lunes, 2 de mayo de 2016

Errejón, mamelucos, Otegui, Gobierno a la valenciana

«La plaza está tomada. El pueblo se ha atrevido a salir a la calle a protestar y rebelarse contra una situación insostenible. Hay cabreo, subversión y esperanza. Los hartos y los indignados se reparten la plaza abarrotada. No hay héroes, todos a una. Goya, 1814. Los mamelucos de la Guardia Imperial francesa son arrasados por los vecinos que han perdido el miedo y el respeto a la invasión. Las tropas de élite, armadas y a caballo, sucumben el 2 de mayo de 1808 a la marabunta enfurecida que se moviliza a palos contra el poder impuesto».

El pequeño Errejón comenta en el Museo del Prado "La lucha contra los mamelucos el 2 de mayo", de Francisco de Goya (1814)
Fotografías de Daniel Muñoz
A Íñigo Errejón [no tan pequeño, pero ya de la ESO: Madrid, 1983] le interesa La lucha contra los mamelucos porque muestra cómo “el pensamiento emancipador son sacudidas con elementos ambivalentes”. Es un momento apasionante y emblemático, porque es un instante fundacional de la patria: con su rebelión provocarán un cambio político y social en la evolución de este país".

Ha leído en la cartela explicativa que Goya ha pintado el pronunciamiento “sin épica” y se revuelve así, con esa vehemencia contenida de empollón de barrio: “Claro que hay épica, lo que no hay es épica elistista, maquillada y embellecida. El pueblo actúa como un actor colectivo. Goya no lo falsea”.




[granuribe50.blogspot.com.es]
Simulacro de "Gobierno a la valenciana", presidido por Pablo Iglesias
Puerta de los Apóstoles (Catedral de Valencia)
La verdad es que ya resulta cansino ver cómo, a estas alturas, siguen muñendo la vaca del 15M, un episodio que a la larga ha sido contraproducente por la cantidad de populismo barato que nos ha invadido en la política, los medios de comunicación y las redes sociales. Bueno, casi tan cansino como el fantasmagórico "Gobierno a la valenciana" que pregona el plasta de Pablo Iglesias, un sujeto que se ha creído más de lo que es en realidad: una especie de espabiladillo zascandil, como ha quedado en evidencia una vez más, al canonizar a Otegui como "hombre de paz". Sin Internet y sin coleta no sería nadie.

Y, ya que hablamos de Otegui, citemos una palabras de Íñigo Domínguez refiriéndose a ese sujeto en EL PAÍS, en su "Carta desde Europa: un vasco en Bruselas":

«Por eso un razonamiento de persona decente es que si has estado metido en algo tan sucio y tan criminal, con más de 800 muertos, aunque sea de refilón, solo te queda estar calladito y no molestar. Tiene que ser jodido haber estado en la cárcel para nada, y que no se traduzca en poder, pero Otegi representa el pasado, un pasado espantoso, y debería irse a su casa o siete años al Tíbet. Sus ideas, legítimas, las puede defender mejor otro que no tenga ningún currículum en ETA y sea más creíble».

5 comentarios:

  1. Estupenda representación del gobierno a la valenciana que ya no veremos.

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    1. Quizá vuelva a producirse una situación parecida, o sea que no es descartable ese gobierno de la "fotografía".

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    2. Espero que no se produzca.

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  2. Yo lo que sigo sin entender es que los indignados del 15M no se indignen ahora contra quien ha utilizado, y monopolizado, de forma tan artera el movimiento. Les puede la ilusión, supongo, e intentan, de todas todas, resistirse a la decepción.

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  3. Visto que producir televisión de calidad es caro y no tienen garantizada la audiencia, los empresarios de esos medios han encontrado la gallina de los huevos de oro en algo que hubiera sido impensable hace unos años y ahora lo es en parte gracias al 15M: ¡la "política"! Reunir a tertulianos profesionales, telepredicadores, periodistas varios (no todos buenos), politiquillos de todo pelaje y gentes de toda clase y condición a repetir hasta el infinito frases lapidarias mil veces oídas y a pegar gritos como locos en las horas de máxima audiencia. Ahora, con las nuevas elecciones, están frotándose las manos todos ellos. Y, para acabar de arreglar este país, lo que nos faltaba: ¡las mareas!

    Los ayuntamientos y gobiernos varios, por su parte, han descubierto una manera sencilla de hacer política de "izquierdas": cambiar nombres de calles, desenterrar fantasmas del pasado, organizar festejos absurdos, poner impuestitos y tasas hasta por respirar, y dar carta blanca a raudos ciclistas y ruidosos patinadores (que esos no contaminan) para terror de automovilistas y peatones, que nunca saben por donde le pueden salir esos arriesgados nuevos usuarios de la vía pública. ¡Ah!, y en eso coinciden con los nuevos partidos políticos: ¡democracia directa! Organizar referéndums (que saben que ganarán) por cualquier minucia, derivando "al pueblo" la propia responsabilidad de tomar decisiones.

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