domingo, 29 de mayo de 2022

El Covid no se ha ido, pero interesa aparentar que sí

Javier Marías comienza su columna de hoy en EL PAÍS SEMANAL, titulada Como si no hubiera pasado, afirmando que «la pandemia no ha terminado, y a diario nos llegan noticias de conocidos infectados». Es así, y en el entorno de G.U. hay la tira de ellos, y más que van cayendo. Pero muchas de esas personas, aunque sean mayores de 60 años, se hacen la prueba en casa y no comunican el resultado a nadie; por lo tanto, las estadísticas que se publican de enfermos mayores de 60 años (no se sabe por qué son los únicos que se cuentan) no responden a la realidad, porque se deja de contabilizar a mucha gente. Se trata de una mentira más para camuflar el problema, opina G.U.

Pero privan los intereses económicos, la gente quiere salir y desde los gobiernos y los medios de comunicación se la incita a que lo haga sin protección alguna, para aparentar normalidad. La estrategia, que parte ¡del ministerio de Sanidad! y secundan todos, es silenciar el problema en lo posible o convertirlo en una especie de gripe que se pasa sin problemas, cuando lo cierto es que en muchos casos se crean unas secuelas muy malas y mueren muchos (unos 300 por semana, pero es un lío saberlo, porque ahora han puesto un extraño ítem para intentar minimizarlos: "por covid" o "con covid"). No es por ser mal pensado, pero cuanta más gente mayor fallezca, mejor para la economía y menos pensiones.

Bueno, G.U. ya se ha desahogado. Dejemos a Javier Marías que lo haga también, a su modo:

«La pandemia no ha terminado, y a diario nos llegan noticias de conocidos infectados. Pero como en España los estultos gobernantes y buena parte de la población han decidido que sí, que el virus ya es agua pasada, quizá no esté de más echar la vista atrás e intentar recordar cómo era el mundo anterior al covid.

Una ojeada somera indica que todas las sandeces y cursilerías que en su día se soltaron y escribieron — "Saldremos mejores", "Se nos brinda la oportunidad de reflexionar y elegir prioridades", etc— han resultado ser, amén de sandias y cursis, enteramente falsas o erróneas. Da más bien la impresión de que casi todo el mundo, con los políticos a la cabeza una vez más, hubiera estado aguardando ansiosamente para volver a sus majaderías sin alterar una coma.

»Las televisiones emiten los mismos programas zafios y vejatorios, los informativos siguen siendo infames, la publicidad más abyecta que nunca —y ya es decir—, los líderes continúan a pedradas y haciendo gala de inepcia y vacuidad, las gentes han reanudado sus viejas costumbres de viajar sin ton ni son en abominables cruceros e infinitos vuelos contaminantes, de hacer fotos de platos o de sí mismas y acudir en masa a todo (porque "hay que ir") aunque no les interese lo más mínimo; las riadas de turistas han regresado para dolor de nuestras ciudades, paisajes y playas, la afición a opinar de cuanto se ignora permanece inalterable en las tertulias como en las redes, la mala baba es omnipresente sin que preocupe el daño que pueda infligirse, la mayoría lo busca con ahínco; la capacidad de raciocinio, lejos de mejorar, ha empeorado: sólo faltaba una plaga para avivar las teorías conspiratorias y el mal agüero; los bancos han aprovechado para cerrar sucursales y despedir a empleados, la Administración para convertir cualquier gestión en un laberinto sin salida, las compañías eléctricas para sacarles los higadillos a los ciudadanos modestos; la llamada “solidaridad” ha pasado a ser una mera palabra en boca de sinvergüenzas demagógicos. A mi parecer, en suma, no hemos salido de la pandemia, pero somos iguales o peores.

Hay una invasión de Putin que nos procura pesadillas pero en el fondo nos trae sin cuidado: aquí lo que de verdad importa es la Semana Santa, la Feria de Sevilla, los sanisidros, los sanfermines, el próximo puente y los 200.000 festejos populares que se avecinan con el buen tiempo. Y por supuesto las vacaciones de agosto, para las que se calientan ya los motores de las escapaditas, las cervecitas, las playitas, las paellitas, las gambitas, los bañitos, las siestecitas y los aperitivitos. [...]

Todo continúa invariable, más o menos. Yo pienso, en cambio, que se rompió el hilo de la continuidad de nuestras vidas, por mucho que finjamos haberlas reanudado exactamente donde las dejamos el 15 de marzo de 2020. Que todavía vivimos en estado de shock y de incredulidad, artificialmente anestesiados y desmemoriados, intentando pasar por alto lo que nos ha ocurrido.

