viernes, 6 de febrero de 2015

David Trueba y "Otros bancos"

David Trueba comenta el episodio del programa El convidat del 25 de enero pasado en TV3 en el que el presentador, en lugar de pasar el fin de semana en casa del típico representante de lo que ellos llaman societat civil (verbigracia: Xavier Sala i Martín, Lluis Llach, Carod Rovira, Pau Gassol, Ferran Adrià, el obispo de Solsona, etc.), decide pasarlo con un experiodista y mendigo, Jaume Marsé, que vive actualmente en una residencia.

Eso le da pie a Trueba —en su columna titulada hoy Otro bancos— para comentar los "hábiles" sistemas que inventan los ayuntamientos y otras entidades, que sin duda están especialmente diseñados para evitar a los "sin techo" y que convierten a las ciudades en lugares absolutamente inhóspitos para todos, con y sin techo.
Se trata de un tema muy adecuado para los días que corren, de frío extremo en casi toda España. Extraemos un trozo:


Bancos en una plaza de Madrid, junto al metro

[...]«Me quedo con el momento en que ambos, detenidos en los asientos de la calle, ahora reconvertidos en sillitas individuales frente al tradicional banco, reflexionaban sobre el difícil acomodo para los indigentes. En Madrid pasó a la historia el alcalde Álvarez del Manzano por incluir una barra separadora en mitad de los bancos y lograr de ese modo que los mendigos no pudieran usarlos como cama.

Nueva parada de autobús en Madrid»Las soluciones imaginativas no siempre tienden a un fin encomiable; en demasiadas ocasiones retratan la miseria moral de la autoridad.
Ahora, en las paradas de autobuses madrileñas se ha incorporado un extraño murete divisorio que tiene la finalidad principal de impedir que nadie se tumbe. Las paradas de autobús boicoteadas como refugio de urgencia se suman a medidas como el empeño de muchos bancos por volver a deshacer sus cabinas de cajeros y retornarlas a la acera descubierta para evitar también que sirvan de improvisada habitación de hotel para los sin casa. Cuando llega el frío, miramos con más interés estas soluciones de quienes se han quedado fuera del sistema inmobiliario y es bueno reparar en lo complicado que se les ha puesto el asunto.
»Era el Ayuntamiento de Sevilla el que quería multar la búsqueda de desperdicios en la basura y no es raro que vaya por ahí el ahínco legislativo. Si las autoridades son incapaces de frenar la caída en la pobreza de una parte de la población resulta lógico que propongan otra solución: multarles por ser pobres. Mejor que fastidiar bancos públicos, parques, paradas de autobuses, bocas de metro o recodos y pasillos subterráneos, que son instituciones sociales, prohibir ser pobre suena como la medida perfecta. Anímense».

Enlace: Otros bancos

Justo es decir que, aunque España siempre ha tenido una buena cantera de inventores, toda esta especie de siniestros artilugios en muchos casos han sido copiados de otras ciudades del mundo donde la calidad de vida de la gente se la pasan también por... "salva sea la parte". 


3 comentarios:

  1. Me quedo con una frase: "Las soluciones, en demasiadas ocasiones, retratan la miseria moral de la autoridad".
    Y que, por cierto, están perdiendo, la autoridad, digo. La autoridad va más allá de detentar un cargo. Hay que ganarla.

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    1. La miseria moral de la autoridad, y también de otros. Yo he dirigido obras municipales y los primeros que NO querían ver ni en pintura los bancos "normales" eran los comerciantes y vecinos del barrio. No nos engañemos, nos guste o no, la autoridad y los políticos, no son sino un reflejo de la sociedad que los ha puesto ahí. Es decir, nosotros.
      El Tapir

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    2. Los bancos no los quieren los comerciantes no solo por los mendigos: grupitos de gamberretes, botellonistas, etc.
      Tampoco los vecinos son partidarios de que se los pongan delante de su casa por esos mismos motivos, aunque sí delante de la casa de otros para cuando ellos pasean tener donde sentarse sin meterse en una terraza de bar; que esa es otra: lo de las terrazas y el espacio público alquilado a intereses privados. Las obras en ciudades y pueblos me imagino que se hacen no para mejorar la vida del viandante (esa es la coartada) sino para luego poder recaudar vía impuestos y demás.

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