domingo, 24 de diciembre de 2017

"Cuento de Navidad con poco", revisitado


«Hubo un tiempo, en una edad de la vida cuando todavía me llamaban "joven", en que decidí vivir con lo mínimo, casi con nada. Me quise desprender de todo lo que me sobraba, y como resultaba difícil tirar cosas y muebles y ropa y objetos, lo que hice fue irme yo, dejándolo todo. Agarré mi coche cochambroso y me planté a mil kilómetros de mi ciudad, en medio de una llanura con dehesas en las cuales pastaban toros, y donde chanchos lustrosos se estremecían de placer en charcas de barro. Solo me llevé lo que cabía en el maletero. Me habían prestado una casa en un pueblecito en la ribera del Tajo, muy cerca de la frontera con Portugal.

Por el camino hacia el pueblecito, ya muy entrada la noche, un coche de la Guardia Civil me paró con un convincente juego de luces multicolores (mayormente anaranjadas).

-¿Sabe usted que lleva una luz trasera fundida? —me dijo el hombre, bastante joven, metido dentro de un anorak que le llegaba hasta las orejas. —¿Va muy lejos?

Le respondí la verdad. Incluso le confesé el nombre del pueblo. Me faltaban unos 400 kilómetros, me dijo después de un cálculo muy rápido. Luego se quedó en silencio, meditando, como si algo le hubiese ensimismado. "Conozco el pueblo", dijo. "Vaya qué casualidad. Y ¿qué le lleva por allí?"

Le dije la verdad otra vez: que estaba huyendo de Barcelona, de Cataluña y posiblemente de mí y de mis cosas. El tipo se quedó pensativo de nuevo, y a mí se me hizo evidente que le había tocado una fibra del alma. Pero entonces hubo algo que se le pasó por la cabeza y le llevó a dudar. Creo que, por un instante, la posible simpatía dejó paso a la polilla de la sospecha. Al fin y al cabo, su trabajo es sospechar. "Abra el maletero", dijo, ahora en un tono más serio, repentinamente profesional.

Contempló el maletero repleto hasta arriba. Lo alumbraba con la linterna. Intenté mirar mi maletero con sus ojos y me di cuenta de que aquello parecía un contenedor de basura: libros desparramados, ropa en fardos mal pertrechados, zapatos viejos, un ordenador anticuado, un títere desparramado encima de todos los trastos, unos cuantos cedés de música clásica y una mantita gris con una cenefa roja.

Su sospecha se convirtió en algo parecido a la pena. Me miró con compasión, creo.
—Mis padres se marcharon de ahí y jamás volvieron —murmuró—. Es curioso... y usted se va para allá...
—He decidido cambiar de vida —dije mientras intentaba esbozar una sonrisa—. Bueno, empezar otra vez. Por eso no me llevo nada.

¡Nada! Escuchando esa palabra pronunciada por mis labios sentí vergüenza. "Nada" significaba un maletero lleno hasta arriba, además de un coche que, por más desvencijado que estuviese, todavía era un coche que anda. Es muy posible que un africano, un peruano o un afgano tengan otro concepto de "no llevarse nada", un concepto bastante más ajustado al sentido de la frase. Por eso me reí por dentro: en ese instante me di cuenta de que uno no se libra nunca de ciertas manías, de ciertos tics, de eso que llaman "cultura" y que es lo que hemos heredado de las generaciones precedentes. ¡Qué difícil es dejar de ser catalán! estuve a punto de pronunciar en voz alta.

—No pretenderá conducir hasta el pueblo sin parar ¿verdad? Con una luz fundida no es buen plan y además seguro que otra patrulla le verá, le va a parar y quizás le multen... Mire, a sólo unos diez minutos de aquí hay una pensión. Barata, apañada. Para camioneros. Párese y quédese a dormir allí.

Hice lo que me había sugerido, más por cansancio que por obediencia. Dejé el coche en el breve aparcamiento junto a la casa, me metí un cepillo de dientes en un bolsillo y unos calzoncillos limpios en el otro y entré, pedí una cama y me quedé dormido en pocos minutos. No tengo ningún recuerdo de aquella habitación. En mi memoria, es como si hubiese dormido en una cama que flotaba en una nada negra, insípida, inodora.

A la mañana siguiente bajé a tomar un café. El dueño estaba pendiente del televisor, en donde unos niños uniformados cantaban los números de la lotería de navidad. Cuando salí, me di cuenta de que había algo raro en el coche. Atrapada por el limpiaparabrisas una hojita de papel se agitaba levemente empujada por la brisa. Era una nota escrita en letra azul y menuda, sin firma. "Debe cuidar mejor de sus cosas. El maletero estaba abierto".


[granuribe50.blogspot.com.es]
Lo abrí, imaginando que lo iba a encontrar vacío. En los brevísimos segundos que transcurrieron mientras me precipitaba hasta la portezuela, intenté escudriñar dentro de mí para saber si prefería encontrarme sin nada —pero ahora de verdad de la buena— o si prefería conservar mis cositas. Lo abrí. Estaba todo ahí, tal como lo recordaba. Sólo había un detalle distinto, una única diferencia: la linterna del guardia civil encima del títere. Le había cogido las manitas y lo había puesto como abrazando la linterna, tal como se abraza a un niño muy pequeño, a un perrito o a cualquier ser desvalido.



