martes, 12 de diciembre de 2017

Los textos inéditos de Josep Pla

Josep Pla, un tipo muy polémico al que le han 'llamado de todo menos bonito', es un autor que gusta a Gran Uribe en bastantes de las cosas que ha leído de él, que ni ha leído todo ni tampoco es todo lo que publicó. Algo que habrá que enmendar en breve, empezando por el libro del que hablamos hoy y aquí. Veamos:

Ahora el investigador Francesc Montero (Cátedra Josep Pla de la Universidad de Gerona) edita un material inédito, que —leyéndolo se comprenderá— Pla no quiso publicar ni siquiera después de muerto Franco. Se titula "Hacerse todas las ilusiones posibles".

Parece ser —eso dicen— que las páginas que por fin hoy podemos leer corresponden al Pla más memorable: el observador agudo de la sociedad, el comentarista que hace gala del escepticismo más bien informado, el reportero de anécdotas impagables, el escritor capaz de dar la máxima vivacidad a los personajes y a los paisajes que retrata. 

[Veremos a ver si es verdad, aunque mucho dudamos de ese tipo de escritos encontrados en los cajones de un difunto, que si no los publicó en su día por algo sería. No adelantemos acontecimientos].



Josep Pla (Fotografía de Eugeni Forcano)
¿Por qué no se publicaron antes estos textos? Juan G. Bedoya nos da su opinión en EL PAÍS, a la que adjuntamos una de las mejores fotos que se le  han hecho a este personaje, en opinión de Gran Uribe: la de Eugeni Forcano.

«En estas páginas está la respuesta. Franco no habría tolerado un libro así; los catalanistas de ahora, el expresident Jordi Pujol a la cabeza, habrían maltratado al autor aún más de lo que lo hicieron; la izquierda lo detestaría con razón y, en fin, la Iglesia católica habría puesto el grito en el cielo ante las pullas anticlericales, auténticas puyas, de un autor que creían de su parte, pese a repetir toda su vida que no creía en Dios.

Se dijo muchas veces que Pla era un reaccionario, un franquista, un rico payés biempensante, un cínico irónico. Lo fue y no lo fue. Escritor hiperactivo, trotamundos, fumador y bebedor empedernido, misógino y, para colmo, catalanista emboscado visto desde Madrid, lo que sí fue Pla es catalán hasta la médula. Pero nunca se sintió catalanista.

Si lo fue, lo escarmentaron muy pronto. Apenas cumplidos los 20 años era ya diputado de la Mancomunidad de Cataluña por la Lliga Regionalista, hasta la disolución de ese organismo por el dictador Primo de Rivera. Pla acabó poco más tarde en un muy bien aprovechado exilio en París».

Veamos un ejemplo del momento en el que habla de los catalanes en genérico:

«El primer drama del catalán consiste en el miedo a ser él mismo. Pero hay otro todavía más grave: el catalán no puede dejar de ser quien es. Ante un problema de dualismo irreductible, todavía no se ha inventado nada más cómodo que huir. El catalán es un fugitivo. A veces huye de sí mismo y otras, cuando sigue dentro de sí, se refugia en otras culturas, se extranjeriza, se destruye; escapa intelectual y moralmente. A veces parece un cobarde y otras un ensimismado orgulloso. A veces parece sufrir de manía persecutoria y otras de engreimiento. Alterna constantemente la avidez con sentimientos de frustración enfermiza. A veces es derrochador hasta la indecencia y otras tan avaricioso como un demente, a veces es un lacayo y otras un insurrecto, a veces un conformista y otras un rebelde” [...]. El catalán es un ser humano que se da —que me doy— pena. Unamuno dice que [los catalanes] hasta cuando parecen que atacan están a la defensiva».

Y prosigue Juan G. Bedoya en su articulo:

Adi Enberg y Josep Pla
«¿Franquista? La proclamación de la II República en abril de 1931 la vivió en Madrid, donde era corresponsal de La Veu de Catalunya. No es ni antirrepublicano ni antimonárquico, pero prudentemente, alegando razones de salud, abandona un Madrid peligroso para él pocos meses antes del golpe militar de Franco. No vuelve a Barcelona para quedarse. También veía peligros allí. 

