El artículo empieza así:
«Una pareja estadounidense con una hija adolescente. Un buen día, los padres empiezan a recibir en la tableta publicidad de pañales. Se quedan bastante sorprendidos. Esa misma noche averiguan que la niña se había quedado embarazada y había estado buscando por Internet productos de madres primerizas. Este caso real ilustra bien lo fino que hilan los anuncios que aparecen en las webs que visitamos. Se ofertan viajes a quien ha estado buscando una escapada, lanzamientos de los últimos videojuegos si se es amante de ellos o pólizas de seguro para el coche si se acaba de comprar uno.
»Todo esto es posible gracias a la gran cantidad de información sobre nosotros que circula por lnternet. “La gente realiza compras online, busca información sobre temas que le interesan o necesita, se comunica con otros mediante las redes sociales, comparte opiniones, afinidades, sentimientos, incluso preocupaciones. Durante esta navegación vamos dejando una huella digital anónima. Y todo queda registrado”, subraya Rafael Serrahima, director de interacción de GroupM.
»Esta información, debidamente procesada por las agencias, vale su peso en oro. Con ella se elaboran perfiles concretos y se aglutinan en inventarios. La publicidad programática es la herramienta que dota de utilidad a toda esa información. Se trata de la subasta en tiempo real (real time bidding, RTB) de dichos inventarios para que los anunciantes aparezcan en las pantallas que más les interesan. Por ejemplo, quien venda palos de golf perseguirá un público de edad amplio (los jóvenes también juegan), pero de un determinado poder adquisitivo y que se haya interesado previamente por ese deporte. En cuanto ese usuario entra en una web, se subasta en vivo el espacio publicitario que le aparecerá en forma de banner. El anunciante que más ofrezca por él será quien coloque su publicidad en la pantalla que ese individuo esté viendo».
Enlace: Sólo para usted
Gran Hermano te vigila y lo sabe todo de tí.
ResponderEliminarEl Tapir