Queridos seguidores/as:
Espero que hayan pasado un buen día de Navidad y, sobre todo, de San Esteban, comiendo los tradicionales
canelons. Los que comimos aquí, en casa, estaban para chuparse los dedos, aunque un poco flatulentos, como diría el ínclito señor Rull. Pasamos acto seguido a explicarles el plan de la tarde, que también fue
per sucar-hi pa:
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Palau de la Música / Concert de Sant Esteve (26/12/2011) |
Gran Uribe ha aprovechado la desagradable circunstancia de no poder viajar a la isla mágica (por motivos ya explicados aquí, pero espera hacerlo mañana) para acudir al Palau de la Música al tradicional Concert de Sant Esteve de l´Orfeó Català; ya saben de qué hablamos: una entrañable fiesta de la música más tradicional. Vean las instantáneas que publica la prensa y compárenlas con la del mismo concierto de 2011, antes del
procés. Le parece vergonzosa la utilización de la
MÚSICA (con mayúsculas) con esos fines. Claro que, bien mirado, estando el Orfeó Català y el Palau de la Música por medio... ¿qué podíamos esperar, a día de hoy? Esto sigue teniendo mala pinta.
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Palau de la Música / Concert de Sant Esteve (26/12/2017) |
Es tremendo. Pero el procés aprovecha cualquier ocasión para hacer propaganda. En la entrada de su blog "Navidad, música y humor", cuando se clica para oír el "Oratorio de Navidad" en You Tube, se ve superpuesto un anuncio de Google del cava Puigdemont que he copiado literalmente en esa entrada. No cejan, tiran con bala. Bestiezas difícilmente superables. MJ
ResponderEliminarEs horrible este ambiente opresivo y excluyente, que casi recuerda al de la Alemania nazi. Creo sinceramente que se debería prohibir entrar símbolos partidistas en un templo así.
EliminarFervores patrios, y mucha propaganda, claro. Un horror.
ResponderEliminarHas dado en el clavo "Anónimo"....no es que recuerde, es que ya estamos en la CaTaluña nazi o como dicen aquí Nazz-onaliste
ResponderEliminarDe verdad que son cansinos, muy cansinos.
ResponderEliminarLas banderas, enseñas y estandartes deberían dejarse en guardarropía. Por criterio, por estética y por respeto a la música, al lugar y al público que no tiene por qué comulgar con el credo de unos fanáticos.
ResponderEliminarnvts
Habría que ampliar notablemente la consigna y el guardarropa, que ahora son un poco justitos, para que cupiera toda esa parafernalia. Le pueden encargar la reforma a Tusquets, sobrecargar el presupuesto y desviar fondos, que eso lo hacen bien.
EliminarAmigo, hay territorios inhóspitos donde no hay que acudir, en ellos acechan los peligros, la razón puede resultar perjudicada, las banderas y las pancartas son incompatibles con la música, se oponen al librepensamiento, al arte y a la concordia. Un espacio como el Palau, tan plagado de símbolos y decoración cargante se convierte en un lugar que complace a talibanes, fanáticos, sectarios, exaltados, intransigentes, intolerantes y adoradores de reyecitos corruptos. Toda esta caterva bien avenida, cantando cancioncillas patrióticas y profiriendo proclamas se creen que son más que los demás, que son superiores, ¡agh, son superiores!, a qué me suena esto.
ResponderEliminarsalud
Buen comentario el suyo, amigo, ¡muchas gracias! No le falta ni sobra nada.
EliminarGran Uribe, por lo que voy conociendo de ti por tus artículos y escritos, además de que somos más o menos de la misma quinta, compartimos gustos y aficiones musicales; y acudir a grandes –y buenos- conciertos es uno de nuestros vicios.
ResponderEliminarEra y es. Y será. Pero tal como está el panorama artístico en Cataluña, de opresivo y claustrofóbico, de exclusivo –de ellos- y excluyente –de nosotros-, visto el ‘paisaje’ desde Galicia, en donde el independentismo es sólo testimonial y muy folklórico, no sólo no me da ninguna gana de volver por esa comunidad autónoma hasta dentro de muchos años, sino que también se me quitó el apetito por la adquisición de productos y servicios productos elaborados o fabricados por empresarios xenófobos y altivos.
