Pero hay atisbos de esperanza. Hoy, sin ir más lejos, era la comida de germanor de la Coral L´Espiga de les Corts (una entidad estupenda, tremendamente catalanista pero en la que no hemos visto jamás ninguna estelada), y han comido todos en la calle peatonal donde tienen su sede, protegidos del sol por unas carpas, dado que caía a plomo.
Al principio el silencio era casi absoluto pero, conforme el contenido de las botellas (de vino) iba menguando, la cosa ha empezado a animarse y han acabado cantando todos (son muy cantarines, claro, y lo hacían muy bien) "Carrascal", "A mí me gusta el pipiripipipí", "La Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa", "El vino que vende Asunción" y demás musiquillas que se entonaban antiguamente por aquí en verbenas y francachelas varias sin recato alguno a pesar de no ser catalanas. Y todos/as unidos/as y tan felices.
¿Por qué no ha de seguir siendo así, si todos nacimos 'desnuditos y sin dientes'? Vayamos a los comentarios prometidos:
Bueno, ya hemos llegado al punto donde jamás hubieramos debido llegar.
Ya tenemos enemigos del "pueblo".
Para ser buen catalán es necesario poseer varias cosas, a saber:
1) Ser de la CUP, de Jx SI, de ER o como mínimo de Pdecat.
2) Dirigirse siempre en catalán en todas las facetas de la vida.
3) Ser del Barcelona FC.
4) A ser posible haber nacido de padres catalanes o tener vínculos sanguineos con la tierra.
No tendrán derecho a repartir los carnets de amigos del pueblo más que los que cumplan los requisitos anteriores. [Tot Barcelona]
De ahí al "Wanted" ("Se busca") de las películas del Oeste no hay más que un paso. Y seguramente no haga falta irse al lejano Oeste. En un Oeste mucho más cercano, el País Vasco, sabrán de qué hablamos... ¿Es eso lo que queríamos? [El Tapir]
Tot Barcelona me inserta el contenido de un artículo de Joaquín Luna, en La Vanguardia, que Doña Perpetua hacía horas que le estaba recomendando a G.U. Pero éste, enfrascado en poner la urnita de cartón entre las manos de Guardiola, esas mismas que antaño sostenían con arrobo un balón (pero eso se acabó cuando no tuvo ya a Messi), no había encontrado el momento de leerlo. Como uno se siente identificado al mil por mil con su contenido y es breve, lo reproduce entero:
Lo escribo sin recochineo. Y lo curioso es que
me empieza a importar poco: acepto la inferioridad ante unas gentes que o
imponen su voluntad o van a seguir amargando los días y algunas noches de mi
vida. Madrugar el viernes, tratar de saber qué votaron los británicos y ver TV3 fue tomar café con mala leche. Y la mala leche no es buena para el cuerpo: he aquí la única televisión pública de Europa capaz de presentar la debacle electoral del SNP como un paso positivo y un avance táctico del independentismo escocés. Si esta va a ser la BBC de la República... No quiero darle vueltas al anuncio del referéndum del 1 de octubre. Solemne, como todo. Dispongan lo que quieran. Soy de esos catalanes –¿o debería ya escribir excatalanes o catalanes de segunda o catalanes renegados?– “antidemócratas” porque ni creo ni defiendo ese simplismo de que “derecho a decidir” es igual a referéndum. Tantos años viajando y cubriendo la actualidad internacional son nada al lado de la rotundidad de muchos dirigentes comarcales: ¡sólo un antidemócrata puede discrepar del referéndum unilateral! Sigo sin entender –y ya han pasado muchos meses– cómo los resultados del “plebiscito” (47,8% de los votos emitidos en favor de la “hoja de ruta” que iba a desconectar Catalunya en 18 meses) conceden tanta autoridad, tanta solemnidad y tanta verdad para reclamar el derecho a barra libre. ¡Quién tuviera estas convicciones aunque en mi caso sería peligroso porque me convertiría en un fanático! Uno se ha hartado de escuchar que el Gobierno del PP es una fábrica de independentistas. Los mismos que lo repiten ni se imaginan que reproducen el error a diario con un proceso alocado que ya empezó fatal –desautorizando a Artur Mas en diciembre del 2012, como hoy los británicos con Theresa May– y que está plagado de desprecios, desplantes y muestras de chulería condescendiente hacia quienes discrepamos. Me desazona que muchos soberanistas sueñen con una columna de tanques en la Diagonal. ¡Qué ilusión! Lo siento pero no sucederá. Nunca volveremos al 39. Y, en paralelo, crecen y crecen las “estructuras de Estado”: subvenciones, prebendas, viajes bochornosos al extranjero, empleos, organismos innecesarios y cinco minutos de gloria para personajillos. Tengo la suerte de que si dejo de sentirme catalán y me hago apátrida igual incluso vivo mejor. Don Mariano Rajoy: uno se ha mojado y espero que usted lo haga cuando pase el chantaje del referéndum del 1 de octubre |
[Joaquín Luna, Yo no soy digno de esta República, La Vanguardia (11/6/2017)]
Un artículo para memorizar, poner en verso y enmarcar
G.U.:
ResponderEliminarEstoy triste.
