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[...] «La pregunta es si ahora muchos estarán dispuestos a soltar ese sillón que tanto ha costado conseguir. Se les veía a todos muy emocionados, sinceramente contentos. Iglesias incluso lloró al salir, abrazándose de forma interminable con Juan Carlos Monedero, que hasta le besó la mano, como dos enamorados en una estación de tren, aunque era enfrente de una oficina del BBVA. “Por favor, que estamos cortando la carretera”, advertían sus guardaespaldas sin ser conscientes de lo irónico de sus palabras y de la escena, porque estos mismos chicos rodeaban hace nada el Parlamento.
Rajoy y Alberto Rodríguez, ayer en el Congreso / ULY MARTÍN |
El disfrute de la pasarela, estar sentado en esos sillones tan mullidos, ante el panel de mandos, con ese sueldo, con el bar ahí abajo, puede afectar desde ayer a convicciones más profundas, pero tal vez menos tangibles. Se encariñan con el escaño y vete tú a decirles dentro de un mes que vuelta para casa.
Quizá ahora hay más posibilidades para pactos, por mínimas que sean, que el día antes de que la nueva tropa entrara por la puerta del Parlamento, porque ¿de verdad están dispuestos a desmontar ahora el circo, y volver a las giras por provincias, con lo bien que lo han pasado el primer día? Daba la sensación de que el espectáculo solo acaba de empezar, no de que esté terminando, pero es que a lo mejor ellos tampoco lo saben. Ante lo incierto del futuro y lo efímero de la vida, carpe diem, señorías, aprovechen el momento».
Enlace: ‘Carpe diem’, señorías
Mientras no se pierda la educación, que cada uno vaya vestido como le guste. Ir estrafalario no quiere decir perder la compostura. Las rastas, que dicho sea de paso, odio, tampoco son determinantes a la hora de negociar o votar. Antes había menos partidos en el parlamento, es normal que hubiera menos variación. MJ
ResponderEliminarA mí la variación me parece bien, en la vestimenta y en otras cuestiones de mayor relevancia, pero lo que desearía muy de veras, a partir de ya, es que los nuevos parlamentarios se dejaran de numeritos, más o menos propagandísticos, y se dedicaran a lo realmente importante. Que falta hace.
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