jueves, 21 de diciembre de 2017

Mártires, banderas, sentimientos, símbolos

Clara Usón / [Javier Cebollada]
Clara Usón (1961) es licenciada en Derecho y buena novelista, primera mujer en cincuenta y dos años en recibir el Premio de la Crítica, por su novela "La hija del Este".

Ella misma se nos presenta así: «Soy de una familia de clase media catalana, de Barcelona, pero mi padre no es catalán. Somos lo que se dice «charnegos». En mi casa siempre se hablaba en castellano, aunque yo fui a un colegio catalán para aprenderlo y luego estudié Derecho por estudiar algo, porque mi padre es abogado. Pertenezco a esa generación que fue niña en el tardofranquismo y luego pasó por la borrachera de libertad que vino tras la muerte de Franco, la llegada de la democracia y la famosa Movida; los locos años ochenta que yo disfruté a tope como muchos de mi generación».

Bien, establecido quién es la autora del articulo que hoy publicamos, vamos al asunto; una pieza interesante que glosa algunas de las lúcidas observaciones que hizo en su día Manuel Chaves Nogales, en las que se aprecia que ya nos había visto el plumero.


Chaves Nogales / Portada Ahora (15/4/31)
Ya saben: Chaves Nogales nació el 7 de agosto de 1897; su carrera fue la de un periodista dedicado al oficio, un escritor, un reportero, un cronista. Cuando el Gobierno republicano dejó Madrid, él dejó Ahora, el diario del que era director, y dejó España, convencido de lo que luego habría de ocurrir, asaltado el país por las dos fuerzas, enfrentadas "hasta provocar el terror rojo y el terror blanco o, dicho de otro modo, el común impulso homicida que fomentaba la impunidad en uno y otro bando".





Bueno, leamos ya lo que dice Clara Usón en Sobredosis de símbolos, al hilo de las observaciones de Chaves Nogales:

«A principios de marzo de 1936, tras el triunfo del Frente Popular y la amnistía a los presos políticos, Lluís Companys regresó a Catalunya. El gran periodista y escritor republicano Manuel Chaves Nogales cubrió para el diario 'Ahora' los fastos de la bienvenida al presidente de la Generalitat; un millón de catalanes salieron a las calles y a los caminos, cogidos de las manos, para aclamarlo, millares de palomas "simbólicamente libertadas" alzaron el vuelo, las coblas sonaban al paso de su comitiva... Y, sin embargo, a Chaves Nogales le pareció que Companys no participaba de la euforia de sus seguidores, le dio la impresión de un hombre sobrepasado por la responsabilidad que le caía encima, con menos ánimos e ímpetu que cuando, derrotado, fue conducido a presidio.

"Es que, indudablemente, ha cambiado", escribe Chaves Nogales. "Companys empieza a ser otro hombre sustancialmente distinto del que fue. [...] Aquel agitador de multitudes, aquel revolucionario audaz, aquel hombre de acción que proclamó el 14 de abril la República catalana antes que la española, es ya casi un personaje simbólico. Dentro de poco Companys será, como lo fue Macià, un puro símbolo. Reconozcamos que Catalunya tiene esta virtud imponderable: la de convertir a sus revolucionarios en puros símbolos, ya que no puede hacer de ellos perfectos estadistas. Lo uno vale lo otro".

Observa Chaves Nogales que "quienes le hayan visto pasear esta mañana por las calles de Barcelona con aquel aire suave y triste de mártir que llevaba, han debido de tener la sensación de que Companys representa, a partir de ahora, una fuerza espiritual casi indestructible en Catalunya". Y añade que no hay otro lugar en España con tanto amor por los símbolos y una tal fuerza sentimental.

Sesenta años después, nada ha cambiado en el catalanismo: mártires, banderas, sentimientos, símbolos, sobredosis de símbolos, ¡incluso la declaración de independencia fue simbólica!... Y, ¿qué es Puigdemont, sino un puro símbolo? Hasta el punto de que su candidatura y su programa se reducen a eso: votadme a mí, porque soy un símbolo. Condición que también reclama para sí el preso Junqueras (hay una lucha soterrada entre ambos para reivindicar la titularidad de símbolo legítimo); lágrimas, martirologio, amor a la patria y esperanza en el reino prometido, que está al alcance de los dedos, solo tenemos que sonreír, ser buenos (a diferencia de los españoles, que son malísimos) y creer, tener fe (palabra de Junqueras: "tengo fe en el pueblo catalán").

