sábado, 14 de mayo de 2016

Historia de un incendio anunciado

«“Uf, eso es para un máster”, contestaba el alcalde de Seseña (Toledo), Carlos Velázquez, en febrero al pedirle la historia del monstruoso vertedero de neumáticos. Es complicada pero con una moraleja simple: un desmadre de competencias en el que se impone la desidia colectiva», nos explica Íñigo Domínguez en EL PAÍS.

En fin, no será que no estuviera en la mente de muchos que ocurriera lo del incendio junto a la famosa urbanización de "El Pocero". Aquí adjuntamos una muestra de ello, una web en la que incluso se utilizaba una imagen tomada de los Simpson, en la que ya se anticipaba que un incendio así puede ser terrible. Pues nada, ni por esas...

Pero no solo es la desidia, la mangancia generalizada, la absoluta ineficacia de las administraciones. Estamos, además, ante todo un "hermoso" ejemplo de lo que es el urbanismo en España: una mierda pinchada en un palo, con perdón.
Pues bien, esto es lo que podíamos leer en esa web (hay otras) en 2014:

Premonitoria imagen tomada de "Los Simpson"
«Entre la provincia de Toledo y la Comunidad de Madrid, desde hace más de 10 años se acumulan unos 6 millones de neumáticos. Situados entre los municipios de Seseña y Valdemoro, ocupan una extensión de unos 98.000 km2. Aunque están entre estos dos términos municipales que comprenden dos comunidades autónomas distintas, se le conoce como vertedero de Seseña (Toledo) ya que está más cerca de su núcleo urbano, en concreto próximo al barrio El Quiñón, más conocida como la urbanización del Pocero.
Un depósito de estas características puede ser peligroso. Al estar al aire libre, se van degradando poco a poco por la exposición a los elementos, por lo que son focos de contaminación. También hay que tener en cuenta el impacto visual. Pero el mayor riesgo de todos es el de un posible incendio, ya que son muy difíciles de controlar y apagar, y durante la combustión, en la cual se emiten partículas nocivas, se produce un humo negro muy espeso».

Urbanización de "El Pocero" y el cementerio de neumáticos de Seseña, antes
La urbanización de "El Pocero" y el cementerio de neumáticos, después


6 comentarios:

  1. Es todo tan gordo que parecen imágenes trucadas. ¡Menuda sarta de chapuzas! Como siempre, seguro que ahora es imposible responsabilizar a alguien. Todos hicieron lo correcto. MJ

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  2. Algo falla, o en el texto o en la foto. Porque 98.000 km2 es una auténtica burrada. Pensemos que toda España, incluidas Baleares, Canarias (y Cataluña) tiene sólo 500.000 km2. Y, a ojo de buen cubero, la superficie de neumáticos que se ve en la foto puede ocupar, como máximo, un kilómetro cuadrado. Tal vez hayan querido decir 98.000 m2, lo que sería casi 10 hectáreas (unos diez campos de fútbol). Eso sí, la quema de 6 millones de neumáticos debe producir una humareda como si se quemara media España (incluida Cataluña).
    El Tapir

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    Respuestas
    1. En efecto, 98.000 km² es la quinta parte de España. ¡Caray qué cacho cementerio! Gran Uribe se ha limitado a cortar y pegar parte del texto de la web, en la que —en un esquema— habla de diez campos de fútbol, que ya viene a ser lo que se ve en la foto. No creo que esa gente pensara encontrarse con un lector tan minucioso. Pero es que... estos ecologistas van a bulto, donde hay un lobo "asesinado" por los ganaderos te dirán 100 sin ningún problema.
      Gracias por su observación (a Gran Uribe le había pasado inadvertida esa magnitud) pero en aras de que se entienda su comentario no variaré el texto

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    2. No ocurre lo mismo con las cabras de Es Vedrá. Donde hay 50, te dirán 5. Por cierto, ahora se oponen a la "repatriación" de las tres o cuatro cabras que quedan, por razones sanitarias (?). No tuvieron tantos miramientos sanitarios a la hora de cepillárselas a tiro limpio y dejarlas pudriéndose al sol. Supongo que así colaboraban a la repoblación de aves carroñeras en vías de extinción.
      El Tapir

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    3. Interesante este asunto de la repatriación de las cinco o cincuenta cabras de Es Vedrà por el método Judas (se conoce así al hábil truco de traer a una cabra doméstica para que atraiga a las otras a un determinado lugar donde están situados los capturadores. Se asemeja, en cierto modo al de los mansos que utilizan en las corridas de toros, pero no citemos eso, por Satanás).
      Dedicaremos a este asunto un poco más de atención porque merece la pena. Gracias por recordarlo, Tapir.

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    4. Sí, es un asunto que se presta a sabrosos comentarios (y bastantes imbecilidades).
      El Tapir

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