 Si los casi 200 asesinados en los atentados de 2004 supusieron un trauma insuperable durante mucho tiempo, ¿cómo no vamos a estar estupefactos y horrorizados por la muerte —no violenta, algo es algo— de las 100.000 o más personas víctimas del virus? ¿Qué país puede encajar eso tan alegre y frívolamente como aparentamos haberlo digerido nosotros? 

»Qué digo "digerido": arrinconado, arrumbado, borrado, negado. Me temo que los únicos que lo tienen presente a estas joviales alturas son los familiares de los difuntos y los admirables médicos, enfermeras y demás personal sanitario, sobreexplotados, que tantas agonías presenciaron, tantos combates entre la vida y la muerte, tanto horror y agotamiento e incertidumbre padecieron un día interminable tras otro, y que en número no escaso perdieron la salud o la vida por cuidar y salvar a sus pacientes, aunque algunos se lo pagaran con exigencias y desplantes —"Para eso están ustedes, para curarnos si enfermamos"—. Me pregunto con qué desolación ven ellos los actuales desenfrenos y farras, ahora que creemos que todo ha pasado, cuando en realidad no ha pasado.

domingo, 22 de mayo de 2022

El "Palacete Albéniz" y los jardines "Joan Maragall"

No, no se me inquieten ustedes, G.U. no es del todo tonto y no ha cometido hoy el suicidio de ir a disfrutar de los jardines del palacete Albéniz, en Barcelona, con la anticipada canícula que nos está cayendo, a pesar de las refrescantes fuentes que hay allí. La visita fue hace mes y medio. Las flores estaban aún espléndidas entonces.

El "Palacete Albéniz", en Barcelona / [granuribe50 (9/4/2022)]

Vayamos por partes. El susodicho palacete, bastante poco conocido, fue construido con motivo de la Exposición Internacional de 1929. La Corona lo utilizó entonces para recibir y obsequiar a sus invitados. Lo proyectó el arquitecto de la Casa Real, Juan Moya, con un diseño cercano a los gustos borbónicos y a la estética de los Reales Sitios. 

Actualmente se ha consolidado como la residencia de la familia real española en sus estancias oficiales en Cataluña. Quizá por eso no es uno de los lugares preferidos por nuestra ilustre alcaldesa, Ada Colau, que de buena gana revocaría la cesión de la ciudad de Barcelona a la Corona, a pesar de que se utiliza también para las ceremonias de entrega de determinados premios, como los Ondas y otros. 

La topiaria de los jardines de Joan Maragall se mantiene y se la cuida / [granuribe50 (9/4/2022)]

El palacete está rodeado por los jardines de Joan Maragall, organizados al modo versallesco, muy a la francesa, con grandes fuentes, ejes visuales, avenidas de árboles, utilización de una topiaria bastante cuidada, etc. El proyecto de ajardinamiento inicial corrió a cargo de Jean-Claude Nicolas Forestier, en colaboración con Nicolau Maria Rubió i Tudurí.

Dones a la cascada (Mujeres en la cascada): 1970. Eulàlia Fàbregas de Sentmenat / [granuribe50 (9/4/2022)]
Templete de Susana al bany (Susana en el baño): 1896. Teòfil Eugeni Victor Barrau / [granuribe50 (9/4/2022)]
Se amplió en 1970, en base a un proyecto de Joaquim Maria Casamor, que era compañero de Lluís Riudor, aquel que fue profesor de G.U. en "Jardinería y Paisaje" (ETSAB). Utilizó para ello abundante decoración escultórica propia del momento (años 60), pero destacando por encima de todo y situado en el extremo opuesto al palacio, un precioso templete con la escultura Susana en el baño, de Théophile-Eugène-Victor Barrau (1896).

Susana al bany (Susana en el baño): 1896. Teòfil Eugeni Victor Barrau / [granuribe50 (9/4/2022)]

Pero bueno, quizá por lo dicho anteriormente, no es un lugar del gusto del procesismo ni, por supuesto, de la alcaldesa. Está poco anunciado y mal señalizado, a pesar de estar situado casi enfrente el Estadio de Monjuïc, al que acuden miles de turistas. Solo se puede visitar los sábados y domingos por la mañana, con lo hermoso que estaría también entre semana y por las tardes, con el sol poniente. Por ello, no es muy frecuentado por el gentío y turisteo y eso hace que se pueda disfrutar con calma. En esta época G.U. solo acude a lugares tranquilos y no entra en bares ni tiendas. Pero bueno, no es el único, siempre hay gente lista que sabe dónde hay que ir eludiendo a las masas... 

En fin, aquí les dejamos, holgazaneando...