La corrupción, la pobreza, los empleos precarios, los recortes en educación y sanidad, son menudencias, afanes mundanos que palidecen ante el sufrimiento de nuestros mártires, es casi obsceno pedir cuenta de estos viles asuntos materiales a quienes tanto sufren por la dignidad de Catalunya. Además, en cuanto seamos libres y estemos solos, esos pequeños problemas desaparecerán (en este sentido, la ideología del independentismo es casi indistinguible de la doctrina cristiana: España es un valle de lágrimas; la independencia, el reino celestial).

Concluye así su reportaje Chaves Nogales:


Lluís Companys a su llegada a Barcelona el 1 de marzo de 1936
[Josep Brangulí / Fundación Telefónica]
"El desfile –decía alguien– ha sido impresionante y revela la gran fuerza espiritual del pueblo catalán. A nuestro pueblo le entusiasman estas grandes paradas de la ciudadanía. No sabe pasar muchos meses sin provocar alguna. Pero acaso entre una y otra, aunque solo mediasen tres o cuatro meses, tendría alguien que preocuparse de rellenar el tiempo con una tarea que no sea del todo superflua: la de gobernar, la de administrar, la de hacer por el pueblo algo más que ofrecerle ocasión y pretexto para estos deslumbrantes espectáculos. Si entre una manifestación de entusiasmo y otra no hay siquiera unos meses de silencioso y honesto trabajo en las covachuelas, llegará un día en que este pueblo catalán, tan fervoroso, tan bueno, cambiará". 

(Y cambió, unos años después, el 26 de enero de 1939, muchos de esos burgueses catalanes que habían jaleado enfervorizados el retorno de Companys, aclamaron con idéntico entusiasmo la entrada victoriosa en Barcelona del ejército de Franco, aunque eso no nos guste recordarlo).

Ante las enésimas elecciones históricas de Catalunya, no puedo sino desear que el próximo Govern de la Generalitat, entre manifestación y manifestación, gobierne un poco».

3 comentarios:

  1. En efecto, las observaciones de Chaves Nogales no pueden ser más lúcidas y certeras. Es como si las hubiera escrito ayer mismo. Y puestos a hablar de símbolos, ¿qué papel se le adjudica ahora, dentro del soberanismo, a la senyera de toda la vida (sin la estrella)? ¿Sigue representando lo mismo que hasta ahora o ha perdido su papel simbólico en beneficio de la estelada? ¿Se puede llamar facha a quien la exhiba? ¿Se reserva únicamente para adornar la "mona de Pascua" o la tarta de los domingos?
    El Tapir

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  2. Ud puso ayer una postal de Escudo de Oro.
    Bien. ¿Qué es lo primero que se ve? . Acaso unas casa con imágen de pueblo ? Los soportales de la plaza mayor ?, el cielo límpido?, la amplitud de la villa ?...noooo, lo primero que se ve son tres franciscanos y la sombra de un cuarto.
    Esa es la imágen de Vic. Y la que queda en los genes de sus habitantes.
    ¿ Se olvida ud., mi querido GRAN URIBE que en Vic hay Además en Vic tenemos 7 santos diocesanos. Un obispo, San Bernat Calvó. Un arzobispo, San Antonio María Claret. Un santo contemplativo, que es San Miguel de los Santos. Una Santa fundadora, Santa Joaquina de Vedruna. Un dominico, San Francisco Coll, y Santa Carmen Sallés. También tenemos un mártir dominico, que murió joven, a los 30 años, en China, en el siglo XIX, que es San Pedro Almató. Por otra parte tenemos setenta y tantos beatos que tienen relación con nosotros, algunos de ellos mártires?...pues eso, Vic es carlista, tradicionalista, de derechas de toda la vida (Anglada no ha salido allí por casualidad) y portadora de las comuniones más conservadoras.
    Eso ni es bueno ni es malo. Simplemente es. Lo que sucede es que te quieran hacer ver una cosa que no es, y lo peor, que nosotros creemos que es.
    No G.Uribe, no, Vic es la tierra de Uniò, del campesinado más tradicional y del arraigo más ultra conservador. Lo que sucede es que cuando un tipo de allí promete felicidad si le votas en vez de mejores pensiones, el que va por lo legal ya no tiene nada que hacer, porque votan por fe, y contra esto no hay fuerza que pueda.
    Salut

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  3. Creo que debería cambiar esa tendencia al simbolismo en Cataluña. Estoy hasta el gorro. Cansadísima. MJ

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