martes, 27 de junio de 2017

La izquierda más fotogénica del continente

Los que han asistido a alguna de las conferencias de Félix de Azúa o a algún curso impartido por él dicen que es un "pedantón del carajo". Y a veces lo es, desde luego: Gran Uribe tenía su "Diccionario de las Artes" y no consiguió entender casi nada de lo que decía, de profundo que era. Fue a parar a la chimenea, como hacía el detective Carvalho en su casa de Vallvidrera con los libros que le sobraban.

Los procesistas le llaman facha porque no está por la labor, como no podía ser menos. La verdad es que tuvo que emigrar a Madrid porque aparecían continuamente pintadas en el exterior de su casa tildándolo de tal y el hombre estaba ya hasta el gorro. Algo parecido le pasó a Boadella... Pero el caso es que se trata de un tipo inteligente, ácido y crítico, al que es difícil dar gato por liebre. En sus artículos el hombre se suele despachar a gusto, sin complejo alguno, y hace muy bien ¡qué puñeta!

 Hoy dice así en su columna de los martes:

«Cuando Pablo Iglesias avanza por un pasillo de las Cortes, dócil ante las cien cámaras que le glorifican, parece que vaya enjugándose las manos con un pañuelo de yerbas, como si acabara de reparar el sifón de la cocina. Tiene un porte decididamente sindical. Por el contrario, cuando Pedro Sánchez avanza por el mismo pasillo y ante las mismas cámaras, lo hace pausadamente, con una ondulación que es híbrido de Gary Cooper y Mae West. Sonríe y saluda, parsimonioso, a derecha e izquierda, como la fascinante rubia platino. Dos estilos bien definidos.


Esta es nuestra izquierda, qué le vamos a hacer. Una izquierda cuidadosa de su imagen y cuyos dirigentes gastan el espejo de la mañana a la noche. Gente con una vanidad tan colosal que no deja lugar para el raciocinio. Así que, en pura competencia, aislados en la burbuja narcisista, olvidan por completo que su empleo es el de mejorar la vida de sus votantes. En lugar de eso, rivalizan por ver quién pone el gesto más izquierdoso de manera que ya, en los próximos tiempos, votarán en Europa junto a los fascistas de Le Pen.


No hay remedio, la ausencia de una educación seria en nuestro país va creando personajes ajenos al mundo real, individuos que se sueñan héroes de teleserie o figurines de la sección rosa. Porque, en verdad, nadie sabe qué van a hacer con nosotros, sólo se les conocen gestos heroicos: cambiar nombres de calles, proponer una España en macedonia, abominar del capitalismo criminal, reprimir a quienes no forman parte de su pequeño club de prensa, bramar contra la corrupción ajena, pero no contra la propia, admirar al dictador Maduro o a los separatistas de Gerona, y así sucesivamente. La nuestra es la izquierda más fotogénica del continente, pero también la más cortita».


2 comentarios:

  1. Tanto el uno como el otro prefieren gestionar la calderilla a crear riqueza.

    Los dos están por acabar con Rajoy, pero de manera conjunta, o sea, unidos, porque sólo con los votos de sus seguidores se ven impotentes.

    Luego no hay más remedio que unirse, y digo no hay más remedio porque se odian, y se odian porque el poder no tiene compasión y los dos ocupan el mismo espectro político, el mismo lugar ideológico , la misma forma de hacer política, con una salvedad, uno es partícipe de la España de nación de naciones y el otro de la España plurinacional.

    No se me rían, que el diseño del lenguaje puede darnos días de gloria. Ya veremos la diferencia o la conjunción, en el caso de que vayan juntos a las urnas, pero les advierto, Roma no paga traidores, y en este caso no se sabe quien de los dos hace el papel de Nerón.

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  2. En Francia Manuel Valls tampoco estaba mal de fotogenia y fíjense dónde ha terminado. El futuro de nuestra izquierda cortita también es incierto. MJ

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