lunes, 18 de mayo de 2015

Dedicado a los "cagaprisas"

Cagaprisas: así calificaba el padre de Gran Uribe a ese tipo de gente que corre mucho, aunque él dedicaba ese apelativo sobre todo a los que iban de esa manera conduciendo un coche, especialmente si era un 600 (que solían ir muy deprisa).
Un artículo de Patricia Ramírez en EL PAÍS SEMANAL nos habla de ellos.

Ilustración de Ana Parini
«Muchas personas viven aceleradas e instaladas en la prontomanía, en la necesidad de contestar a todo de forma inmediata como si no hubiera un mañana. Da la sensación de que la prisa da prestigio porque indica que está ocupado, muy ocupado, y eso se interpreta como que es un gran profesional.[...]
La persona que convive con la prisa lo hace también con el estrés y la ansiedad, no disfruta del momento porque está anticipando el futuro. Deja la vida pasar porque no observa lo que ocurre en el presente y no escucha lo que le dice la gente porque su cabeza piensa a 200 revoluciones. [...]
La prisa llega a convertirse en un estilo de vida. De hecho, mucha gente no sabe qué hacer con su tiempo libre cuando lo tiene. Estar desocupado les produce malestar, sensación de pérdida de tiempo, incluso falta de autoestima porque… “¿cómo puede ser que no esté haciendo ahora algo, qué dice eso de mí?”. Para este tipo de personas, el aburrimiento es algo desagradable, vacío y sin sentido. Por eso siguen corriendo aunque ni siquiera sepan hacia dónde».[...]


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