M.C. publica hoy
una entrada con un reloj de sol que está en las cercanías de la plaza Trilla, en el barrio de Gracia, de Barcelona. Adjuntaba un enlace a Google Maps en el que se ve la susodicha plaza, que antiguamente "era el campo de trillar, de aventar, de la masía que había al lado, y de ahí su nombre".
El urbanismo posterior no le hizo ningún favor a ese lugar. Pero, ¡ojo!, allí hay una preciosa fuente de cuatro caños y cuatro farolas, muy similar a la de la plaza de la Concordia, en el barrio donde vive G.U. (Les Corts), con la pequeña diferencia de que ésta sólo dispone de dos caños y tres farolas.
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| Barcelona, plaza de la Concordia (11/12/2025) / [Fotografía: doña Perpetua] |
Pues bien, hará cosa de un par de horas, doña Perpetua ha visto en la susodicha plaza de la Concordia a un joven ¡leyendo un libro a la luz de las tres farolas! En tiempos de Baroja, el camarero de un hotel de lo que se sorprendía era de ver a un viejo
"a su edad y teniendo que leer todavía todavía" (sic).
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| Pío Baroja, Los caprichos de la suerte, Ed. Austral (2016), pág. 170 |
Ahora lo que nos sorprende es lo contrario, ¿qué hace ese solitario joven con su capuchita leyendo un libro, pudiendo estar tomando unas cervezas a gollete en un bar de la zona? Quién sabe, pero es un mal —o buen— augurio: un joven leyendo, quizá ampliando campo de visión; mal —o buen— asunto.
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