El de las chaquetas de domador polemiza con Gordó

Germà Gordó y Sala i Martín

Germà Gordone,  exgerente de Mas en Convergència, se agarra a la silla de diputado del Parlament por las prebendas y para aliviar el trance de ser investigado por el tres per cent (3%) y poder afrontarlo en situación de aforado. Vean el apoteósico trino en Twitter del exconseller de Justicia; en la respuesta de Sala i Martín —el 'ilustre' catedrático de Economía en la universidad de Columbia, de nacionalidad americana pero procesista convencido, votante del PEDOCAT y futuro aspirante a la cartera de Economía de la República catalana— le dice que está haciendo el ridículo.

[Gran Uribe no tiene muchas ganas de entrar en esa polémica entre Germà Gordone y Xavier Sala i Martín, ya que los dos le parecen unos chuponcetes del procés pero, ya puestos, le contestaría que él también hace el ridículo con su colección de chaquetas de domador o —a veces— de cazador de cebras y nadie se lo ha dicho todavía en twitter. Pero tiene su punto de razón: "servei públic", "il·lusió", "just", quina barra!].

Pío- píos de Germà Gordone y de Sala i Martín en twitter

Mientras tanto, parece evidente que el PEDOCAT ha entrado en pánico. Dice Marta Pascal que no tienen nada que ver con CiU , pero el trilero Mas es presidente de los dos y guarda un mutismo absoluto, a pesar de ser el gran valedor de Gordone (que era su mano derecha). No debe de estar pasándolo bien, porque el cerco se estrecha, la independencia liberadora de responsabilidades no acaba de llegar cuando más se la necesita y su último cortafuegos —Gordone—está que arde, hasta el punto de que, para seguir indemne y chupando del bote, ha montado un nuevo partido político, de futuro tirando a oscuro: Nova Convergència, tal es el nombre del invento del chamuscado Gordone.

Hasta un diario tan poco sospechoso de antiprocesista como es elnacional.cat comenta, por boca de un sujeto llamado Bernat Dedéu, en un artículo titulado Artur Mas fa de Rajoy:

«Del mismo modo que sonreímos cuando Rajoy habla de Bárcenas como si fuera un conserje del PP que se fichó por error y del que él no tenía ninguna noticia, subsumir el caso Pujol a un asunto meramente familiar, como había hecho Mas en el pasado, y creer que eso de Germà Gordó acabará a base de cerrar la boca no parece la mejor solución. A partir de ahora, en el Parlament habrá un político imputado debido a la trama de un partido, por mucho que se esconda en el grupo mixto. Repito la pregunta: ¿dónde estás, presidente? De todo ello, ¿nada que decir? ¿Ahora no toca? Diría que, después de dar un paso al lado, lo que tocaría ahora es hacerlo adelante y, si no es molestia, abrir la boca».