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Nos cuenta El Mundo:
«Uno de los debates más controvertidos en las escuelas de fotografía es el que aborda la línea que separa el fotoperiodismo de la imagen artística. Algunos puristas, por ejemplo, excluyen del primer grupo el trabajo de Sebastiao Salgado, uno de los fotógrafos documentales más reconocidos del mundo. Le critican el preciosismo que busca en sus imágenes de denuncia. "Yo no soy artista, soy fotoperiodista", ha reivindicado en varias ocasiones el brasileño.
La polémica se ha encendido estas semanas después de que el prestigioso certamen World Press Photo premiara en su última edición al fotógrafo Giovanni Troilo por una serie de imágenes sobre la ciudad belga de Charleroi. Muchos profesionales denunciaron que el trabajo del italiano no es fotoperiodismo sino arte y finalmente la organización ha decidido retirarle el premio al considerar que el autor ha vulnerado las normas exigidas para presentarse al concurso».
Hay que señalar que cada fotógrafo se presentaba con un conjunto de diez fotografías sobre un tema concreto. Al señor Giovani Troilo no le deben de poder ni ver sus colegas, porque se han alegrado muchísimo de su descalificación por retocar —presuntamente— las fotos. También en Charleroi se han puesto muy contentos de que le quitaran el premio a ese sujeto, ya que consideran que la visión que da de su ciudad está absolutamente distorsionada. Otra cosa sería si se tratara de un concurso de fotografía artística. Además, puso una foto de una ciudad que no era Charleroi, objeto de su reportaje, y en otra ha quedado acreditado que hizo colocar a su primo dentro de un coche, supuestamente dándose el lote con una chavala. Claro: estamos hablando de un premio de fotografía de prensa...
En cuanto a la foto 23, que le gusta mucho a un servidor, pertenece a la serie que presentó Tomas van Houtryve, un fotógrafo que juega con las sombras arrojadas retratadas desde un dron. Aquí se nos explica el asunto: Blue Sky Days
Históricamente, en el fotoperiodismo siempre ha habido trampas o, como mínimo, manipulaciones. Muchas de las fotos míticas que todos hemos visto innumerables veces tienen algún grado de manipulación. Y por cierto, a mí, personalmente, el gran Salgado no me gusta nada. Mejor dicho, me impresionaron las primeras fotos que ví de él, pero la verdad es que ya estoy astragado de su para mí excesivo preciosismo. Demasiado laboratorio y falta de naturalidad.
ResponderEliminarEl Tapir
Pues sí, tiene usted su punto de razón, como tantas otras veces.
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