Te preguntarás, ¿qué tiene que ver el pueblo llano, el del 52%, el que trabaja y da el callo día a día, con la situación creada por el 48% de la población? Mucho y nada: mucho, por lo que representó su silencio cómplice y complaciente con el que daba las órdenes a ritmo de “paso de oca”, y no protestaba, que veía como se adoctrinaba a sus hijos charnegos, y no hacía nada, o que poco a poco iba dándole la espalda a los partidos que eran abiertamente constitucionalistas o internacionalistas con tal de mantenerse en un confortable statu quo de ‘si tú no me haces daño yo no me revelo’; y malo, porque a la postre, los que saldrán más afectadon por la huida de empresas, por el cierre de empresas, por la bajada del turismo o por la desafección moral y sentimental que sentimos por los productos catalanes van a ser ellos, las clases populares trabajadoras. Mayormente, las que ahora votan a Ciudadanos y Recortes Cero, y en menor medida, al PSC.
Desgraciadamente, a la mayoría de los que estaban en el Palau de la Musica en el Concert de Sant Esteve de l´Orfeó Català coreando himnos y ondeando banderas excluyentes: o son funcionarios y ‘procesistas’, o son empresarios de riñones bien cubiertos que, pase lo que pase, tienen la vida resuelta, o son otros empresarios de esos que un día sí y un día también les cae una subvención o sobreviven a base de ayudas que pagáis/pagamos todos.
En todo caso, para los que vivís ahí, en el manicomio catalán -Ramón de España dixit-, me imagino que de un tiempo a esta parte lo que es disfrutar abiertamente, opinar abiertamente y cenar abiertamente, sin cortapisas, sin miedos al qué dirán o a que el cuñado de turno, el independentista, se levante de la mesa enfadado dejando el cava sin descorchar, se está volviendo tarea imposible… Me lo imagino, salvo que se tenga muchas tragaderas y se achante con todo en arras del conllevas la situación.
Humildemente, no siendo catalán y no viviendo ahí, no sé cuál puede ser la solución para este problema; no sé si la alternativa es darles la libertad y romper amarras con ellos, y que sea lo que dios quiera, o tirar “p’adelante” hasta que reviente todo y empezar desde “0” a recuperar la concordia, el aprecio y el respeto mutuos, el seny…
Pero mientras eso llega, creo sinceramente que lo que hay que hacer es lo que nos decían de pequeños en los colegios franquistas: “la letra con sangre entra”. Y a un industrial catalán la letra le entra con la sangre –sangría- que le provoquemos en su cuenta de resultados y en el balance de situación que presentarán en el Registro Mercantil (¿español?) el próximo año y siguientes (o hasta que el cuerpo aguante).
Alfredo (www.musicayvino.com)
Pues sí, tienes mucha razón en lo que dices, pero sabe mal que los perjudicados por un boicot de ese estilo sean gentes que no tienen nada que ver con el asunto ni han sido cómplices de nada, ni de aquí y ni del resto de España.
EliminarDice el odiado Albert Boadella (un tipo que les —nos— conoce bien), un poco en línea con lo de “la letra con sangre entra” y la sangría que citas:
«Cataluña tiene que descender a los infiernos, tocar fondo, cultural, social y económicamente, hasta llegar a un panorama de gran depresión. Es una de las pocas soluciones que pueden funcionar. Aquí hay una masa importante de ciudadanos metidos en una auténtica epidemia mental y sólo a partir de esa catarsis, de esa bajada a los infiernos, cuando lo sientan en sus propias carnes, se puede dar un renacimiento. Si el resultado hubiera sido distinto, si se hubiera abierto la posibilidad de pactos pseudoconstitucionales, se habría impedido o retrasado esa catarsis».
Hasta aquí puedo leer. Muchas gracias por tu extenso comentario, Alfredo. Tienes pluma afilada y, por ello, tu blog musicayvino quizá agradecería aportaciones más recientes. Seguimos en contacto...
Me recuerda... https://youtu.be/YHX1N6VQI6s
ResponderEliminar«Amanecerá cuando el mundo sea mío porque el futuro me pertenece» (brazo en alto). No recordaba esa escena. ¡Impresionante!
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