Nacido en las barracas e Montjuïc, (Can Valero Petit); de madre charnega (hablaba el catalán), y de padre prófugo ( de si mismo), y habiendo cumplido 64 años en la localidad de Barcelona, juro:
Que he depositado dinero, estudios y esperanzas en esta tierra, la mía.
Dos empresas cree. La primera fue un fracaso; la segunda dio trabajo a 4 personas y de comer a 5. Duró 21 años.
Estudié en la ciudad , Teología (tesina sobre Metafísica); Pedagogía (Escuela inclusiva); Filosofía ( psgrado en Ética Aplicada).
Trabajé en la privada, siempre de RRHH, Tres empresas y cuatro convenios. 324 personas, 146, 74.
Colaboro en Teresas de Calcuta ( o sea, en la pobreza de mi ciudad), y en un proyecto llamado REIS (Reincerció escolar Inmersió social), dotectamente con los servicios sociales del barrio, donde martes y viernes, de 6 a 8 ayudamos en un local de la AAVV a niños con problemas de idioma, atraso, estructura e índole similar a acabar de hacer los deberes en la sede.
De lo primero llevo 11 años y en lo segundo 9.
Con un hijo catalán llamado Icaro de 34 años.
Todo mi patrimonio está en Barcelona.
Ahora para que venga un idiota millonario y se tilde de más catalán que yo, cuando tan siquiera ha levantado un dedo por su escalera, ni jugado los dineros en Barcelona con una empresa y en una industria; ni sabido lo que es la miseria, porque ni los políticos saben lo que es, ni los que van en Maseratti tampoco.
Como dice el Sr LUNA : " Dispongan lo que quieran. Soy de esos catalanes –¿o debería ya escribir excatalanes o catalanes de segunda o catalanes renegados?. Dispongan lo que quieran, pero déjenme vivir y acabar mi existencia en paz. Y ya que estamos, hagan alguna labor social, porque la que tienen encomendada que es la política, o sea, sentarse a hablar con dignidad y sentido común , esa, no la saben hacer.
Salut
Yo creo que el gran enemigo no les vendrá en forma de tanques por la Diagonal. El gran enemigo lo tienen instalado dentro y no es otro que la semilla de la discordia que se ha instalado allí por culpa de unos cuantos políticos iluminados y sus pelotas de rigor.
ResponderEliminarMuchas gracias
F.G.
Soy otro renegado y fascista. Nada que añadir a lo dicho por Joaquín Luna, Tot Barcelona y F.G. Me han quitado las palabras de la boca. Y ahora, el que nos faltaba, Pep Guardiola...
ResponderEliminarEl Tapir
Ya me extrañaba, G.U., que hacía tiempo que no aparecía en los "eventos" del soberanismo. Pensé que se tomaba un respiro o que ya se había cansado de ir, total, para perder el tiempo. Veo que ha vuelto a la palestra en el cartel, como enemigo. Ahí deberíamos figurar muchos más.
ResponderEliminarMe sumo a la lista que cita El Tapir. MJ
Menudo articulazo, de "traca y mocador", como aquí se dice. Nos ha quitado las palabras de la boca a muchos, como Tapir. Yo también soy una mala catalana, renegada y fascista. En cuanto a Tot Barcelona, chapeau, querido amigo. Vd., y tantos como Vd., son los verdaderos patriotas, los que hacen que un país vaya adelante, y no los buscavidas y aventureros que, imbuidos de una representación que nadie les ha otorgado, pretenden llevarnos directamente al pedregal.
ResponderEliminarnvts
Esta anónima se suma a los enemigos del pueblo. Y propone, sin más, a los cartelistas la lectura de la obra de Ibsen. Su mensaje, explícito y claro, les dará de lleno en las narices. Todo un hallazgo la frasecita...
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