¡Vaya, vaya! con los amiguitos que está haciendo nuestro prófugo Fuigdemont en Bruselas, tal como quedó patente en performance de sus seguidores el 7 de diciembre, cumple de Gran Uribe, a quien pilló esa concentración en los madriles. Por ello, no pudo hacer en ese día la cobertura informativa de ese magno fasto, como hubiera sido su deseo.
Ahora uno, ya de vuelta, empieza a enterarse de que durante el período de entreguerras surgieron en Flandes (región norte de Bélgica, donde está Bruselas) varios partidos nacionalistas y de extrema derecha. Los flamencos se nutrían, al parecer, del sentimiento de victimismo hacia los valones (francófonos del sur de Bélgica). La Alemania nazi prometió a los flamencos más derechos, por lo que los nacionalistas colaboraron con el régimen nazi: fueron conocidos como los Zwart (“negros”, como su uniforme de las Waffen SS, encuadrados en la división Flandern, más tarde Langemarck). Su bandera, la que pueden ver en las fotografías, el león de garras negras.
Los seguidores del Puchi, esos que claman en favor de la democracia y en contra del Estado opresor, acudieron a la cita en la ciudad de las coles provistos de cubanas, banderas negras y... un nuevo modelo de reciente diseño: la bandera europea con una calavera. Senyeres, cap ni una.
Dice Xavier Vidal-Folch en su artículo titulado Ojo al amigo flamenco:
«“Queridos amigos catalanes, ¿sabéis que desfiláis bajo la bandera de las Waffen SS flamencas y sus colaboradores de la Segunda Guerra Mundial? El león de garras negras. ¿Conocéis a vuestros aliados?”.
Esta alerta de Eddy en Twitter quizá provoque alguna reflexión a la honesta gente indepe, de buena fe. Viene a cuento de la pancarta “Catalans, som el mateix poble!” exhibida por una muy relevante y nutrida delegación ultra flamenca el pasado jueves día 7 bajo el arco del Cincuentenario en Bruselas, durante la masiva manifa encabezada por Carles Puigdemont.
La pancarta reproducía la bandera del flamenquismo radical: sobre fondo amarillo, agresivo león erguido mostrando lengua y garras de color negro, a diferencia de la bandera oficial flamenca, en la que aparecen rojas.[...]
Este movimiento buscaba la independencia y posterior unificación de Flandes con Holanda bajo los auspicios del III Reich; colaboró con las fuerzas de ocupación nacionalsocialistas; envió una unidad militar (10.000 soldados) semejante a la División Azul para ayudar a Adolf Hitler; y contribuyó eficazmente al pogrom judío de Amberes en abril de 1941, al Holocausto.
Usaba el león erguido con garras negras, sobre fondo amarillo».
mal pensaoooo...
ResponderEliminarReproduzco aquí un comentario de Fackel que, por motivos ignotos, no aparece en la página. Dice así:
ResponderEliminar«Las calañas se buscan y se encuentran. Y algunos nos han querido dar el timo de que son progresistas y solidarios».
Fackel
G.U. le he visto. ¿Lleva usted una estelada por montera?
ResponderEliminarUna amiga mía estaba el día 7 en Bruselas. Vivió allí y aún tiene un apartamento al que va alguna vez, justo al lado de donde fue la ManiHortera. A ella le pareció todo tan ridículo. Los manifestantes saliendo del metro cantando "Els segadors", los policías mirándoles con cara de guasa, los belgas alucinados con las pancartas en las que daban lecciones a todo el mundo. En fin, todo un éxito. MJ
Pues sí, menudos amigos. Dime con quién andas... Yo también pensé, cuando leí el artículo de Vidal-folch, que tal vez semejante compañía provocaría alguna reflexión entre "la honesta gente indepe", pero la verdad es que no he visto nada de nada. Continúan igual de perseverantes. Inasequibles al desaliento, a la crítica y a cualquier forma de ridículo.
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