Finales de otoño en compañía de Platero

Ignoramos si les ha pasado a ustedes alguna vez. Se compran unos libros, les acuden preocupaciones varias y algunos se quedan olvidados y acaban en un estante. Hoy nos ha ocurrido en esta casa. Doña Perpetua estaba ordenando sus libros y, de repente, ¡zas! aparece uno que no lo habíamos vuelto a ver desde aquel lejano 2014. Lo editó Anaya, con ilustraciones estupendas de Thomas Docherty. Incluso le dedicamos un "post" en los albores de este blog, que se titulaba 100º Aniversario de Platero y yo.

Pues bien, lo ha retomado Gran Uribe, lo ha releído por enésima vez y, qué decir que no sepan, es muy bueno y se ha llenado de paz y tranquilidad, que buena falta le hace. Hoy nos quedamos con este capítulo, por venir más al hilo de esos finales del otoño, pero otro día será otro, según pasen los días.

CIV CAMINO ¡Qué de hojas han caído la noche pasada, Platero! Parece que los árboles han dado una vuelta y tienen la copa en el suelo y en el cielo las raíces, en un anhelo de sembrarse en él. Mira ese chopo: parece Lucía, la muchacha titiritera del circo, cuando, derramada la cabellera de fuego en la alfombra, levanta, unidas, sus finas piernas bellas, que alarga la malla gris. Juan Ramón Jiménez, Platero y yo "Camino" (ilustración de Thomas Docherty) Ahora, Platero, desde la desnudez de la ramas, los pájaros nos verán entre las hojas de oro, como nosotros los veíamos a ellos entre las hojas verdes, en la primavera. La canción suave que antes cantaron las hojas arriba, ¡en qué seca oración arrastrada se ha tornado abajo! ¿Ves el campo, Platero, todo lleno de hojas secas? Cuando volvamos por aquí, el domingo que viene, no verás una sola. No sé dónde se mueren. Los pájaros, en su amor de la primavera, han debido decirles el secreto de ese morir bello y oculto, que no tendremos tú ni yo, Platero...