como un azucarillo. Es allí donde hemos elaborado las siguientes reflexiones, sin el más mínimo afán de polemizar. Valgan a modo de homilía de G.U., ese pequeño espacio donde este bloguero se permite expresar algunas veces (pocas, la verdad, no quiere meterse en jardines) sus opiniones sobre la actualidad.

Peñíscola (vista desde Benicarló) / [Fotografía y montaje infográfico: granuribe50]

Nos refugiamos en el arte y en la literatura, porque eso no nos lo quita nadie y llena el espíritu, si sabemos escoger. Procuramos no ver casi telediarios, no escuchamos la radio (solo música clásica) y leemos pocos periódicos. Todo eso es porque uno piensa que de ahí solo nos llega manipulación o basura, además de informaciones sobre leyes extrañas, discutibles, casi siempre elaboradas por aficionados/as a toda prisa, en general de manera oportunista, tal vez con el único objetivo de conservar la poltrona gracias a sus beneficiarios, que no citaremos aquí por si acaso. Casi nada de lo que vemos o leemos nos gusta ni un ápice. No entraremos en detalles, hay muchos, aunque sí en el que sigue.   

Pues sí. Quizá lo que más nos ha desasosegado (aunque no lo único, ojo) es eso que determina que malversar (robar dinero público, hablando en plata) es menos grave si no te lo metes en el bolsillo y te vas con él las Bahamas. ¡Caramba! Esto sí que nos deprime, una ley elaborada por un gobierno que lo es gracias a una moción de censura contra la corrupción. O sea, que derivar fondos de Educación y Sanidad, tan faltas de ellos, para desarrollar el procés de independencia, verbigracia, y jodernos a muchos es... un pecadillo menor, comparado con llevárselo crudo.

Hay también otros asuntos menores, fruto de la fluidez verbal de algunos ministros y ministras, sobre todo de estas últimas, que son las que más hablan. Algunas, cuando hacen mítines con su uniforme de fin de semana (campaña electoral perpetua nos espera), parece que estén adoctrinándonos en un cursillo de autoayuda; que si hay que estar con la gente y disfrutar con ella, que si el bien de todos, que si la voz del pueblo, etc. Cosas así. Y ya que hablamos de cursillos, pronto habrá que hacer uno online (o presencial) para acreditar que eres merecedor de tener un perro o un gato. Y si, además, quieres renovar tu carnet de conducir, habrás de presentar una imagen pletórica, con andares elásticos (esto lo añade G.U.) y presentarte bien vestido y aseado a las pruebas, como si uno en su coche no pudiera ir como le da la gana. 



Pero de lo que no nos llegan noticias es del COVID, una palabra que se ha convertido en tabú en todos los medios informativos. Vemos (y padecemos) a casi todo el mundo toser, mucho más que nunca, sin taparse la boca ni utilizar protección alguna. Sigue habiendo muchas muertes diarias, pero... ¡da igual! Las urgencias se llenan por "afecciones respiratorias", sin especificar cuáles son. El gobierno, en aras de la economía (que no de la salud), oculta datos o los camufla. Acometió con ese espíritu la "gripalización del virus", pero la sorpresa para nosotros al volver a terreno habitado es que eso se ha convertido en la "CATARRIZACIÓN del Covid" por una gran parte de la población. Esto es "un catarro sin importancia", fruto —dicen muchos— de haber llevado mucho tiempo la mascarilla o de haberse vacunado.

[Mientras tanto, en Davos se exige PCR obligatoria, en todas las salas hay purificadores de aire, como reflejan las fotos del evento, y muchos llevan mascarilla. Son listos y se ve que los tontos somos nosotros, o al revés, quién sabe; aquí no se exige nada de nada en casi ninguna parte. Va a ser eso].

También nos llama la atención (o quizá no) la escasa respuesta a los problemas económicos derivados (solo en parte, venían de lejos) de la guerra de Ucrania. Nos informan poco, pero dedicamos a ella mucho dinero sin que haya la más mínima contestación por partidos morados, acérrimos partidarios habituales de la paz y contrarios a la guerra, pero que ahora tienen poltrona, ojo al dato. Pasa como con el procés: todo eso no está muerto, ahora está en stand by o, como dice Artur Mas, "El 'procés' no está ni vivo ni muerto, está en el congelador invernando". Solo se revitalizará cuando llegue el PP al poder y herede el asunto. Entonces quizá sí, o esa es la modesta opinión de G.U. 

