La tregua de la que hablaba Lluis Bassets hace unos días ha terminado. Se reanuda el Raca-Raca con una enérgica ofensiva diplomática en Europa, que incluye una velada advertencia final que no se sabe muy bien qué quiere decir. ¿Obtendrán respuesta esta vez?
Como Gran Uribe no está demasiado ducho en el inglés, ha puesto el texto en el traductor de Google con brillante resultado. Dice más o menos así:
«Mientras tanto, el Presidente Artur Mas está dispuesto a hablar con Rajoy, y el Gobierno catalán mantiene la esperanza de llegar a un acuerdo con Madrid sobre las condiciones en que se podría celebrar un referéndum sobre el futuro de Cataluña. Pero la negativa del Gobierno español para negociar sigue siendo absoluta, y las perspectivas de un acuerdo parecen pobres. Es hora de que los países europeos, que valoran la democracia y la libertad política, insten a España a negociar con Cataluña antes de que sea demasiado tarde». Secretaría para Asuntos Exteriores y Europeos Gobierno de Cataluña Barcelona, 27 de febrero de 2015 |
Sí, sí, el traductor se ha portado. La velada amenaza final parece referirse a una declaración unilateral de independencia, a la que que no habría más remedio que recurrir si desde Madrid se siguiera insistiendo en negar la libertad al pueblo catalán. La pregunta es, ¿se lo creerán en Europa?
ResponderEliminarEl Tapir
Hasta ahora en Europa no les han hecho mucho caso, quizás porque no lo consideran de interés. De todos modos, quizás desde fuera se podría dar un toque en la cresta a cada uno. Porque de momento tenemos la intransigencia, estupidez y falta de vista pepera contra las innumerables majaderías, irregularidades, manipulaciones, chulerías y memeces del "procés". ¿Quién da más? MJ
ResponderEliminarYo no vería mal un referéndum. Lo que ocurre es que, al tener el SÍ controlados todos los órganos de control político (Generalitat, diputaciones, ayuntamientos) +prensa subvencionada + la esforzada ANC +omnium cultural +, al parecer, los chuponcetes de los sindicatos, se produciría sin duda ninguna un referéndum "a lo franquista", con propaganda desaforada y presiones por todos los poros. Eso no sé si mi cuerpecito sería capaz de soportarlo.
ResponderEliminarPlenamente de acuerdo con "anónimo 11:18". El problema sería el control casi absoluto de la difusión, o más bien martilleo, del mensaje por parte de uno de los contendientes (creo que no hará falta que aclare que me refiero a los del "Sí"). Veo como una quimera la igualdad de oportunidades para los contendientes, entre otras cosas porque los partidarios del "Sí" no parecen haberse dado cuenta de que esa desigualdad existe y es clamorosa. ¿Es ceguera? ¿Ventajismo? ¿Será que estoy totalmente agilipollado y veo fantasmas donde no los hay? Aún así, y a pesar de ello, creo que el referéndum no les saldría tan redondo como imaginan y, en todo caso, dejarían de dar la tabarra reclamándolo Otra cosa es, cuáles serían los términos de ese referéndum y cuáles sus consecuencias...
EliminarEl Tapir
También estoy de acuerdo con esa visión del referéndum que hace nuestro comunicante. No está agilipollado, Tapir, ni ve fantasmas. Esto sucedería de esa manera y los que vivimos aquí tendremos que comérnoslo con patatas: mañana, tarde, noche y en los informativos de madrugada también.
EliminarTiempo de calçotadas y qué buenas que están. Cosa bien distinta es esos referéndums que quiere organizar el individuo de la foto: serán una farsa siempre. Veremos qué le contestan a su atenta carta. Seguro que se limpian el pompis con ella. En las grandes cancillerías europeas están ahorrando en papel de WC y eso han de agradecérselo, entre otros, al pesado ese de la foto.
EliminarEl montaje: bien. Se supera cada día, Uribe. ¿O es de verdad?
La descalificación constante y el desprestigio sistemático a los que se ven sometidos aquí los que no comulgan, o no comulgamos, con el dichoso "procés" debería bastar para desautorizarlo, al menos, moralmente.
ResponderEliminarUn referéndum como el que se está montando tiene poco de democrático, pero eso es difícil que lo entienda quien está en posesión de la verdad.