miércoles, 22 de enero de 2020

Aterrizaje de G.U. en terreno fangoso

Bueno, la escapadita a Madrid ya es cosa del pasado. Estuvo bien mientras duró, le ha encantado a G.U. este cambio de aires y qué bien se estaba sin ver la tele ni leer periódicos, Díos mío. Y, ya de vuelta a casa, le ha tocado recordarlo en el blog; un acto, el del recuerdo, que esperemos que siga siendo gratuito.

Mientras tanto, parece ser que seguimos flotando sobre unos líquidos inmundos, como comenta mi colega Francesc Cornadó, otro que ha vuelto. Este aterrizaje, en los tiempos líquidos que corren dice un amigo mío que solo se lo puede tomar uno como si estuviera asistiendo a una especie de representación teatral de escasa categoría. O a un disparatado guiñol o viendo una actuación callejera, burda y tramposa de trileros y personajillos de diferente pelaje, algunos de ellos bastante ridículos. Pues sí, quizá tenga razón y haya que tomarlo así.



Comín, el ujier y Puigdemont en el Parlamento Europeo
[granuribe50]
Pues en eso estamos. Para empezar, un par de sujetos (854 y 855), aquellos que huyeron escondidos en un maletero, se presentan tan ufanos en el Parlamento Europeo a dar la vara, enseñando con todo el morro una fotito de Junqueras, el que no se escapó, reclamando su libertad (FREE, pone). Pero eso solo dura hasta que un ujier, solemnemente vestido como un maître del Hotel Ritz —con frac, camisa rematada con pajarita blanca y un medallón plateado en el ombligo—, les dice con cara malhumorada que o esconden la foto o se han de ir allí con viento fresco. Disciplinadamente escondieron la pancartita nuestros dos «héroes», Puigdemont y Comín. «"El Vivales" y su pianista, que parecían dos niños de primaria cogidos en falta por la señorita, pusieron la misma mueca que el alumno de P4 a quien han pillado estirando las trenzas a la niña de delante. No les faltó más que acusarse el uno al otro, de hecho es lo que correspondería a dos héroes de tal calibre», como comenta Albert Soler en su artículo titulado Quan l'uixer és l'enemic. (Cuando el ujier es el enemigo).


Y Albert Soler añade: «Supongo que la poco airosa actuación del "presidente en el exilio" en su debut en Europa, explica por qué la Republiqueta se quedó en el lugar donde duermen los sueños. Estos dos a quien el ujier atemorizó son los que más gritaban "¡no tenemos miedo!" (no tenim por!) y son también los que debían conducir al pueblo elegido a la libertad, al igual que Moisés».

Por su parte, el tipo de la foto que mostraban nuestros flamantes europarlamentarios, el preso Junqueras, ha dado un cambio radical en este tiempo. No sabemos lo que ha aprendido en la cárcel, pero esas palabras gruesas que utiliza ahora, totalmente impropias en un meapilas de su calibre («Y una mierda. Y una puta mierda», cuando se le preguntó si habían mentido el 1-O), nos resultan un poco chocantes en un sujeto que se las daba de hermanita de la caridad y comunión diaria. Para que luego digan que la cárcel rehabilita. Aunque, vaya en su descargo, es comprensible su irritación al ver a esos dos vivales campando a sus anchas por Bruselas y pidiendo su libertad.



Consejo de Ministras (21/1/2020)
Y mientras tanto, el Consejo de Ministros ahora es «Consejo de Ministras», y habrá que ampliar la mesa unos cuantos metros si quieren estar un poco esponjados, porque se han duplicado y triplicado carteras y no caben todos (y todas) los (y las) que se quieren beneficiar del asunto, que ya son veintitrés, si incluimos al señor Iván Redondo, un peligroso trilero (en la modesta opinión de G.U.) que ya asesoró al PP.

Por otra parte, las afortunadas frases que suele acuñar el procesismo siguen siendo compradas sin pestañear por los  políticos socialistas —con el Dr. Sánchez e Iceta a la cabeza—, no sabemos si por convencimiento, para conservar la poltrona o... por caradura pura y dura.


