Dice así:
«Una periodista vinculada a este diario publicaba, el pasado sábado, un buen reportaje sobre el destino en el que han ido a parar los premios literarios en lengua castellana.
El reportaje ofrecía, entre otros, el testimonio de Juan Marsé , Premio Planeta 1978, que se tomó la molestia, el pasado lunes, de explicar con todo detalle los acontecimientos que le llevaron a dimitir como miembro del jurado del mismo premio que él había ganado bastantes años antes.
Ahora sólo hay que hacer una síntesis general del asunto, que consiste en tres afirmaciones: los premios literarios los suele dar el editor, y no el jurado; los premios se dan a personas que garantizan unas buenas ventas no por la calidad de los libros que presentan los escritores, o que se les han previamente encargado, sino por su notoriedad como personajes públicos, a menudo los medios audiovisuales, y, por fin , cuanto menos dinero se ofrece en un premio literario —como los Anagrama—, más solvente es la elección del ganador y más ajustada a calidad.
María de la Pau Janer, Iñaki Urdangarin y Juan Marsé durante la gala de entrega del Premio Planeta 2005 [premioplaneta.es / elconfidencial.com /granuribe50.blogspot.com.es] |
Jordi Llovet |
Y pasa Jordi LLovet a explicar una desagradable experiencia personal suya, con ocasión de ser jurado del Premi Sant Jordi de Novel·la 1982. Acaba su artículo con esta frase: "un servidor juró solemnemente -ante de una Ilíada , un Tirant lo Blanc y el Quijote - que nunca más formaría parte de un jurado literario en que entren en juego consideraciones políticas o mercantiles por encima de las estrictamente literarias"».
Que conste que lo primero es lo primero. El patriotismo en un concurso literario en Cataluña va por delante de la literatura.
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