Lejanos los tiempos en que uno era tratado en el C.I. (también en otras tiendas, bares, restaurantes, etc.) como "joven": "¿desea algo, joven?". O: "su cambio, joven". Al llegar a Ibiza, los pringaos que reparten invitaciones para fiestas y discotecas le estuvieron obsequiando a este bloguero con su folletito hasta que cumplió los cuarenta. Una extraña línea divisoria se estableció de repente, de modo que al siguiente viaje ya no le ofrecieron esos salvoconductos a su llegada al aeropuerto. Empezaron a hacer excepción con él, porque a todos los que lo rodeaban, en general más jóvenes, se lo facilitaban. Eso lo deprimió un poco. A la sazón, pasaron en el C.I. (también en otros lugares que visita con asiduidad, como bares, consultas médicas, etc.) a llamarlo "señor": "¿desea algo, señor?", o incluso "su cambio, señor".
Y en esas hemos estado hasta que, desde hace más o menos un año, la denominación ha ascendido de categoria hasta alcanzar el nivel de "caballero", al que se ha añadido tambíén el latiguillo "¡cuídate!" (o ¡cuídese!), emitido por lechuguinos diversos, aunque también por gente de nuestra edad, que nos debe de ver hechos unos matusalenes.
En efecto, G.U. no entra en el C.I. ni en ningún otro lugar (ya saben: tiendas, bares, consultas médicas, etc.) sin que la pregunta sea: "¿desea algo, caballero?". ¡Ah, "caballero"!,¡ qué mágica palabra! ¿A quién no le agrada eso?, ya que en el fondo se nos está adjudicando una nobleza que quizá no poseamos. ¿A quién le amarga un dulce? Lo curioso del caso es que el equivalente femenino, que podría ser "dama" (aquello de "damas y caballeros"), no se aplica a mujeres de similar edad y condición. A ellas se las sigue llamando "señora".
De eso habla Alex Grijelmo en su columna semanal, titulada la de hoy "Su cambio, caballero", que dice cosas así:
Álex Grijelmo |
Sin embargo, uno se queda intranquilo al pensar qué apelativo aplican tan amables trabajadores (y trabajadoras) a las mujeres que acuden a esos mismos establecimientos. El término simétrico sería “dama”. [...] En mi experiencia, los camareros, taxistas, mecánicos o administrativos dicen en esas mismas ocasiones “señora”, si aprecian en la clienta una edad adulta difícil de definir en estas líneas. Y “señora” debería encontrar su equivalente en el apelativo “señor”, pero, como venimos exponiendo, éste ha sido reemplazado por “caballero”».
Y ya que hablamos de damas, un recuerdo para Cecilia, que murió en una carretera de la provincia de Zamora, cerca de Benavente, en la madrugada maldita del 2 de agosto de 1976, a la vuelta de un concierto que culminó así: «Este ha sido uno de los shows más bonitos de mi vida». Murió en el choque contra un carro arrastrado por dos bueyes.
A mí empezaron a llamarme "caballero" en los supermercados, de cualquier marca o empresa. Mal asunto, me dije a mí mismo. Parece como si se tratara de una consigna aceptada por todos. Algo parecido a la de algunos partidos de izquierda (y, señaladamente, el PSOE, especialmente el de Pedro Sánchez) con el "compañeros y compañeras", "diputados y diputadas", etcétera (y etcétero). Es una plaga que ya está durando demasiado. Me gustaría saber qué se dice de esta manía en la Real academia española, si es que se dice algo.
ResponderEliminarEl Tapir
Veo que a usted le empezaron a llamar caballero antes que a mí, claro que no nos puede sorprender si se presenta usted de esa guisa en los supermercados...
Eliminar[img]https://1.bp.blogspot.com/-x6pgePsrjv4/Wiba8OSbnAI/AAAAAAAAfL8/knwAVWIZuiQjFVHAiVzytv5f_QeSbAJlQCLcBGAs/s640/caballero_mano_en_pecho.jpg[/img]
Es verdad lo que dice Grijelmo. Nosotras con lo de señoras vamos que chutamos. Pero que conste que me parece bien que a señores como ustedes les llamen caballeros.
ResponderEliminarGracias por el recuerdo a Cecilia (Evangelina Sobredo). Me encantaba esa canción y otra que se llamaba "mi querida España"-
ResponderEliminarUribe: a mí también me llaman caballero...
Muchas gracias
F.G.