G.U. frente al Vaticano
Ya endulzaron la cabronada (con perdón) de lo de septiembre de 2017, camuflándola como «conflicto político». La Constitución ha desaparecido del mapa, nadie la cita ya, sustituida ahora por un fantasmagórico «marco legal», fácilmente modificable. Vuelve a llamarse «consulta» al «referéndum» (tal como inventó el trilero Artur Mas) y también se han adherido entusiastas a hablar de «judicialización de la política y del conflicto», suponemos que a instancias de sus socios procesistas (tampoco nadie ha publicado todavía el contenido real de los acuerdos a que han llegado, a pesar de llenarse la boca con la palabra «transparencia»). Menudo morro, como si los jueces no tuvieran obligación de intervenir cuando los políticos infringen gravemente las leyes, como fue el caso. Y, en ese juego, ahora se dedican con idéntico morro a la «politización de la justicia», metiendo las narices donde no les llaman dentro del poder judicial, nombrando fiscales adictos y modificando a la carta el código penal para agradar a ERC y recabar su apoyo a los presupuestos, aunque nos quieran vender la moto de que es lo que exige Bruselas. Y el hecho de que la oposición hiciera lo mismo en su día parece que lo legitima: una trampa más. En fin, se diría que aquello de la división de poderes que consagra nuestra Constitución fuera cosa del pasado, propia del « Régimen del 78».

Y, como estrambote final, hay que añadir que todo aquel que se muestre escéptico con los acuerdos (algunos de ellos tomados entre las bambalinas del teatrillo) pasa a ser clasificado directamente como perteneciente a la «ultraderecha», como repiten sin cesar el doctor Sánchez, las ministras y los ministros del «Consejo de Ministras». Y así sucederá siempre que uno no esté de acuerdo con las decisiones que adopten.



Tomen ustedes nota: según esa maniquea clasificación entre «progresistas» y «ultraderecha», o sea, entre «buenos» y «malos», este bloguero estaría encuadrado (por la patilla) en la «ultraderecha», uno de los «malos». Nada más lejos: lo que no soporta G.U. es el trilerismo, la trapisonda, la ocultación y la mentira, venga de donde venga. En esto, aquí fueron también pioneros: al que no es independentista se le cuelga el cartelito de «facha» o «botifler», y últimamente «ultra». En fin, para qué seguir. Complejo aterrizaje el de este bloguero en terreno fangoso, peligrosamente inundable.

6 comentarios:

  1. Es que a los que nos gusta un poco de justicia social, que se moderen las ansias abusadoras de quienes contratan, que se vigile con celo el uso de lo público para hacer negocios privados, que los servicios esenciales (sanidad, formación, atención a la tercera edad...) se garanticen con unos niveles aceptables... nos dejan huérfanos estos majaderos. A mi no me han puesto nunca un cheque en blanco y yo no pienso dárselo a tipos de esta calaña. En fin, que si eres un poco crítico (en el sentido de analizar) ves que los que tenían que ser los tuyos te traicionan y que los otros no dan la talla (o directamente rompen el juego). Entonces buscas afanosamente lo menos malo, que existe, como cualquier función que tiene un mínimo. Lo malo es que lo que encuentras es muy malo.
    Mateo M.

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  2. Con MATEO M., es que dice lo justo y adecuado.
    Salut

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  3. ¡Qué expresión estulta la de Puigdemont y Comín en el parlamento europeo!
    Claro que nos lo ponen difícil, pero entre el batiburrillo y sin caer en los cheques en blanco, la extrema zafiedad de la extrema derecha es concluyente y determinante (véase Ortega Smith, Abascal, Monasterio, ...).
    Seguro que ni en el terreno fangoso, agravado por "Gloria", ni en ningún otro, se cataloga a G.U. como lo que no es. Sería una señal de que ya hemos perdido definitivamente todos los papeles. MJ

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  4. Pues sí, la cara de esos dos es elocuente. Están quedando en evidencia, y yo me alegro. Y me alegra aún mucho más que Los Verdes no los quieran en su grupo. Y ellos manipularán, que es lo suyo, pero no chistan. A ver si de una vez dejan de ir de mártires, y de víctimas. Que ya toca.

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  5. Muy de acuerdo, Uribe, con todo lo que dice. A mí también me han llamado facha alguna vez, porque intento tener el pensamiento independiente y ser un poco escéptico acerca de lo que se nos quiere vender.
    Muchas gracias
    F.G.

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  6. Hombre, que uno prefiera un gobierno socialista a uno del PP no quiere decir que le tenga que comprar todas las motos que nos quiera vender. Espero conservar mucho tiempo el espíritu crítico y así librarme de los intentos de comedura de coco, vengan de donde vengan. En cuanto a Cataluña, ya sabe lo que pienso.

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