La verdad es que esa fiesta es un poco coñazo, por razones que no vienen al caso, pero hay que reconocer que allí no se practica ninguna pompa especial. Tampoco lo hacía la madre de este modesto escribiente cuando, en situaciones similares, de mucho embrollo y complejidad manifiesta, anunciaba con voz alegre: "¡Aquí no hacemos historias!". Los que habíamos vivido entre bastidores la génesis del engendro sabíamos que esa frase no obedecía a la realidad, pero...
A estas horas deberíamos estar en el avión de RyanAir. Pues va a ser que no. Estamos en casa, a punto de preparar la cena. Ya hemos anunciado el segundo retraso en el vuelo a la "isla mágica" porque, la verdad, no nos encontramos nada bien de salud (la de doña Perpetua... un escalón peor que la de G.U.) como para afrontar, a día de hoy, un viaje de ese estilo en aras de una fiesta prescindible (esto no es información, es opinión de este modesto servidor de ustedes).
[Ramón Gómez de la Serna; Cuentos de Fin de Año, "Falta una copa"; Ed. Clan, 1991]
Ostras...
ResponderEliminarDeseo que se mejoren y vuelvan las dos copas a relucir en el lugar que les corresponde .
Un abrazo
¡Gracias, amigo Tot! Esperemos que las copas vuelvan a su lugar a la mayor brevedad.
Eliminar¡Bon Nadal!
Muy bueno ese relato de Gómez de la Serna, y oportuno a lo que se ve.
ResponderEliminarUn tío bastante mordaz, Ramón Gómez de la Serna. Me encanta. No he encontrado en internet nada de esos cuentos, salvo la portada. ¿Podría publicar aquí ese del "Creador de Nacimientos"? Me interesa el tema.
ResponderEliminarMuchas gracias y Feliz Navidad. ¡Se me cuide, Uribe, lo necesitamos en forma!
F.G.
Pobre Fidel y además sin comerlo ni beberlo (bueno al menos en copa buena).
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