Templete de Susana al bany (Susana en el baño): 1896. Teòfil Eugeni Victor Barrau / [granuribe50 (9/4/2022)]
Al-legoria a la sardana (Alegoría de la sardana): 1965. Ernest Maragall Noble / [granuribe50 (9/4/2022)]
Dona ajaguda (Mujer acostada): 1970. Joan Rebull / [granuribe50 (9/4/2022)]


Y, para acabar, otro par de esculturas de los años 60, colocadas cuando se amplió el jardín.
Dona amb nena (Mujer con niña): Luisa Granero (1970) / [granuribe50 (9/4/2022)]
Serena (1964): Pilar Francesch (1964) / [granuribe50 (9/4/2022)]

[Las fotografías son de granuribe50 / (9/4/2022)]

viernes, 20 de mayo de 2022

El tabú de la palabra "Covid"

A G.U. le hubiera gustado estar en la despedida de Domingo Villar, el novelista gallego fallecido ayer a causa de un ictus, una persona a la que apreciaba, aunque no la conociera más que a través de sus novelas y alguna entrevista. Pero ha acudido hoy bastante gente al "bar Eligio", un lugar donde transcurre una parte de sus novelas, y allí estuvo quien esto escribe, aunque desgraciadamente... solo en espíritu.

Terraza del Eligio, ayer, donde se congregaron conocidos y admiradores de Domingo Villar / [Marta G. Brea / granuribe50]

No fue posible, entre otras cosas, porque por estos andurriales no estamos muy allá de salud (ni de pelas), nos movemos poco y viajamos "cero patatero". Tenemos un cierto temor, la verdad sea dicha, porque aunque hayan retirado mascarillas y cuarentenas para que no se dañe al turismo ni a la economía y así parezca que no pasa nada, la cosa sigue, les guste o no a nuestras autoridades, a los poderes económicos y a los que viven de que haya movimiento. Se ve que el virus se irá él solo: basta con no hablar de él.

No sabe G.U. si habrán notado ustedes que la palabra "Covid" se ha convertido en una especie de tabú, una palabra impronunciable, a no ser que uno desee ser tildado de majara y obseso. La gente la rehúye, los telediarios la ignoran, la prensa también y todos los enfermos que hay por ahí resulta que lo son por un catarro, alergia primaveral, gripe (¡!) o algo así. Ni por asomo que puedan deberse a Covid. La gente debe seguir yendo a trabajar. Ni se cuentan casos (solo los de +60) ni puñetera falta que hace. En cuanto al "Covid persistente", ni caso tampoco. Todo lo que no colapse los hospitales... da igual. Un "diez" para la salud pública. A lo mucho, se oye la frase de que "hay que aprender a convivir con él", un exitoso mantra. En cuanto a lo de la viruela del mono, ya la gripalizaremos también, como al Covid. 

En fin, no seguimos, ya que si lo hacemos, tendremos que hablar de ancianos, pensiones, muertos, presupuestos...

miércoles, 18 de mayo de 2022

Domingo Villar, DEP

El escritor Domingo Villar posando en las inmediaciones del Puerto de Vigo. [MARTA G. BREA]

Ha fallecido Domingo Villar, apenas cumplidos los cincuenta y un años. G.U. leyó durante estos dos años pasados tan duros Ojos de aguaLa playa de los ahogados El último barco, todas con el inspector Leo Caldas de protagonista, que transcurrían en la zona de la ciudad de Vigo y su ría. Los lugares que aparecían en las novelas son reales y eso siempre le ayuda a G.U. a identificarse con la trama. Le gustaron las tres. Una prosa calmada, tranquila y bien elaborada, que le ayudó mucho en ese tiempo, en el que necesitaba un poco de evasión, pero de cierta calidad. La que tenía Domingo Villar, un hombre que se pensaba mucho lo que escribía, y que incluso tardó ocho años en publicar su última novela.

Ahora G.U. está muy triste por su muerte tan prematura de Domingo Villar, un buen tipo. DEP.

Las tres novelas de Domingo Villar que se la leído G.U. durante la pandemia
Así empezaba su última novela, El último barco, que nunca pensábamos que lo sería, el último:

«La mujer alta dejó de leer, se tumbó boca arriba y notó que le vencía el sueño. Incluso con los ojos cerrados, sentía el destello del sol en los párpados. Le gustaba la soledad de aquella playa en la que podía pasar las horas sin otra compañía que el libro, el rumor de las olas y el canto de las aves que tenían su nido entre las dunas».

Un tuitero (@opicar) le dice a granuribe en un tuit lo siguiente, adjuntando una fotografía la esquina del bar Eligio donde se sentaba siempre el inspector Caldas:
 
«Todos sus lectores estamos tristes, y ahí tienes el Eligio, para que lo visualices: -)»
Bar Eligio, en Vigo. [Fuente: @opicar]
Visualizado queda. Y acabamos con un breve texto de la novela antes citada, en la que se hace referencia a ese lugar:

[...] «—Eso les digo yo —opinó Carlos—. ¿Qué te traigo para picar?

