martes, 27 de junio de 2017

Parte de la banda sonora de la vida de G.U.

Pues sí, eso que se dice tantísimas veces de manera un punto cursi, ya saben, lo de "la banda sonora de nuestra vida": ayer Gran Uribe fue con doña Perpetua a ver y escuchar a un tipo que forma, con todo merecimiento, una buena parte de la banda sonora de la vida de este modesto bloguero desde los primeros setenta.

Y le ha impactado ver a Kris Kristofferson —un tipo de 81 años bastante mal llevados, que está forrado y que sigue cantando simplemente porque le gusta, a pesar de que va muy justito de facultades— dar un repaso a todas sus mejores canciones, que sonaban diferentes, con un indefinible aroma de despedida. Emocionante. G.U. ha aprovechado para hacer un par de fotitos de recuerdo con su modesto telefonillo (en vías de mejora): estaba un poco lejos, la verdad.

La luna no se perdió el comienzo del concierto / (26/6/2017)
[granuribe50.blogspot.com.es]
Momentos finales del concierto de Kris Kristofferson / (26/6/2017)
[granuribe50.blogspot.com.es]

Dice Miquel Jurado en EL PAÍS:

«La del lunes no fue una actuación más del festival Jardins de Pedralbes. Ni siquiera podríamos decir que fue una actuación “normal”. Fue más bien un acto de fe. Una peregrinación para rendir culto a una leyenda y festejar su apoteósica carrera, en realidad los recuerdos de cada uno de los presentes, más que para disfrutar de su música en tiempo presente.

Kris Kristofferson es una auténtica leyenda de la música popular, indiscutible. A sus ochenta y un años sigue manteniendo su eterna sonrisa de seductor duro pero tierno, su pose de fuera de la ley a medio camino entre cowboy y camionero y su capacidad para seducir al personal sin apenas medios.


Kris Kristofferson (26/6/2017) / [getty images]
Y Kristofferson ejerció de leyenda. Solo, sin ningún acompañamiento, simplemente su guitarra y esporádicamente una armónica. 

Probablemente no fue un concierto en sentido estricto sino un acto comunicativo preñado de sensibilidad en el que se dijeron cosas de gran belleza que, además, no se quedan en la cáscara e inducen a pensar. 

No fue casual que cerrara la noche una canción que había cantado con Rita Coolidge cuando eran pareja: Please don’t tell me how the story ends: “Esta podría ser nuestra última buena noche juntos... solo déjame disfrutar hasta que acabe, o para siempre”».








Es un buen lugar para conciertos veraniegos y le pilla a uno a tres paradas de tranvía, aunque la utilización de ese espacio público durante un mes, con todas esas carpas llenas de 'burguesots' y anuncios publicitarios por doquier, no sé, no sé...

Los diarios comentan que es un ciclo de conciertos terminales, y quizá no les falta razón. Al que dieron "lo que queda de los Beach Boys" no asistió Gran Uribe: hubiera estado fuera de su modesto presupuesto. Y al de Art Garfunkel, tampoco irá: le pillará, Dios mediante, en Albacete, ya saben. Uno también es fiel a los lugares que ama.



4 comentarios:

  1. El tipo de música que hace es tranquila . No me desagrada. No.

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  2. ¡Qué pena no haberme enterado, habría hecho lo posible por organizar un viajecito a Barcelona...! Ya sabía lo que me iba a encontrar, porque, desde hace unos años, este hombre, más que cantar, piensa en voz alta. Va desgranando tranquilamente sus agradecimientos y pequeños homenajes a sus ídolos de su generación, la mayoría de ellos ya muertos. A pesar de ello, me emociona, aunque de distinta manera, como el primer día. GU lo ha definido muy bien: la banda sonora de mi vida, desde que oí por primera vez una canción suya, "Me and Bobby McGee", en la explosiva versión que de ella hizo Janis Joplin. Me sigue emocionando esta canción, tanto en la versión de Janis Joplin como en la de su creador. Lo dicho, una pena haberme enteradio de este concierto "a toro pasado".
    El Tapir

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    1. La verdad es que me enteré el día antes, yendo en coche, al ver un cartel colgado de una farola y compré las entradas por Internet.

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  3. Magnífico concierto. Estupenda la canción.

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