Sigamos. Lluís Bosch tuvo la "suerte" de tener como compañero a Sandro Rosell, del que ya habrán oído hablar ustedes. Fue en el entonces colegio privado Costa i Llobera (ahora instituto público), en el barrio de Can Caralleu, en Barcelona, por encima de la piscina a la que acude esforzadamente Gran Uribe a devorar millas.
Algún día explicaremos algo de la estancia de G.U. en los jesuitas de Sarriá, muy cerca de allí, de algunos significados compañeros que tuvo y también de las comidas de antiguos alumnos, esas que le gustan tan poco (en eso coincide también con R. de E.). Pero dejemos hablar a Bosch, en un retrato impecable, titulado Yo fui amigo de Sandro Rosell, aunque, tal como señala al final (pueden enlazar con el artículo a través de ese título), quizá debería haberlo llamado:
«Un extraño
encadenamiento de fenómenos hizo que Sandro Rosell y yo fuéramos compañeros de
clase en un colegio de Barcelona. Desde primero hasta octavo. Hablo de la EGB.
Esta confesión sorprenderá a quienes sepan algo de mí y algo de él a la vez. Lo
podría explicar de la forma siguiente: mi padre, aunque obrero, quiso darles a
sus hijos una buena educación y concluyó que la escuela pública franquista (yo
nací en el 64) no le garantizaba su pretensión. Visitó muchos colegios, a la
búsqueda de uno que satisfaciera sus deseos y finalmente optó por el
"Costa i Llobera", en Sarrià, la parte alta de Barcelona —alta en
ambos sentidos.
El "Costa i Llobera" en la actualidad |
En aquellos tiempos, el
"Costa i Llobera" era un modelo de educación digamos que avanzada,
con propuestas innovadoras en el campo pedagógico. Y estrictamente laico. Mi
padre, que nunca supo ganar dinero, sí supo, sin embargo, remover cielo y
tierra para conseguir que sus hijos accedieran a esa escuela mediante una beca
privada: las familias más ricas pagaban un poco más de la cuota que les
correspondía y con ese excedente podíamos estudiar allí algunos pocos hijos de
pobres. La escuela "Costa i Llobera" era un centro privado por entonces,
privadísimo.
Mis compañeros de clase, en la siniestra década de los 70 (siniestra solo para los míos), tenían casas en el Ampurdán, esquiaban en Suiza, vivían en mansiones con piscina, tenían madres y padres cultos, ricos y elegantes y los apellidos más abundantes eran Maragall, Raventós, Muntaner, Serrallonga, Puig, Vilanova, Vila-d'Abadal, etc. Allí aprendí muchas cosas buenas y además tomé conciencia de clase. La letra no me entró con sangre, pero la conciencia de clase, sí.
Mis compañeros de clase, en la siniestra década de los 70 (siniestra solo para los míos), tenían casas en el Ampurdán, esquiaban en Suiza, vivían en mansiones con piscina, tenían madres y padres cultos, ricos y elegantes y los apellidos más abundantes eran Maragall, Raventós, Muntaner, Serrallonga, Puig, Vilanova, Vila-d'Abadal, etc. Allí aprendí muchas cosas buenas y además tomé conciencia de clase. La letra no me entró con sangre, pero la conciencia de clase, sí.
Entre los apellidos del
"Costa i Llobera" también estaba el de Rosell, que era el apellido de
Sandro, un chaval agradable y tremendamente listo. El más listo de la clase,
con diferencia. Su padre era gerente del Futbol Club Barcelona. Muchas tardes,
al salir del cole, me iba a merendar a su casa, que estaba cerca de la casa de
la familia Pujol —aunque eso, yo entonces no lo sabía. [...] Ser amigo de Sandro
me conllevó muchos beneficios: era un líder nato, y era un lujo hacer los
deberes con el alumno más brillante y, por si eso fuese poco, era el mejor
jugador de fútbol en el patio. [...]