—Algo calentito —dijo Caldas, y se quedó en la mesa saboreando la copa de vino blanco y observando los cuadros que decoraban las paredes de piedra del Eligio. Los había visto cientos de veces. Muchos llevaban décadas colgados y varios de los pintores habían muerto». [...]


domingo, 15 de mayo de 2022

Un modesto homenaje a Madrid, que es S. Isidro

G.U. está currándose poco el blog, lo reconoce, sua culpa, pero tiene sus motivos de peso que ahora no vienen al caso. El caso es que, valga la redundancia, hoy es San Isidro, y al susodicho le gusta Madrid, una ciudad que echa de menos desde casi hace dos años y medio, cuando la visitó por última vez. Hubo amplia constancia aquí. Tres entradas.

Así que no puede dejar de darle un pequeño homenaje a esa ciudad desde estas modestas páginas. MÚSICA (mejor que la de Eurovisión, no lo duden) y ARTE, todo con mayúsculas, es lo que nos deparan Bocherini, Aureliano de Beruete y Francisco de Goya. Ahí es na...

Luigi Bocherini, La Música Nocturna de Madrid, Op. 30 n.º 6 (G. 324) (fragmento)
 Orquesta de Cámara Millennium. Director JaeSik LIM
Aureliano de Beruete, Vista desde la pradera de San Isidro (1909), Museo del Prado
Francisco de Goya, La pradera de San Isidro (1788), Museo del Prado

martes, 10 de mayo de 2022

Una visita al "Pabellón de Barcelona", de Mies van der Rohe

El "Pabellón de Barcelona", como sabrán muchos de ustedes, fue diseñado por Mies van der Rohe (y también por Lilly Reich, ojo al dato) e inaugurado el 27 de mayo de 1929 para representar a Alemania en la Exposición Internacional de Barcelona de aquel año. Al terminar la exposición en 1930 el pabellón fue desmontado, como tantos otros, no en vano estaban concebidos para una exposición temporal. 

Pero el recientemente fallecido Oriol Bohigas tuvo la buena idea de querer reconstruirlo cuando fue delegado de Urbanismo, de modo que fue "reinaugurado" en 1986. G.U. lo ha visitado varias veces. Incluso sus alumnos de bachillerato hicieron los planos y levantaron una modesta maqueta de él, pero lo cierto es que uno nunca lo vio por la tarde. La oportunidad de hacerlo precisamente a las horas en que el sol declina surgió con motivo de una visita médica que le pillaba cerca. Fue en ese momento, "celular" en mano, cuando fueron hechas estas fotografías. Pasen y vean.
Vista desde la zona de acceso, con el estanque en primer término / [granuribe50]
La planta del conjunto, con el punto desde donde se ha tomado la fotografía superior. En azul, los estanques
Aquí la tienen, la famosa "Silla Barcelona" y la reproducción en bronce de la escultura "Aurora", de Georg Kolbe / [granuribe50]
La escultura de Kolbe "flotando" en el estanque, rodeada de mármoles y vidrio / [granuribe50]
La escultura de Kolbe está muy bien situada, porque se refleja en el espejo del agua  / [granuribe50]
Y también se refleja en los mármoles / [granuribe50]
Acero, vidrio, suelo de travertino, mármoles en tonos verdosos... así de sencillo / [granuribe50]
Esta vista define bastante el espacio, con la silla y taburete "Barcelona", el ónix traído de Argelia, los pilares, los paneles de vidrio... / [granuribe50]
Y ahora avanzamos unos metros... / [granuribe50]
Más imágenes de los taburetes diseñados por Mies van der Rohe
El hombre que encontró el mármol de la fotografía inferior, lo más parecido al que se tenía documentado del pabellón original de Mies, fue un marmolista de Granollers llamado Jordi Marqués, que estaba muy orgulloso de su trabajo, según le contaba hace seis años a Víctor Amela en un artículo de La Vanguardia titulado “Y... ¡lo vi!: un bloque de ónix granate, de vetas doradas...”
           Este es el mármol que "se curró" el señor Jordi Marqués. Lo acompañan los taburetes "Barcelona" / [granuribe50] 

 
Los cristales, el entorno reflejado y, al fondo, la construcción auxiliar donde está situada la librería / [granuribe50]
 
Bueno, qué añadir para no aburrirles. Fotos de este lugar habrán visto muchas, mucho mejores sin duda, pero como las ha hecho G.U. parece ser que le apetece publicarlas, si no se le perderán entre las carpetas del ordenador, aduce. En cuanto al lugar, si les interesa un poco la arquitectura, pásense una tarde entre semana. Ahí está el abecedario del llamado "Movimiento Moderno" y también el conocido "menos es más"... Es un lugar mágico si se le pilla el momento. ¡Loado sea Mies van der Rohe!