viernes, 17 de febrero de 2017

El catálogo de IKEA no es universal

Leemos en la prensa la siguiente información relacionada con la empresa sueca IKEA:

«El nuevo catálogo de IKEA Israel levanta ampollas dentro y fuera del país por ofrecer una imagen deliberadamente sesgada de la familia y denigrar a la mujer hasta el punto de eliminarla, porque su imagen puede resultar ofensiva para la conservadora comunidad ultra religiosa judía.


Portada IKEA (Israel) / 2017
Cocina IKEA (Israel)
El catálogo muestra una familia sesgada, diseñada ad hoc para el público al que está dirigido, sin una sola imagen en la que aparezcan mujeres o niñas y plagada de escenas en las que los protagonistas son siempre varones: Padres e hijos en ambientes idílicos en los que las madres y las hermanas son invisibles.


Cocina METOD / HITTARP, de IKEA (España)
Portada IKEA (España) / Septiembre 2016 —Julio 2017
“No se repetirá”, dice tajantemente en declaraciones a EL PAÍS desde Suecia Josefin Thorell, la portavoz de la multinacional que asegura, además, estar en contacto con sus asociados israelíes para que el polémico catálogo no se siga distribuyendo. La dirección de la firma sueca tiene muy claro que no va a permitir que ninguna de sus franquicias vulnere los principios de la marca que representan.


5 comentarios:

  1. Además el catálogo Ikea Israel hasta resulta antiestético.

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  2. Yo recomendaría a todos ver el documental "La trastienda de Ikea". Está en Youtube. Es ya veterano, pero desde que lo vi hace más de diez años, decidí no ir nunca a uno de ellos.
    Mateo M.

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    1. Quizá se refiere usted a este documental:
      https://youtu.be/sSgi3ZBkLmE

      Yo a esa empresa tampoco la puedo ni ver y he ido a su tienda lo menos posible. Aquello es un horror. Aparte de eso, una vez una sobrina de "doña Perpetua" nos trajo muy contenta unas albóndigas de IKEA y cuando me enteré de qué estaban hechas me juré no volver y por supuesto ni entrar en el bar.

      Tengo entendido que tanto después del documental que usted cita como del follón de las croquetas, IKEA lavó su imagen y empezó a ponerse medallas por ello.

      Decía hace un tiempo un tal Tacho Rufino en su blog:

      «Ir a una tienda de muebles y decoración sueca a comer albóndigas se convirtió en una actividad fashion al alcance de cualquiera, y en un aporte calórico extra que los glotones se endiñaban con la coartada de un almuerzo de bajo coste pero bastante chic: un trasunto de la propia esencia de Ikea. Al estallar la crisis de la carne de caballo, Ikea retiró las albóndigas de las cafeterías de sus tiendas. Desde el jueves, una vez asegurada la trazabilidad de sus ingredientes, las bolas de carne con salsa adornadas con una banderita sueca han vuelto a ofrecerse al público; de momento, en Suecia, Dinamarca y Finlandia. Este tipo de respuesta socialmente responsable por parte de las grandes compañías es un ejemplo de cómo hacer del vicio virtud, de cómo explotar publicitariamente una crisis de imagen. De hecho, en cuanto las devuelvan a las tiendas de aquí, un servidor irá a Ikea a zamparse unas albóndigas, ya intachables. Hace quince años, la multinacional escandinava hizo igual cuando la televisión pública sueca emitió un reportaje donde se denunciaba que la cadena de subcontrataciones para fabricar sus productos llegaba a quedar fuera del control de la compañía. Ikea reaccionó y aprovechó el golpe para legitimarse en el mercado acometiendo un plan para asegurar que no había explotación ni manos de niños detrás de sus manufacturas».

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  3. ¿Y qué decir de los nombres de las mesas sofás, armarios y demás componentes de su catálogo? Más cursis que un repollo con lazo.

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