sábado, 28 de mayo de 2016

Barcelona, estudio de fotografía callejero

«Cuando los veo tan sonrientes observo lo que pasa después y me da por reír. Escenas como la que voy a describir se reproducen cada día en la ciudad donde vivo, en cada calle, cuando voy a comprar el pan o a por tabaco en el chino de urgencia, Barcelona es un estudio de fotografía callejero. Riadas de carne, entregadas a la tarea de sonreír ante la cámara, estiran el palo que les ha vendido un paquistaní en la plazuela y estiran más todavía los músculos faciales o muestran el símbolo de la victoria.

Inmediatamente después de hacer la foto las caras se ponen serias, las sonrisas se desvanecen en recelo, los ojos son satélites espía alrededor de las órbitas. Amenazantes, rodean el teléfono y escrutan la pantalla, fiscalizan si el selfie hace justicia a la idea de un viaje apasionante. Negocian entre sí.

Es fundamental que todos los contactos de Facebook rompan a salivar de envidia cuando vean la foto. Soportar la sangría hedionda, la paella de contrachapado, las estafas de chiringuito, las picaduras de los insectos, todo eso es parte de la campaña de marketing vital, del rodaje. Una aventura fabulosa en la ciudad más loca del Mediterráneo.

No les importa la experiencia sino la recompensa intangible, la respuesta inmediata plagada de smiles y corazoncitos, el guapa-guapa como de señoras que ven pasar a la infanta. Tiranizados por su Ítaca, arrastran por todo el periplo sus mamas exhaustas en una yincana pegajosa, embadurnadas de crema de protección solar que en realidad es un mejunje lubricante para penetrar en la popularidad.

Il. de Monstruo Espaguetti
Igual cuando van a restaurantes y sacan la foto de la comida que van a meterse entre pecho y espalda con el gesto desangelado y la mirada perdida. Robots que se alimentan y alimentan al mismo tiempo el estómago inagotable de la celebración virtual. ¿Aspiran a llenar la panza de los demás? No, intentan nutrir su imagen pública, que es una obesa, y por eso los verás meterse en la boca la comida que han fotografiado mientras repasan, móvil junto al plato, el banquete de retuits y de felicitaciones. Ojo, si el primer plato tuvo poca repercusión habrá que colocarle al segundo un filtro de Instagram diferente, otro aderezo, un poco mas de pimienta o de sal.

Comer y ser comido al mismo tiempo. Orquídea fantasma en lo más apartado de la jungla. Manada de seres humanos, "aquí, sufriendo", como santos con un estigma de plástico y grafeno. Obligarlos a vivir sin el teléfono sería condenarlos a una vida peligrosa, pero lo más alucinante es que antes y después de la foto lo están haciendo todo mal. Cuando se acaba la batería se termina el oxígeno de la nave espacial»[…].

Juan Soto Ivars, Aquí, sufriendo (fragmento), TENTACIONES (28/5/2016)

Comentario de texto: En Milán pasa lo mismo que en Barcelona, señor Soto Ivars (ex "Murciano en la corte del rei Artur").

1 comentario:

  1. ¿Qué porcentaje de gente no sabe, como yo, hacer fotos? Es algo que me gustaría saber. MJ

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