viernes, 15 de enero de 2016

Rufián rechaza reunirse con Felipe VI

Rufián rechaza reunirse con Felipe VI hasta que este reciba a Carme Forcadell


Esta esperada reunión entre Felipe VI y Gabriel Rufián para evacuar consultas se pospone hasta que el Rey se digne recibir a Forcadell
[Emilio Naranjo (POOL) / granuribe50.blogspot.com.es]
La batalla de gestos entre los independentistas catalanes y el Rey continúa en ascenso. Gabriel Rufián ha decidido no participar en la ronda de consultas que Felipe VI hará con todos los partidos del Congreso para formar Gobierno. Es la respuesta de ERC por la negativa del Monarca a recibir a Carme Forcadell. Recordemos que la irascible presidenta del Parlament solicitó audiencia para comunicar el nombramiento de Carles Puigdemont al frente de la Generalitat, pero el Rey optó por romper su práctica habitual con el Gobierno catalán y solicitó una comunicación por escrito.



A este respecto, Xavier Vidal-Folch promulga en EL PAÍS un decálogo de las tablas de la ley que, a su juicio, debería actuar como frontispicio de todas las relaciones institucionales, necesario más que nunca dado cómo está el patio. Gran Uribe los suscribe casi en su totalidad, excepto los mandamientos 3 y 6.

Dice así:
«El protocolo, el caudal de normas que rigen el comportamiento en las ceremonias oficiales, está cambiando. Pues cambia el poder, y al cabo el protocolo no es sino la ritualización del poder. Por cambiar, cambian incluso las capas sociales que lo ostentan. Hoy en Cataluña, por ejemplo, las clases medias urbanas de la capital están siendo arrumbadas, o sustituidas, por la menestralía espabilada de las pequeñas ciudades y comarcas. Pero una cosa es modificar el protocolo y otra destruirlo y, con él, las convenciones de urbanidad que lo sustentan. Quizá valdría la pena, más acá de la ley, atenerse a este decálogo:

Aventuras de Tintín: "El cetro de Otokar"1. No esconder —verbigracia, tras una cortina negra— la figura del jefe del Estado, sea quien sea. Ocultar lo que te contraría no lo hace desaparecer por ensalmo (y molesta a muchos).
2. No proclamar en un Parlamento vivas a un régimen distinto del que aquel depende —sobre todo cuando lo presides—, ni acudir a abrazar a manifestantes que solo saben abuchear a tus rivales.
3. Recibir presencialmente, aún más si eres jefe del Estado, a las otras autoridades, incluso si estas son ofensivas o patanas.
4. Prometer o jurar el cargo según las fórmulas consolidadas, con añadidos mínimos, sin orgullos zafios, ni proclamas, ni apelaciones a Sildavia ni a Borduria.
5. No silbar himnos ni banderas (democráticos), pues ofende a quienes se emocionan con ellos.
6. Agradecer los servicios prestados, incluso los perjudiciales.
7. Vestir con corrección. Si ya no convencionalmente, al menos con pulcritud. Lavarse siempre el pelo, sea corto, largo o rizado.
8. Asistir a los actos solemnes normativizados, como las tomas de posesión, aunque encumbren a tu más acérrimo rival.
9. Emplear en el hemiciclo toda la dureza dialéctica que convenga, y más si cabe, como en los implacables Comunes británicos; mejor que el colorido callejero de pancartas, camisetas, puños, manos, gritos o palabras gruesas propios de pepitos grillos, berlusconis y otros abonados al circo del Montecitorio. La ironía suele ser más eficaz —y elegante— que la mordacidad. 
10. Saludar, y mirar a los ojos de quien saludas.

Todo esto no es imperativo. Existe la alternativa de trasladarse al mundo de la caricatura, pongamos la de El cetro de Ottokar».

5 comentarios:

  1. ¡Qué pena que ERC no se quiera reunir con el Rey, porque Rufián hace verdadero "goig" con él!...¡Guapos!

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  2. Este decálogo me parece acertadísimo. Hago especial hincapié en el punto 7, aunque quizás se podría añadir una coletilla: " ..... siempre el pelo, sea corto, largo, rizado o a lo Buckingham Palace Guard.
    Lo de Rufián, a lo mejor es que ha engordado y no le queda bien el traje. ERC es un partido que ama a todos, aunque a ellos no les quieran y no haría ningún desaire. MJ

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    1. Mire, MJ: no es descartable que a Rufián le estén empezando a pasar factura los bocatas de calamares de la plaza Mayor de Madrit.
      Dado que esa imagen es una recreación virtual (ya que la "evacuación de consultas" aún no se ha producido), yo le recomendaría a Rufián desde estas páginas dos cosas, a saber:
      1) Ponerse a dieta (la de la alcachofa podría servir).
      2) Hablar urgentemente con su sastre o sustituirlo por otro.

      No necesita cambiar de peluquero.

      En cuanto al punto siete, el estrambote podría ser... "a lo Buckingham Palace Guard o a lo mocho Vileda"

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    2. Su puntualización completa totalmente el punto 7 del decálogo

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    3. Lluis Llongueras i Batlle16 de enero de 2016, 18:50

      Lo dice usted bien. Gabriel no necesita cambiar de peluquero. Lo tiene sano, limpio y bien arreglado. Es más, su tupé se parecerá en el futuro al de Artur.

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