Nota encontrada en un pupitre del instituto donde estudiaba Lucía |
Aunque todo indica que no se tomaron en su momento las medidas adecuadas, hay que advertir que estos asuntos de presunto acoso escolar son muy difíciles de detectar y confirmar por parte de los profesores, ya que muchas veces se produce fuera de su vista, o al salir del cole y por vía redes sociales y, además, cuando se inicia el expediente, la víctima no quiere reconocer que eso le está ocurriendo (por si acaso) y los acosadores se hacen los buenecitos. Gran Uribe conoció por su trabajo a ese tipo de sujetos, unos hijos de p***. Y cuando ocurre la tragedia, el instituto se quiere lavar las manos para no dañar su prestigio, y la consejería de Educación... tres cuartos de lo mismo.
Leemos en la prensa de hoy:
Lucía García Menárguez |
En una hoja, sin fecha y con muñecos esquemáticos, aparecen de su puño y letra todos los fantasmas que rodearon los últimos meses de vida de la joven Lucía García Menárguez. Los “monstruos” que la perseguían, esos que ella contó a su familia que “la insultaban, le pegaban, le daban puñetazos, le clavaban lápices, en el autobús no querían sentarse con ella”, según explicaron a este periódico sus padres al día siguiente del entierro.
El cómic dibujado por Lucía que sus padres encontraron tras su suicidio |
En la hoja del cómic, que la policía ha pedido incluir en la causa, aparecen también dibujados el temor y la vergüenza por su cuerpo (“64 kilos, ¿ves? ¡Gorda!”, escribe en el folio junto al dibujo de una chica subida en el peso del baño).
En el relato gráfico que dibujó en la hoja de un cuaderno, separado en viñetas, la protagonista de papel acaba cayendo de espaldas por un abismo. La Lucía de carne y hueso cayó también en uno que la empujó al suicidio tras las últimas vacaciones de Navidad».
Enlace: 'Mamá, no puedo más'
Sin palabras.
ResponderEliminarUna sociedad idiota y los hijos de esta sociedad idiota han logrado otro éxito.
Escalofriante.
ResponderEliminarEl Tapir
Es difícil detectar las agresiones a un compañero a esas edades, porque los alumnos directamente responsables de ellas disimulan y mienten como bellacos. Pero al menos hay que intentar averiguar qué pasa, no mirar hacia otro lado y llegar hasta el fondo del problema. A ver qué se hace ahora para que hechos así no vuelvan a ocurrir. MJ
ResponderEliminarExactamente: mienten como bellacos.
EliminarYo también creo que ya basta de mirar hacia otro lado. Ya basta. Profesores, juntas directivas y directores tienen que implicarse de una vez, y estar alerta. Sin mirar hacia otro lado, y sin excusas.
ResponderEliminar