sábado, 28 de marzo de 2015

Una parada en Astorga

Una parada en Astorga, en pleno Camino de Santiago. Caminantes bastante singulares (en ocasiones un punto frikis, como esos dos sujetos del sombrerito), bibelots de todo tipo alusivos al Camino y a Gaudí, la catedral con su espectacular fachada y el Palacio Episcopal —edificio que a un servidor nunca le ha gustado—, las mantecadas de Astorga (que le traen oscuros recuerdos de infancia), la casa de Leopoldo Panero, etc.
Gran Uribe ha cogido algún kilo extra y está intentando seguir al pie de la letra aquella máxima de Joan Capri, en un monólogo sobre la cocina vegetariana, que rezaba así:

"Si quiere estar fuerte como un toro no coma nunca toro, coma lo que come el toro"

Bueno, pues hoy ha hecho caso omiso de ella y se ha zampado no un toro pero sí un lechazo de mucho cuidado en Casa Serrano. Se lo merecía porque este oficio de turista es muy duro, aunque debe de serlo más si se llega aquí caminando.

Astorga, alivio de caminantes

2 comentarios:

  1. Veo que salgo bastante favorecido vestido de peregrino. Un poco colorado, eso sí, como si me hubiera comido el guiso que figura en la foto inferior y lo hubiera regado abundantemente con vino zamorano. En cuanto a mi camino de Santiago, me lo estoy replanteando seriamente. En lo referente al palacio episcopal de Astorga, también lo considero una de las obras menos afortunadas de Gaudí (si no me equivoco, el propio Gaudí quedó sumamente descontento, aunque no recuerdo por qué razones). Tiene aspecto del "palacio de la bruja" de un centro de atracciones infantiles. Tampoco desentonaría en cualquier Disneylandia...
    El Tapir

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    1. Ignoraba que ese sujeto disfrazado de peregrino fuera usted, disculpe. Creo que debe de estar tan colorado al 50% por la paliza del Camino y al 50% por un vinito espumoso de León que se las trae.
      Respecto al Palacio Episcopal, estoy de acuerdo y yo ampliaría la crítica a la Casa de los Botines de León.

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