domingo, 17 de mayo de 2015

Un consejo de Vicent: mira a los políticos a la cara

El artículo de Manuel Vicent de hoy, titulado "Las palabras", nos dice algo que ya sabíamos: no te fíes de los políticos. Pero lo hace tan bien que parece que lo oyéramos por primera vez. ¡Ah! Nos da un buen consejo para afrontar las campañas...

Viñeta de El Roto (16/5/2015)
«Mentir es un vicio terrible. Lo único que nos une y nos hace humanos son las palabras”, dice Montaigne. Tal vez sea cierto, pero los animales también hablan, aunque lo hacen a través de códigos más puros, que no permiten ningún engaño. El ladrido del perro, el canto del gallo e incluso el gruñido del cerdo expresan una verdad y a veces aventajan en sutileza a las expresiones de algunos políticos, que suelen utilizar el lenguaje para ocultar el pensamiento. Solo una mínima parte de las relaciones entre personas se establece con palabras; el resto lo hacemos con actos, gestos, miradas y silencios. La mejor palabra es la que no se pronuncia, dicen en Palermo. En plena campaña electoral he aquí un consejo para protegerse de la turbia corriente verbal que generan los políticos. Antes de creer en lo que dicen, míralos a la cara. 


Verás rostros de cemento armado, que están de mierda hasta el cuello y es como si la corrupción no fuera con ellos; los hay cuya ambición se nota en los ojos muy juntos a semejanza de los predadores; en cambio, otros tienen la mirada de rumiante y son capaces de mover las orejas hacia atrás para avizorar al enemigo que llega por la espalda. Pero ante todo, guárdate de ese espécimen que se llama animal político. Suele ser alguien que conoce por instinto las reglas de circo mediático; en la pista unas veces usa las palabras del domador y otras las del payaso; puede dar un salto mortal en el trapecio siempre con red y tal vez te asombre su empatía con los monos cuyo lenguaje entiende a la perfección a la hora de pedirles el voto. Hay políticos con sonrisa de arroz con leche que apacientan las palabras como ovejas, mientras otros las usan como balas. A la hora de votar fíate solo de su cara. En ella está todo escrito. Basta un gesto, un tic, una mirada o un silencio para adivinar su pensamiento».

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