Dios les bendiga a todos ustedes y que pasen un buen año.

viernes, 13 de enero de 2023

Visita a "Paul Klee y los secretos de la naturaleza"

Bueno, después del reclamo de la exposición de la Pedrera del otro día, a G.U. le quedaba por ver la de "Paul Klee, secretos de la naturaleza", a sabiendas de que reunía dibujos y pinturas de ese pintor relacionadas con el título de la exposición y con su amor por las naturaleza, pero no ciertamente nada de lo más conocido de su producción.

Pero no se presentan exposiciones de mucho interés en Barcelona y, ahora que estamos con ánimo, no era cosa de desaprovechar la oportunidad, aunque en este caso no existía urgencia, pues dura hasta el 12 de febrero.
[Fotografía: granuribe50]
G.U. siempre ha sentido especial predilección por el edificio de la Fundación Miró, a cuya inauguración asistió en junio de 1975. Pero no ha acudido muchas veces allí, porque le pilla lejos, a Joan Miró lo tiene ya un poco visto y la actividad en esa Fundación es exigua en lo que se refiere a exposiciones temporales de interés. A ver qué nos depara hoy...
[Fotografía: granuribe50]
Bueno, ya estamos en la rampa de acceso, un momento que suele resultar emocionante, por lo que supone de regreso a un lugar que siempre hemos amado, desde que éramos "más jóvenes". Un edificio maravilloso.
[Fotografía: ACN]
La cosa empieza bien, con algunas pinturas en formato vertical de cuando Paul Klee aún pintaba totalmente figurativo. La verdad es que a G.U. le han gustado mucho y no las había visto nunca reproducidas.

Y a partir de ahora aquí les deja G.U. con algunas de las obras que ha podido retratar con su modesto telefonillo. La verdad es que no ponen trabas, pero la luz en toda la exposición es tan escasa que dificulta bastante observar muchos detalles y obtener buenas imágenes. Nos referimos especialmente a los dibujos —muy buenos— de su época inicial, allí donde ya empieza a mostrarnos su amor por las plantas, por la naturaleza y por los animalillos que pululan por ella, mariposas, peces, etc. Hemos renunciado a reproducirlas en el blog. Del resto, si disponen ustedes ordenador, allí sí que se pueden visualizar mejor las fotografías obtenidas, a diferencia de en el móvil.
[Fotografía: granuribe50]
[Fotografía: granuribe50]
Ojo al dato, la pintura de la derecha no es de Paul Klee, sino de Joan Miró y se titula "Terreno verde". Se incorporan a la muestra obras que no son de Klee. G.U. no las necesitaba para nada, porque nada añaden y más bien confunden, pero...

[Fotografía: ACN]
También se incorpora una enorme pecera, en recuerdo a que Paul Klee impartía sus lecciones a los estudiantes delante de una de ellas, y así ellos podían seguir las evoluciones de esos ectotérmicos y acuáticos animales, quizá como inspiración para futuras obras. Pero da un poco de pena ver a esos peces allí, rodeados de gente extraña y cambiante.

[Fotografías: granuribe50]
[Fotografía: granuribe50]
[Fotografía: granuribe50]
[Fotografía: Anna Gener]

[Fotografía: granuribe50]
Y, para acabar, el merchandising que está siempre en torno a todo esto, un amasijo de bibelots aprovechando a Joan Miró, a Paul Klee y a la madre que parió a ambos. Un verdadero caos en el que G.U. no se ha gastado un duro, como tampoco en una especie de urna transparente que ponen a la salida para que uno deje su óbolo para "fomentar la actividad artística" del centro. Había billetes de cincuenta y cien euros dentro, pero uno es pobre y no se fía un pelo de en qué se va a reinvertir ese dinero. Podían empezar por limpiar los cristales de todo el edificio, que buena falta hace...