lunes, 20 de enero de 2020

Escapada a «Madrit» (y 3)

De Outisnn - Trabajo propio, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=23411562
La verdad es que la ampliación Museo del Prado del arquitecto Rafael Moneo está la mar de bien pero, por razones distributivas de la nueva configuración, se ha perdido aquella majestuosa entrada al museo por la fachada principal y la Puerta de Velázquez. A ambas, a la fachada de Villanueva y al pintor Velázquez quería G.U. rendir pleitesía una vez más, antes de ir hacia el Real Jardín Botánico, que era su objetivo esa mañana de sábado.

Madrid, Museo del Prado, fragmento de la fachada principal del "Edificio Villanueva"  y Puerta de Velázquez (1785, Juan de Villanueva)
         [granuribe50 (11/1/2020)
Era un día de invierno luminoso y frío, de ésos en que se está bien al sol: uno de los momentos mágicos de Madrid que le gustan tanto a G.U. Nada que ver con la DANA de estos días. Y aquí estábamos, haciendo cola para entrar al susodicho jardín. Uno lo visita siempre que viene a esta ciudad, aunque hay que decir que en pleno invierno el jardín ofrece menos alicientes que en otras estaciones. Pero su objetivo de ese día no era exactamente ése, sino la exposición de un fotógrafo al que G.U. tiene una gran admiración y aprecio, Chema Madoz, que se celebra en el Pabellón Villanueva.

Madrid, Real Jardín Botánico; Puerta Norte (1785, Juan de Villanueva, arquitecto) / [granuribe50] (11/1/2020]
Y ya estamos frente al Pabellón Villanueva ya citado, que se llama así porque ese fue su arquitecto, que lo diseñó bajo los auspicios de Carlos III (a la par que el Jardín Botánico) para utilizarse como invernadero. Recientemente se ha restaurado como sala de eventos y exposiciones, función para la que es muy adecuado, por estar inundado por la luz natural de las cristaleras que dan al jardín y de varios lucernarios.

Madrid, Real Jardín Botánico. 1) Carlos III; 2) estanque y Pabellón Villanueva; 3) Puerta del Pabellón Villanueva (1785)
[granuribe50 (11/1/2020)
En efecto, ningún lugar mejor para exponer las fotografías de Chema Madoz (nació el 20 de enero de 1958, hoy es su «cumple»), un tipo sencillo que subvierte las reglas de la naturaleza, haciendo vagar su imaginación. «Despliega toda toda su fantasía y funde reinos animal, vegetal y mineral, dando lugar a un reino propio en el que transforma hojas, ramas, nubes, maderas, plantas, flores, piedras... ofreciendo las combinaciones más inesperadas», tal como señala Oliva María Rubio en el libro La naturaleza y las cosas, adjunto a la exposición y editado por La Fábrica.

Esta fotografía encanta a nvts, una seguidora del blog. Los reflejos son los del Jardín Botánico / [granuribe50 (11/1/2020)
O, como dice Bernardo Atxaga en ese mismo libro: «Llega Madoz al Jardín Botánico de Madrid con esas fotografías descolocantes que, siendo retratos, desretratan, de modo que los cactus no son exactamente cactus, ni las mariposas están donde suelen, ni los peces...».

Una anónima visitante intenta retratar una imagen de Madoz
[granuribe50 (11/1/2020)
Esta es la sala más luminosa, por las ventanas y lucernarios
[granuribe50 (11/1/2020)
En fin, todo un poeta un punto surrealista, lleno de sugerentes metáforas visuales. Después de ver la exposición, uno sale al jardín e intenta encontrar posibles motivos fotográficos para tratar de emularle, pero no hay manera...

Y, por si fuera poco, es de los pocos artistas que no han entrado ni piensan entrar en el mundo de la fotografía digital, por lo menos hasta que "el progreso" decida eliminar definitivamente las ampliadoras, los líquidos necesarios para positivar, etc. En Ibiza, por ejemplo, solo quedan cuatro laboratorios que hacen eso y en Barcelona unos pocos más.

Chema Madoz
Chema Madoz
Chema Madoz

Pero, como no solo de fotografía vive el hombre, en estos lugares G.U. y doña Perpetua siempre tienen tendencia a visitar el merchandising del lugar, y si además hay un agradable bar incorporado en el que tomar una tapa de finísima empanada gallega con una cervecita, miel sobre hojuelas: una manera estupenda de cerrar esta maravillosa visita.

1) Merchandising sobre Chema Madoz en la tienda del Pabellón Villanueva; 2) El bar del Pabellón Villanueva / [granuribe50 (11/1/2020]



Pero, a pesar del frío, por la tarde aún quedaron ganas para acercarse, ya anochecido, a una zona clave del tapeo madrileño, aunque no la única, entre el Barrio de las Letras y Sol. Todo empieza por Carrera de San Jerónimo arriba y a la izquierda por la calle de la Cruz. Delante del Congreso no estaba ni Rufián ni nadie al que preguntar por la oferta gastronómica de la zona, que es muy amplia, como bien saben nuestros diputados. Una pena: hubiera estado bien un selfie con alguno de esos privilegiados sujetos, que viven tan ricamente a costa nuestra.

