lunes, 16 de mayo de 2016

Andrés Trapiello y Camilo José Cela

Estamos en el centenario de Camilo José Cela, un escritor que a Gran Uribe siempre ha gustado, muy en especial en sus primeras novelas (La familia de Pascual Duarte, La colmena, etc.). Tambíen en su faceta de persona pública ha tenido momentos francamente desternillantes, como su ventosidad en las Cortes durante la intervención del fraile Xirinachs ("Prosiga, mosén, prosiga") o cuando le pillaron dormido (o durmiendo, que no es lo mismo) en ese sacrosanto lugar.

Pero hay cosas de él que resultan bastante sórdidas, por no decir siniestras, como se encargaba de recordarnos en 2010 Andrés Trapiello, cuando publicó por primera vez un documento que se ha divulgado mucho posteriormente.
Su ficha sobre Cela, contenida en Las armas y las letras (Ed. Destino, 2010), decía así (pág. 528):

Camilo José Cela
Camilo José Cela (Iría Flavia, La Coruña, 1916- Madrid, 2002). Novelista. No esperó a que terminara la guerra para escribir una de las cartas más ignominiosas. En 1959 fundó una magnífica revista, Papeles de Son Armadans, donde acogió tan generosa como oportunistamente a los escritores del exilio español, de Cernuda a Gaya, de Prados a Max Aub, Zambrano o Sender, los mismos a los que se hubiera perecido por delatar veinte años atrás. Un libro como este es el lugar adecuado para incluir un documento que aún hoy produce entre asco y pena, toda vez que su autor tuvo cincuenta y cuatro años para arrepentirse o reconocer su fechoría, cosa que no hizo jamás, ni cuando salió a la luz públicamente este monumento a la vileza.


«Con fecha de registro de entrada de 4 de abril de 1938.
»EXCELENTÍSIMO SEÑOR COMISARIO GENERAL DE INVESTIGACIÓN Y VIGILANCIA.
»El que suscribe, Camilo José Cela y Trulock, de 21 años de edad, natural de Padrón (La Coruña) y con domicilio en esta capital. Avenida de la Habana 2.3 y 24, Bachiller Universitario (Sección de Ciencias) y estudiante del Cuerpo Pericial de Aduanas, declarado Inútil Total para el Servicio Militar por el Tribunal Médico Militar de Logroño en cuya Plaza estuvo prestando servicio como soldado del Regimiento de Infantería de Bailén (n.° 24), a V.E. respetuosamente expone:
»Que queriendo prestar un servicio a la Patria adecuado a su estado físico, a sus conocimientos y a su buen deseo y voluntad, solicita el ingreso en el Cuerpo de Investigación y Vigilancia.
«Que habiendo vivido en Madrid y sin interrupción durante los últimos 13 años, cree poder prestar datos sobre personas y conductas, que pudieran ser de utilidad.
»Que el Glorioso Movimiento Nacional se produjo estando el solicitante en Madrid, de donde se pasó con fecha 5 de Octubre de 1937. y que por lo mismo cree conocer la actuación de determinados individuos.
»Que no tiene carácter de definitiva esta petición, y que se entiende solamente por el tiempo que dure la campaña o incluso para los primeros meses de la paz si en opinión de mis superiores son de utilidad mis servicios.
»Que por todo lo expuesto solicita ser destinado a Madrid que es donde cree poder prestar servicios de mayor eficacia, bien entendido que si a juicio de V.E. soy más necesario en cualquier otro lugar, acato con todo entusiasmo y con toda disciplina su decisión.
»Dios guarde a V.E. muchos años.
»La Coruña a 30 de Marzo de 1938. II Año Triunfal.
Fdo. Camilo José Cela»
[...]

3 comentarios:

  1. No queda bien insultar a los muertos, pero él se lo merece. ¡Menuda perla! MJ

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  2. Pagaría por leer la de Pla.

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  3. Menos mal que alguien empieza a poner los puntos sobre las íes. Se merece los insultos, MJ. El español tiene palabras muy claras y contundentes para semejantes conductas, y para sus autores, en plan fino, y menos fino, que era el que ese señor, que de señor nada, prefería.

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