PD. Hoy, muchos años más tarde y a finales de 2016, conservo el títere y la linterna. Ambos todavía funcionan».

Lluís Bosch, Cuento de Navidad con poco, 20 de diciembre de 2016




P.D.2 (de Gran Uribe): 

Lluís Bosch es un maestro, ya quisiera uno ser capaz de expresar tantas cosas en tan pocas líneas. Por ese motivo, esta es una parte sustancial de la felicitación navideña —tan llena de cursiladas en estas fechas— de este bloguero.

Se dirige, básicamente, a todos aquellos y aquellas que tienen a bien seguir este blog y, muy especialmente, a aquellos (pocos) que además se toman la molestia de verter comentarios en él, que son siempre valiosos, y que le hacen sentir a uno que hay alguien más allá de la pantalla, aspecto que G.U. no siempre tiene claro.

La otra parte de la felicitación es la del video adjunto, con esa entrañable música de Simon & Garfunkel que grabaron mientras estaba "totalmente operativa" la guerra del Vietnam. En esa época, las guerras paraban unas horas por esta fechas. Pero luego hubo otras (guerras) y más que habrá, claro. Y eso no hay Dios que lo pare.  El resto, mañana...

Quiso G.U. enviar una fotito desde Ibiza, como siempre, pero no ha sido posible, como ya saben. Discupin les molèsties.


Simon and Garfunkel - Silent Night 7 O'Clock News. Recorded August 22, 1966 [From the LP "Parsley, Sage, Rosemary and Thyme"]

This is the early evening edition of the news.
The recent fight in the House of Representatives was over the open housing
section of the Civil Rights Bill.
Brought traditional enemies together but it left the defenders of the
measure without the votes of their strongest supporters.
President Johnson originally proposed an outright ban covering discrimination
by everyone for every type of housing but it had no chance from the start
and everyone in Congress knew it.
A compromise was painfully worked out in the House Judiciary Committee.
In Los Angeles today comedian Lenny Bruce died of what was believed to be an
overdoes of narcotics.
Bruce was 42 years old.
Dr. Martin Luther King says he does not intend to cancel plans for an open
housing march Sunday into the Chicago suburb of Cicero.
Cook County Sheriff Richard Ogleby asked King to call off the march and the
police in Cicero said they would ask the National Guard to be called out
if it is held.
King, now in Atlanta, Georgia, plans to return to Chicago Tuesday.
In Chicago Richard Speck, accused murderer of nine student nurses, was brought
before a grand jury today for indictment.
The nurses were found stabbed an strangled in their Chicago apartment.
In Washington the atmosphere was tense today as a special subcommittee of the
House Committee on Un-American activities continued its probe into anti-
Viet nam war protests.
Demonstrators were forcibly evicted from the hearings when they began chanting
anti-war slogans.
Former Vice-President Richard Nixon says that unless there is a substantial
increase in the present war effort in Viet nam, the U.S. should look forward
to five more years of war.
In a speech before the Convention of the Veterans of Foreign Wars in New York,
Nixon also said opposition to the war in this country is the greatest single
weapon working against the U.S.
That's the 7 o'clock edition of the news,
Goodnight.

Silent night
Holy night
All is calm
All is bright
Round yon virgin mother and child
Holy infant so tender and mild
Sleep in heavenly peace, sleep in heavenly peace.

3 comentarios:

  1. La última vez que LLUIS estuvo en casa fue para entregarle un libro sobre las barracas de Barcelona, su situación y nombre y su denominación sobre el plano. de eso hará ya tres meses.

    En Escritores Recónditos han pasado ciento y pico, el pico largo, de escritores. Nóveles unos, añejos otros, sensibles todos, pero LLuis es uno de esos especiales, muy especiales, de los que contados con los dedos de una mano sabes que lo que va a escribir te agradará.

    Además, Lluis es amigo de sus amigos, que no es poco.

    Un abrazo y buena Navidad.

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    1. ¡Muchas gracias! ¡Igualmente!

      Lluís Bosch es"toc segur": todo lo que escribe es bueno, al menos a mí me lo parece, pero a esa novela negra suya que está en manos del editor no le auguro mucho porvenir porque, tal como él mismo señala en su entrada "La mala tierra":

      «Lo que le sucederá a mi novela, en el caso de ser publicada, es que no le gustará a nadie, y menos todavía al lector catalán, alguno de los cuales podría sulfurarse porque el texto mete el dedo en la llaga del odio al "charnego", recuerda las chabolas y los constructores de bloques del extrarradio, catalanistas muy reconocidos y reconvertidos en independentistas que hoy se permiten prometer una república social y feliz».

      http://mildimonis.blogspot.com.es/2017/12/la-mala-tierra.html

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  2. Gracias G.U. y Lluís Bosch.

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