Cuando terminé octavo le
supliqué a mi padre que me matriculase en el instituto del barrio. No soportaba
más a esos compañeros de clase que lo tenían todo. Tenían incluso cosas que yo
no sospechaba que se podían tener: todos los Geyper Man del mundo, coches de
importación, televisores a todo color, aparatos de video, criadas filipinas o
extremeñas, piscinas infinitas, vicios raros y unos tarros de crema de
chocolate exquisito que solo se podían comprar en Ginebra, creo, aunque quizás
provenían de Andorra. En el instituto hice un BUP más bien mediocre en lo
académico, pero me sentí mucho más feliz que en "Costa i Llobera". La
mayoría de mis compañeros eran castellanohablantes pero, como todos éramos
pobres, me di cuenta de que la pobreza es como un esperanto.
Durante tres décadas no
supe nada de mi amigo Sandro. Hasta que aparecieron google y facebook, y el
nombre de Sandro se iluminó un día en mi pantalla. Quería reunir a los antiguos
compañeros del cole y nos invitaba a todos, con todos los gastos pagados, en
una terracita de un hotel, creo que en Sitges o por ahí. Ese tipo de
reencuentros estuvieron muy de moda hace un tiempo. Me lo pensé un par de
segundos y luego borré su mensaje. Según me informó un informante que asistió
al acto, Sandro había reservado una linda terraza con vistas al mar, y agasajó
a los excompañeros del cole con cava catalán (o francés, ese detalle lo he
olvidado), bebida con la que te rellenaban la copa unos camareros y camareras
negros y negras, escrupulosamente uniformados de camareros negros y de
camareras negras. Poco después se supo que Sandro, junto a su amigo Joan
Laporta, se presentaban de candidatos para presidir el Futbol Club Barcelona.
De la campaña que hizo
Sandro unos años después, cuando se presentó para presidir el Barça como cabeza
de lista y sin Laporta, recuerdo haberle escuchado decir en la radio: "el
Barça és més que un club: és un sentiment". Pronunciaba
"sentiment" con un cinismo inadjetivable. Sandro respondía así al
exabrupto de un entrenador zafio, Javier Clemente, quién había parafraseado el
viejo eslógan barcelonista: "El Barça es más que un club: es un
puticlub". Cuando escuché lo del
"sentiment" en boca de Sandro comprendí que Sandro había dirigido su
inteligencia hacia el mal, como un Darth Vader cualquiera: en vez de orientar
su capacidad mental hacia la ciencia, el arte o el bien común, la había
dirigido hacia el negocio del fútbol, la pasta, la mafia, el chanchullo
hipermillonario.
Sandro Rosell en su celda de Soto del Real / [granuribe50.blogspot.com.es] |
Apreciado G.U:
ResponderEliminarConozco a Lluis Bosch, de hecho, sale como Escritor Recóndito en una página que tengo el gusto de llevar junto a Francesc Cornadó, y en la que hacemos referencia a buenos escritores que no están bajo los parámetros de las editoriales al uso, y que dominan la distribución peninsular.
lluis es un tipo peculiar. Quien no lo conozca personalmente sacará la conclusión de que parece "resabiado". Nada más lejos de la realidad.
Lluis es una persona fiel así misma, una persona que tiene dignidad.
Le jode lo que le jode a la gente de bien, que le estafen. En las estafas, no sólo entra lo físico, entra también lo espiritual y lo conceptual.
Si en lo físico no es difícil pescar al estafador, si lo es en lo espiritual, y para qué le voy a contar en lo tocante a los conceptos. Y es allí donde, y como ud. ve, G.U., se revela.
Me alegra verle y leerle otra vez en su página, G.U. Veo que coincidimos en gustos y en pensamientos.
Un abrazo y un placer el entrar en su casa.
salut
La inteligencia, sin moral, produce monstruos.
ResponderEliminarSandro Rosell precursor de P. Sánchez en teoría de las naciones.
ResponderEliminarVa usted a Sánchez, GU. Que lo sepa.
Vh sociata
La verdad es que ha habido más de un presidente del Barça que ha estado en la cárcel, como Núñez, el que lloraba porque habían ganado la liga. Otros no han estado en la cárcel, pero sí en entredicho, como Gaspar y Laporta, que yo sepa. Seguro que el Barça es más que un club. MJ
ResponderEliminar