El «Congreso de los Diputados y de las Diputadas» / [granuribe50 (11/1/2020)
Y así llegamos al Callejón del Gato, que es el lugar en que Valle-Inclán cayó del caballo y se dio cuenta de que España solo se puede explicar en clave de esperpento. Y se dice que llegó a tal conclusión al mirarse a uno de los espejos deformantes que había en esa calle, que una taberna ha recuperado en versión de medio cuerpo para la fachada de su local. Dos personajes de Luces de bohemia trataron de este asunto, tal como se indica en la placa de la fotografía inferior. Y es que, cuando hay referencias en tu cabeza, libros y cosas así, los lugares cobran sentido; y esas placas ayudan lo suyo. Quizá por eso, aprovechó allí G.U. para inmortalizarse en uno de esos espejos junto a doña Perpetua.

El «Callejón del Gato» (calle de Álvarez Gato) / [granuribe50 (11/1/2020)
La oferta por esa zona es enorme, pero G.U., que no conocía ningún antro de esos, se decidió por «La Fragua de Vulcano», quizá porque estaba frustrado de no haberla podido contemplar en el Museo del Prado, ya que esa obra está cedida en préstamo temporalmente. Quién sabe, quizá la próxima vez...

Madrid, establecimientos en el «Callejón del Gato»
En fin, tras darse un voltio por la Puerta del Sol —donde estaba "todo Madrid" desafiando al frío, casi como si fuera 31 de diciembre— y por la calle de Alcalá, ya de vuelta al hotel tomamos un taxi frente al Casino de Madrid, un edificio ecléctico muy hermoso en el que intervino el gran arquitecto Antonio Palacios, aunque su proyecto fue muy alterado por otros y poco tiene que ver con lo que él presentó a concurso.

1) Madrid, Puerta del Sol; Madrid, Puerta del Sol; Madrid, calle Alcalá, Casino de Madrid / [granuribe50 (11/1/2020)]
Y este es el final. ¡Qué pena! Ya en el taxi, el hombre, haciendo honor a la proverbial locuacidad de los taxistas madrileños autóctonos, se explayó con un exhaustivo informe sobre la nomenclatura de ciertas calles de Madrid y lo mucho que ésta ha ido cambiando según el devenir político. Muy interesante, aunque si ustedes quieren que les sea sincero, uno hubiera preferido escuchar en ese momento esta música de Boccherini de finales del XVIII, tan sugerente...

Luigi Boccherini , La música nocturna de Madrid, 1780 (Versión de José Luis Encinas)

11 comentarios:

  1. maravilosssssssssssssssssssoooooooooooooooooooooooooo ¡¡¡
    Un poquillo de envidia si que me da ¡¡¡
    Un abrazo
    Salut

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    1. Pues ya lo sabes: una escapadita a los madriles para oxigenarse un poco, que aquí huele a naftalina.

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  2. Precisamente descubrí el trabajo fotográfico de Chema Madoz hace más de dos décadas en una exposición en Madrid. Una manera muy especial y trabajada de realizar su fotografía, donde cuenta tanto la manera de prepararla como el resultado final.

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    1. Yo lo conocí hará una década, a través de un reportaje de TVE, cuando ésta tenía medios, ganas y los hacía buenos. Allí Madoz mostraba con todo detalle cómo componía sus imágenes y me quedé embelesado por la limpieza y sencillez con que lo explicaba todo. En la exposición, al final del pasillo emiten un vídeo que está bastante bien.

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  3. ¡El botánico! Ahí, dábamos clase de botánica los de biológicas, porque no teníamos facultad propia e íbamos errantes. Unas clases las dábamos en un ala de la parte posterior del edifico de medicina, cuya entrada estaba al lado de la de los cadáveres, otras en la Facultad de Ciencias y otras en el Botánico. Seguro que había más sitios, pero tendría que hacer memoria.
    Siempre pienso que la próxima vez que vaya a Madrid tengo que visitar el botánico. La última vez no pude porque caían chuzos de punta. La verdad es que, por lo que veo, ya no queda nada de aquel edificio destartalado donde hacía un frío que pelaba en invierno. A pesar del doble suplicio del frío y la botánica, el jardín botánico siempre me pareció una maravilla que, como tantas cosas, no supe valorar.
    Pasada de imágenes, G.U. MJ

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    1. Y de música. Muchas gracias.

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    2. ¡Gracias, MJ! La próxima vez tienes que visitarlo, aunque en invierno quizá da menos juego, porque no hay flores ni hojas en los árboles caducos, pero siempre está hermoso. Ahora, eso sí, es el clásico lugar que si no lo cuidan con mimo dará pena verlo.

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  4. Mi envidia sigue en ascenso, gran Uribe. Me encanta entrar al Prado por la puerta de Velázquez, qué disfrutada. Veo muy concentrada en su labor a la anónima visitante de Madoz. Y no me extraña. Ya me he anotado para mi próxima escapada madrileña la taberna "La Bola" y entre sus palabras, e imágenes, y las de MJ no me pierdo una visita al Botánico. Las imágenes, todas, una maravilla, gran Uribe,

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    1. No está en mi ánimo hacerle los dientes largos. Si hago esto es, en parte, para fijar mis recuerdos en algo concreto; son etéreos y evanescentes y, si no lo hiciera, se me evaporarían sin apenas dejar huella.

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  5. Precioso reportaje de su última y breve visita a Madrid. Recién llegado de Madrid y ya me dan ganas de volver...
    El Tapir

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  6. Hasta hoy, último día de enero, no he podido conectarme a Internet. Me ha gustado mucho, G.U., su diario de la escapada a Madrid. La exposición de su "amigo" Chema Madoz debió ser magnífica en un marco incomparable, como atestiguan las excelentes fotografías que la ilustran. Buenas direcciones a tener en cuenta a la hora de comer o tomarse una copa.

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