«Tuvieron la gran ocasión de mostrar al público que ellos están hechos de otra madera, que aspiran al poder, sí, como cualquiera de los miembros de la casta a la que tanto desprecian, pero que, desde el poder, cuando a él lleguen, rendirán cuentas a la gente de todo lo que desde el poder realicen. Esta es la bandera que la nueva generación de políticos, procedente en buena medida de la docencia en universidades y centros públicos, tendría que haber levantado como signo de que se dispone a, y es capaz de arramblar con un sistema corrupto. Lamentablemente, a las primeras de cambio, han mostrado que para ellos y ellas el rendimiento de cuentas tiene el mismo valor que ha tenido durante los últimos años para los viejos políticos, es decir, ninguno.
»Cierto, las irregularidades que se les imputan son de escala muy diferente a lo que han puesto en evidencia los grandes casos Bárcenas, Nóos, Pujol, Matas, EREs, Gürtell, Púnica y demás. De eso no hay duda, pero tampoco la hay de que la secuencia de sus respuestas ha sido idéntica a la de los diversos implicados en esos casos. Primero, se niegan en redondo a reconocer los hechos: eso es mentira; luego, cuando el escándalo estalla y no hay manera de negarlos, se refugian en la ignorancia, repitiendo como niños: yo no lo sabía, yo no lo sabía; a renglón seguido, y una vez sorbidos los mocos, recompuesto el gesto y reafirmada la dureza de la expresión, culpan al mensajero: nos persiguen, somos víctimas de una conspiración; más adelante, el secretario general echa toda la carne en el asador —ay, aquel aciago día de dos por el precio de uno— en defensa de sus amigos: es un ataque al partido, nos tienen miedo; en fin, escurren el bulto y, cuando es posible, esperan a que escampe antes de reconocer que cometieron la irregularidad de que se les acusa, pedir excusas a quienes confiaron en ellos, y jurar por lo que más quieren en el mundo no volver a las andadas».[...]
Enlace: Rendir cuentas
Este es un asunto en el que casi nadie de la gente que conozco dice nada.
ResponderEliminarLos que son partidarios de "Podemos", temen expresarlo en voz muy alta y que cuando esa gente "pise moqueta" y vayan surgiendo más y más asuntos de estos (que surgirán), tener que "envainársela".
Los que son progresistas pero no les gusta esa opción, temen ser tachados de derechistas por decirlo y verse vilmente machacados en "las redes".
Los que siguen aferrados a los partidos tradicionales temen ser tachados de pánfilos, inocentes, cómplices, pasados de moda, retrógrados...
Y así podríamos seguir.
Lo máximo que se llega a oír en contra de ese movimiento es: "no me gusta la coleta de este tipo", ese otro "es un espabilado" y al de más allá aunque parece un listillo "le persiguen injustamente" los poderes de siempre.
Y ahí acaba todo. Nadie pone la mano en el fuego públicamente ni claramente a favor ni claramente en contra, salvo los que ya sabemos. Nadie parece tener opinión.
Pues yo la tengo: el hecho de que un individuo o un grupo de individuos llame mangante a otro o a otros no implica necesariamente que ellos sean más honrados. Estamos en este caso, en mi opinión. La honradez se lleva dentro. O lo eres o no lo eres. Esto es algo muy serio que no se aprende o se olvida en unos meses. Y no lo serás más por cantar a los cuatro vientos que el otro es un sinvergüenza. Casi todo el mundo tiende a pensar que los sinvergüenzas son los demás.
En fin, he dicho, "hasta aquí puedo leer".
Le doy la razón: la gente de la calle que nos sentimos situados entre el centro y el ala izquierda tenemos bastante temor a definir claramente cuál es nuestra posición ante ese movimiento, cuyo sistema de expansión mediática nos es absolutamente desconocido (por nuevo). Tememos dar un resbalón.
EliminarMe parece una manera excelente de empezar a decir las cosas claras. Tal como se piensa.
ResponderEliminarEn mi opinión, aquí hay un clarísimo caso de financiación ilegal, más que de un enriquecimiento personal. El problema es que, aunque no haya enriquecimiento, la financiación ilegal de un partido ha sido uno de los caballos de batalla de "Podemos". Si ahora resultara que ellos "también"... se les desmontaba el tinglado en un santiamén.
ResponderEliminarSí, tendrían que ir con un cuidado extremo con estas cosas, máxime teniendo en cuenta que han basado su mensaje casi exclusivamente en la honradez, la ética y en achacar corrupciones a los demás ("la casta"). Y que los mensajes en las redes sociales vuelan, como ellos saben muy bien. Aunque actualmente no soy practicante religioso, hay una frase en los Evangelios de lo más aguda: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".
Eliminar950000 euros por el alquiler de la embajada en Bruselas por parte de la Generalitat; 450000 euros por un informe del pobre Monedero por el que un Premio Nobel de Economía hubiera cobrado 30000 tirando larguísimo. Aquí llueve el dinero por todos lados. ¿Quién habló de crisis? Esto es jauja.
EliminarY los demás a chuparnos el dedo.
Pues sí, decir lo que uno piensa es una buena manera de empezar. Y para empezar "Podemos" ha capitalizado en su favor, o lo intenta, las voces indignadas del movimiento 15 M y ahí, a mi parecer, se oyeron también otras voces que a mí se me antojaron más sinceras, y también más honestas, aunque menos vocingleras. Salvo alguna excepción, me pregunto dónde están ahora. Algunas lenguas, sin duda viperinas, aseguran que "Podemos" se las ha ingeniado muy bien para diluirlas.
ResponderEliminarPara seguir, y aunque ha sido un buen revulsivo, sin duda necesario, desconfío de las formaciones tan monolíticas, sin disensiones internas, o tan bien acalladas, por muy asamblearias que sean, o tal vez precisamente por eso. Sabemos por propia experiencia la pericia que tienen algunos para manejarlas.
Para acabar, al menos de momento, se ha de presentar un programa claro, bien estudiado, sin ambigüedades, y con principios bien definidos, para convencer, y no para confundir, ni para ganar votos.
Las irregularidades y su financiación ilegal, como apunta gran Uribe, dan mucho que pensar, y que hablar, y tal vez se conviertan, a la postre, en su talón de Aquiles.