domingo, 24 de enero de 2016

Miguel Milá, un monstruo del diseño

En la larga entrevista que le dedica EL PAÍS SEMANAL, firmada por Anatxu Zabalbeascoa, Miguel Milá —de la familia de los Milá, ojo al dato—, que es un monstruo del diseño, reconoce sin rubor que abandonó Arquitectura porque "no podía con los exámenes y me aburría con los cálculos. Soy una persona de hacer, y allí encerrado no estaba bien. Seguía por miedo a defraudar a mi padre. Hasta que el socio de mi hermano Alfonso, Federico Correa, me dijo que lo dejara. Reuní el valor y salí de la escuela caminando, y sabiendo que no iba a volver. Recuerdo que en la calle respiré. También que fue uno de los días más felices de mi vida".

Nunca alardeó de ser lo que no era. Abandonó algo que no le iba y el mundo del diseño se lo agradecerá siempre. Un diseñador de la vieja escuela, cuando las cosas se pensaban y repensaban mil veces para que fueran sencillas y útiles.

Seleccionamos un par de párrafos, aunque el conjunto no tiene desperdicio.
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Algunos de los diseños de Miguel Milá
—El envejecimiento enriquece algunos objetos, algunos materiales nobles, como la madera o la piedra, y a algunas personas—dice Miguel Milá—. A mí me gusta ver envejecer los objetos.

Miguel Milá y la lámpara TMC¿Por qué?pregunta Anatxu Zabalbeascoa.
—Siempre repito una frase que dijo El Guerra, un torero, cuando le preguntaron: "Maestro, ¿qué es lo clásico?". Y él contestó: "Aquello que no se puede hacer mejor". También Alvar Aalto decía que cuando una cosa no es útil, el tiempo la vuelve fea. La moda no puede justificar los cambios en las cosas esenciales. Cuando son útiles y están bien hechas son hermosas, y eso no se acaba nunca. Dicho esto, yo he hecho cosas que no supieron envejecer. No muchas, por suerte, pero alguna. La posmodernidad que todo lo quería cambiar me descolocó. Pensé que debía hacer algo, pero no pude, me quedé parado. Cuando no crees en lo que haces, no haces las cosas bien.

¿Cómo vive la Barcelona actual?
—Desde que decidieron convertirla en "la millor botiga del mon" (la mejor tienda del mundo) vamos mal. La están destrozando. Se han cargado los barrios. Ya no son micromundos, con lo agradable que eso era. Barcelona hace años que trata mejor a los turistas que a los ciudadanos. Cuando voy a ver a mi hijo Gonzalo, que tiene su estudio en el Born, y veo que ese barrio de mercaderes se ha erigido como la catedral del nacionalismo, siento vergüenza. Cuatro piedras elevadas a historia a partir de un episodio histórico hecho a medida. Siempre digo que igual que el Barça es más que un club, el sentiment català es mas que un sentiment, es un resentiment.


5 comentarios:

  1. Sencillo y útil, esa es la clave del buen diseño, el que hizo Miguel Milá. En otro orden de cosas, muy aguda y oportuna la última frase de la entrevista. Me hubiera gustado leer la entrevista completa, lo que no he podido hacer, porque no han llegado a Ibiza los periódicos de la península.
    El Tapir

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    1. No he puesto el enlace porque no está habilitado a los no suscriptores de EL PAÍS SEMANAL, como es el caso de quien esto escribe. Vale la pena toda ella, muy larga por cierto. La pena es que el mundo del diseño ya nos es cosa de los Milá, Ricard, etc. Ahora está en otras manos, menos lúcidas y escrupulosas con el bien hacer y más comprometidas con lo llamativo y espectacular. Echaremos de menos a aquella gente.

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    2. Ya está disponible el enlace a la entrevista de EL PAÍS SEMANAL.
      Lo he indicado ya en el post, pero se lo adjunto aquí, por si es de su interés:
      http://elpais.com/elpais/2016/01/21/eps/1453396304_321057.html

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  2. Además lo sencillo no cansa. MJ

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  3. Me encantan sus diseños, y me ha encantado la entrevista. Yo también me quedo con la última frase. Redonda.

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