viernes, 27 de febrero de 2015

La vocación cosmopolita de Barcelona

Ya que hablamos de Barcelona y la reforma de la Diagonal, vamos a seguir con esta ciudad. A Jordi Llovet le suele gustar la polémica. Considera que esto de la vocación cosmopolita de Barcelona no deja de ser lugar común sin mucha base.
Nos lo explicaba así en el Quadern de ayer:

Jordi Llovet«Hace poco se presentaba en Barcelona un manifiesto, firmado por un conjunto de intelectuales de calidad indiscutible, de la entidad CLAC (Centro Libre de Arte y Cultura) en la que se clamaba, textualmente, por una Barcelona con el "carácter cosmopolita que siempre ha tenido". En buena medida, es una lógica reacción al despliegue abusivo de la cultura popular y el apoyo exagerado que está teniendo el folclore por parte de nuestras autoridades, y al hecho insólito de que, en TV3, ya no se pueda ver un telediario sin la aparición de 'castellers', 'firas del cargol', buscadores de setas, pantagruélicas zampadas de 'calçots' y todo lo que se quiera: es comprensible que la gente que se ha formado en una cultura universal y metanacional encuentre desmesurado este abuso de unas formas de cultura que, siendo de gran dignidad, son siempre idénticas a sí mismas, invariables, sin poder de metamorfosis ni impulso hacia la creatividad.

Pero los firmantes del manifiesto, no han tenido presente una de las propiedades más gloriosas, o lo contrario, de la cultura de Barcelona, ​​hablando diacrónicamente: la mediocridad. Nada que ver con Londres, París, Berlín o, incluso, Zúrich. Está claro que hay dos grandes excepciones en el XX: los hitos altísimos del Modernismo en arquitectura (no en literatura) y la enorme literatura del Novecentismo.[...]

Bocaccio, un símbolo de la "Gauche Divine"En los setenta y ochenta —hasta que Barcelona se masificó y banalizó a causa de un turismo mal informado y sin el menor gusto—, Barcelona vivió unas décadas con una enorme actividad editorial, literaria (los autores sudamericanos establecidos en la ciudad, por ejemplo), artística (Tàpies, el auge de las galerías de arte y del cine) y en otros campos. Una cultura cosmopolita pero efímera. Ahora bien: ¿era todo esto una cultura que iba más allá de la burguesía barcelonesa que conservaba formas de vida educadas, también viajadas, que equivalían sólo a una estela de la gran burguesía de antes de la Guerra civil? No: esta cultura ('Gauche Divine', Tuset Street) poseía un elitismo propio de gente privilegiada y distinguida y una escasa vocación didáctica.

[...] La verdad sociológica es que Barcelona no ha tenido nunca vocación cosmopolita; ha sido, como decía muy bien Joan Maragall en su Oda nova , una ciudad 'airosa" y "riallera', pero también 'covarda, cruel i grollera'; más aún, 'una menestrala pervinguda'. Barcelona ya era así en 1909, y el panorama no ha cambiado. Prat de la Riba, Cambó y Galí hicieron lo posible para dar altura intelectual a la ciudad; pero las bases ideológicas de la burguesía histórica son tan volubles y mezquinas, y se han sometido tanto a sabiendas, con los años, a la lógica del capitalismo neoliberal o la impudicia del nacionalismo folklórico, que, salvo los grupos ya dichos, la cultura que ha imperado en Barcelona ha sido de una vulgaridad medio heredada de los medios rurales (hoy, con más salud que la metrópolis), medio promovida por el pujolismo y sus herederos descafeinados, que detestan la capital.

[...] Porque decir que Barcelona 'siempre ha sido cosmopolita' es caer en una ilusión nada propia, justamente, de los intelectuales».

4 comentarios:

  1. No conozco mucho la historia de Barcelona antes de la guerra civil, pero lo que sí tengo claro es que durante casi todo el franquismo el cosmopolitismo del que habla Llovet no existió en absoluto (como es lógico) hasta aproximadamente finales de los años sesenta. Fue entonces que se inició una especie de edad de oro de la ciudad (todo el mundo se daba de bofetadas por instalarse en ella) que duró hasta la llegada del pujolismo, y ahí se acabó todo.

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  2. Es un tema que no me había planteado mucho, pero el polémico artículo de Jordi Llobet me ha abierto los ojos. Es cierto que la escasa cultura cosmopolita que quedaba en Barcelona se la ha ido liquidando, lento pero seguro, el pujolismo y la ha terminado de rematar el postpujolismo. Y esto enlaza con la entrevista a Salvador Oliva que publicó El País la semana pasada y reprodujo el Gran Uribe el 24 de noviembre: "El nacionalismo se aprovecha de la cultura, la quiere a su servicio. La quiere usar para hacer patria, y eso la mata". En esto y en otras muchas cosas, el futuro no parece muy prometedor...
    El Tapir

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  3. Bueno, se ha afianzado la "cultureta", que es lo que se pretendía. La Cultura, con mayúscula, soporta mal las directrices, y los grilletes. Es una pena, porque hubo una época, efímera, desde luego, que en Barcelona se respiraban aires más cosmopolitas, desde muy diversos ámbitos, y culturalmente era una ciudad más viva y más despierta. Había donde elegir.

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  4. A mí me sigue gustando Barcelona, aunque está bastante desmejorada, sobre todo comparada con lo que era en los 70. Es que creo que es realmente difícil cargársela, quizás con el tiempo lo consigan.

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