Franco posa ante las 4.601 perdices abatidas en Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real) en octubre de 1959 / Eduardo Matos |
A Franco ese día tampoco le tembló el pulso. Al llegar al lugar de la cacería, Matos fue subido en una escalera desde donde dominar toda la escena; en ese momento el Caudillo, al hilo del apellido del arriesgado reportero, ¡hizo un chiste!, a saber:
"¡Como se caiga el fotógrafo y se mate, lo tendremos que poner entre las perdices!"
Franco, tocado con sombrero y pantalón bombacho, posa ante las 4.061 perdices abatidas en la cacería / Eduardo Matos |
Nos lo explica Andrés Trapiello en EL PAÍS SEMANAL de hoy, todavía no publicado en la web. En su artículo hace referencia a otro que publicó Jaime Peñafiel en 2010 del que sí hay constancia:
Las fotos de una sordidez impresionante. ¡Cómo recuerdan aquellos momentos tremebundos de la época "franquil"! A parte de colocaditas, hasta parece que las perdices estén desplumadas.
ResponderEliminarEste conjunto de organismos vivos y muertos es muy feo.
ResponderEliminarEs dura la vida del reportero de guerra...
ResponderEliminarLa foto levanta el estómago, y los malos recuerdos...
ResponderEliminarCielos, si parece el cementerio de Arligton...
ResponderEliminarEl Tapir
Falta la tumba del fotógrafo.
EliminarEl doctor Vicente Gil (médico de Franco) estaba muy preocupado porque su paciente llegaba a disparar hasta 6000 cartuchos diarios y temía que el efecto retroceso de la escopeta le acabara destrozando la arteria aorta. Sus temores no se cumplieron, como es sabido.
ResponderEliminargora eta
ResponderEliminarmaunque pierda
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