jueves, 19 de febrero de 2015

Los recuerdos de Gran Uribe y el limavías

El protagonista de Los recuerdos, de Foenkinos, localiza a la abuela huida en su pueblo natal. Allí la lleva, en un viaje que resultará terminal, a la escuela donde estudió primaria; la maestra la sienta en un pupitre de su clase de tercer curso. Los alumnos están francamente estupefactos. Y el más despierto le pregunta:
— "Cuando era pequeña, ¿todo era en blanco y negro?"

Bueno. David Foenkinos no es el único que tiene recuerdos. Tampoco Català Roca, Pomés, Miserachs, Colita, Salvans, Brangulí, Plasencia Pons i Magarola, etc. fueron los únicos que retrataron Barcelona en ByN (le sienta mejor que el color).

Uribe también tiene recuerdos y permítasele, en un día tan señalado como hoy, traer uno de ellos hasta aquí:
A finales de los años 50, un anónimo fotógrafo tomó una imagen de quien esto escribe subidito en un extraño aparato, el "limavías" (que servía para limar las vías del tranvía, en efecto), transitando por una calle que ahora no somos capaces de identificar. Si alguien localiza ese lugar, por favor ¡póngase en contacto con nosotros!

El padre de Gran Uribe (y también de un comentarista habitual de estas páginas) trabajaba como ingeniero en Tranvías de Barcelona y sus hijos íbamos a un colegio de pago en Sarriá: los jesuitas.
Él, sin duda desconocedor de la psicología infantil, pensaba que llevarnos a la escuela montados en este artefacto de la foto nos provocaba una enorme emoción. De vez en cuando ese bicho pasaba delante de casa y nos recogía para ir al cole.

Gran Uribe montado en el limavías por las calles de Barcelona (finales de los años 50) / Autor desconocido
Craso error por su parte. A quien esto escribe no le hacía ni gorda de gracia que sus compañeros de clase murmuran con cierto desdén: "¡Mira, el padre de Uribe es tranviario", profesión muy digna pero alejada de los parámetros en los que nos movíamos en ese colegio (hijos de empresarios de éxito, banqueros, agentes de bolsa, médicos con pajarita, etc.). En fin, éramos niños y a esa edad es fácil confundir ciertas cosas.

Como buenos hijos, no nos atrevíamos a decepcionar a nuestro padre, pero muchos años después nos decidimos a confesarle la poquísima ilusión que nos hacía subirnos en ese invento; él lo entendió y reímos mucho con eso...
Pero lo que son los recuerdos. Viéndolo ahora, el odiado "limavías" de antaño le parece encantador a Uribe.
En fin, es la historia hermanos...


4 comentarios:

  1. El Gran Uribe lo ha descrito muy bien. Pero se ha olvidado de decir que, en una ocasión, durante la huelga de tranvías de no se qué año, TAMBIÉN fuimos al colegio en el "limavías", ya que no funcionaba ninguna línea por la huelga... No recuerdo bien si en esa ocasión fue vergüenza, o miedo, lo que sentimos, ya que podíamos ser considerados como esquiroles, lo que se solía "premiar" a pedrada limpia...
    El Tapir

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    1. No recordaba ese detalle, pero ahora que usted lo dice me ha venido a la memoria. Las huelgas más virulentas de aquellos años, en que los que se ponían en huelga era gente con un par, eran las de tranvías. Menos mal que no nos pilló ningún piquete, en efecto.

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  2. Una foto preciosa, gran Uribe. Guárdela bien. El "limavías" de antaño, que yo no había visto nunca, también me parece un trasto de lo más encantador. Entrañable.

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    1. Ese trasto, como usted lo llama, recorría incansable las calles de Barcelona eliminando la herrumbre de las vías. Como solo había dos para toda la red era muy raro verlos, así que no me extraña que usted desconociera la existencia de ese entrañable tranvía que realizaba esa labor tan callada como eficaz.

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