En septiembre de 1936 huye en barco a Marsella con Adi Enberg, su novia noruega. Como Enberg resultó ser espía de Franco en un servicio financiado por Francesc Cambó, a Pla se le acusó más tarde de ser él mismo espía para los golpistas.

Despreciaba a Jordi Pujol, al que llamaba "el Milhombres", y Pujol le correspondió echándolo de Destino en cuanto compró la revista a través de Banca Catalana. [...]


¿Misógino Pla? No da esa impresión en este libro. Pero se regodea escribiendo de personajes adinerados que presumen de sus correrías en casas de citas. Él mismo se presenta como víctima de aquella España “sobrecargada de catolicismo y de curas y frailes”».




Añadimos ahora algunas de las cosas que Pla decía en esas notas acerca del régimen de Franco:

«Este abyecto régimen de Franco. La inmensa cantidad de generales, almirantes, etcétera, de este país ha vivido el mejor momento del siglo. España es un pantano de mierda de enormes dimensiones. Después de la Guerra Civil y el triunfo de Franco, se produjo tal invasión de golfería que fue literalmente imposible seguir creyendo. Si una resquebrajadura de cualquier tipo dejara pasar el aire, se derrumbaría todo el pantano. Las autoridades no son más que los inspectores del mantenimiento estable de la mierda. He escrito en los periódicos, he hablado en la radio, he publicado libros, he obtenido un premio. Todo lo he hecho para ganarme la vida. Nunca he hablado de política. Es decir, he hecho constantemente oposición no hablando de política. En los tiempos que me ha tocado vivir, no podía hacer nada más. Nunca he sido un héroe —que quede bien claro—. Pero ¡qué pena!».



Y ahora cerramos ya con una frase que compartimos. Aquí Josep Pla da en el clavo, algo habitual en él.

5 comentarios:

  1. Buen trabajo, GU. Pues sí, he leído el libro y, en conjunto, me ha decepcionado. Excepto el fragmento, muy bien traído, que reproduces, no me ha aportado nada sobre Pla que no hubiera ya leído en otras obras suyas. Creo que la aparición de esta obra inédita no deja de ser una operación puramente comercial para continuar sacándole jugo a un autor que, por otra parte, me encanta. La introducción me ha parecido larga, premiosa y bastante pesada. Total, que me quedo con el Pla vivito y coleando de sus libros y no con estas notas deshilvanadas, redundantes y la mayoría conocidas.
    nvts

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  2. No he leído mucho de él. Lo poco que he trasquilado no es de mi agrado, pero seguro que tendrá cosas que de seguro me agradarían si las leyera.
    Me lo tomaré con calma y veré que es lo que hay y que me aconsejan en la biblio.
    salut

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    1. No dudo de su criterio, nvts. Hay sujetos que se dedican a arramblar con lo que pillan por los cajones de autores fallecidos en busca de obra no publicada. No me gusta nada esa práctica, aunque el resultado de lo que encuentren sea bueno. Si un autor no quiere publicar algunas cosas, por algo será, y hay que respetarlo, en mi opinión (modesta). Lo mismo pasa con las cartas que uno escribió en privado a una persona. Me parece indecente sacarlas a la luz (práctica muy habitual, por cierto).

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  3. Pero es que si lo que pillaron por los cajones de Pla hubiera sido inédito de verdad, o tuviera algún interés literario o biográfico se podría discutir la "apropiación", por decirlo de alguna manera. En este caso ni eso: recortes y frases inconexas, la mayoría sin el menor gancho ni literario ni extraliterario.
    Por otro lado, no me extraña que a Tot Barcelona no le guste Pla. Lo entiendo perfectamente. No comulgo con muchas de sus ideas y postulados. Lo que me gusta es cómo los describe y crea a partir de sus observaciones todo un mundo muy particular, el suyo, sin subterfugios ni lugares comunes de ninguna clase. Un espíritu libre e independiente.
    nvts

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    1. Yo tampoco comparto muchas cosas pero...¡escribe muy bien!

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