Portada del libro "Kitsch Barcelona" |
Arduo concepto éste. Gillo Dorfles, un gran crítico de arte y profesor de estética, lo analizaba espléndidamente en su "El Kitsch: antología del mal gusto", libro de cabecera cuando este modesto bloguero estudiaba en la Escuela de Arquitectura. El término se ha ido banalizando y G.U. lo escuchó el otro día en boca de ¡una concursante de Gran Hermano!, programa de televisión que no sé si conocen ustedes, pero les aseguro que es poco proclive a la utilización de abstrusos conceptos semióticos.
Bajo el paraguas de este pantanoso término, un grupo de más de 30 personas consideradas expertas por la autora —antropólogos, arquitectos, artistas, cocineros (?), diseñadores, filósofos, historiadores y literatos, entre otros— han colaborado en el libro "atreviéndose a señalar con el dedo".
El libro lo edita el Ayuntamiento de Barcelona. Se lleva la palma la fachada y campanarios de la Sagrada Familia, de Gaudí. Pero también figuran en el repertorio el monumento a Colón, el nuevo pavimento de la Diagonal, la jirafa coqueta de la Rambla Catalunya, el edificio del Teatre Nacional de Catalunya, el hotel W (ambos de Ricardo Bofill), el puente de la calle del obispo Irurita, la renovada plaza de las Arenas de la plaza España, las fuentes y las columnas de Puig i Cadafalch de Montjuic, el calcetín de Tàpies, el parque del Laberint de Horta, el templo del Tibidabo, la ceremonia inaugural de la olimpiada de Barcelona 1992, etc., etc., etc.
En fin, un libro polémico que merece hojear (con h). Estaremos de acuerdo con unas cosas sí y con muchas otras no, pero es lo que hay. Lo presentó Águeda Bañón, la flamante directora de comunicación (?) del Ayuntamiento de Barcelona, de la que ya hemos hablado aquí alguna vez.
Águeda Bañón posa en la Gran Vía de Murcia |
Kitsch Barcelona resume, en palabras de su propia contraportada, todo lo que tiene una ciudad "estereotipada, comercial, fetichista, decorativa, azucarada, aparente y banal". La propia directora de comunicación del consistorio, Águeda Bañón, justificaba la existencia del libro así: "Pretende introducir el debate crítico sobre el buen y mal gusto en el espacio público, un debate que genera interés en un momento en que la ciudad atrae a un gran número de turistas y hay que reflexionar sobre la imagen que da y comercializa Barcelona".
En fin, repetimos: es lo que hay, aunque no sabemos si la presentadora del libro —la señora Bañón—es personaje indicado para hablar del buen o mal gusto en el espacio público. Quizá es buen momento para reflexionar sobre la imagen que da.
Jope con la señora Águeda, no la quisiera como presentadora en una reunión de escalera... Si le entran las ganas de mear estamos apañaos...
ResponderEliminarNo me parece acertado el resumen de la contraportada de Kitsch Barcelona sobre Barcelona. Barcelona es mucho más que sólo eso.
ResponderEliminarEn cuanto al debate crítico, bien, siempre que en ese debate se deje opinar a todos los interesados en el tema y se tengan en cuenta esas opiniones. MJ