¿Qué es mejor: impedir el butifarréndum o mirar hacia otro lado? Y si no se impide: ¿votar o no votar? Nuestro asiduo comunicante El Tapir tiene dudas. Joaquim Coll lo tiene más claro: que prevalezca el Estado de Derecho.
Pero en cualquier caso, se vote o no se vote, pase lo que pase, nuestro astuto presidente sale ganando, opina en su artículo. Bueno, ya se verá. ¡Ah! y a ver si amaina esta pesadilla en que nos ha metido ese sujeto.
Dice Coll:
«Una de las características más notables y constantes de los políticos nacionalistas es su habilidad para intentar ponerse siempre en posición ganadora. Si logran lo que se proponen, pasan por hábiles y astutos. Pero si fracasan, tras haber prometido lo legalmente imposible, entonces adoptan la posición de víctimas de un grave atropello a la libertad. Exactamente esto es lo que está haciendo Artur Mas desde que el 27 de septiembre firmó solemnemente el decreto de convocatoria de la consulta para el 9-N.[...]
En definitiva, el sucedáneo de consulta le permite a Mas ganar tiempo, librar otro pulso jurídico y político en el que siempre tendrá la última carta hasta el día 9-N, protagonizar la tensión creciente con el Gobierno español, y si le sale bien recoger ese fruto en unas elecciones de alto voltaje, de aire presidencial, prometiendo una secesión indolora sin prisa pero sin pausa. En caso contrario, en el que el TC suspende cualquier posibilidad de celebrar el 9-N desde la Generalitat, siempre podrá refugiarse en el lamento y el victimismo, aunque entonces no parece tan claro que desee correr el riesgo de ir a unas elecciones con un historial de fracasos tan abultado: haber adelantado dos veces las elecciones a mitad de mandato, haber aprobado solo unos presupuestos, apenas haber legislado más que la ley de consultas y, finalmente, haber fracasado en su materialización.
Por tanto, frente a la vía unilateral de Oriol Junqueras, que es muy improbable que alcanzase la mayoría absoluta en unas elecciones, la promesa indolora de Mas requiere como condición previa un 9-N propagandísticamente triunfante. La disyuntiva que se nos presenta es diabólica, ¿qué es peor, impedirlo o mirar hacia otro lado? Parece que en ambos escenarios Mas siempre gana. Sin embargo, no tengo dudas, prefiero a un nacionalista que esgrima victimismo si a cambio prevalece el Estado de Derecho y el principio democrático».
No comparto la opinión de J.Coll sobre que Mas sale ganando tanto en un caso como en el otro. A Mas, en su desespero por evitar su inminente fiasco electoral, le ven el plumero incluso los suyos a una legua. Creo que, de Rajoy, hubiera evitado intervenir y me hubiera hecho el distraído. La farsa se desautorizaba ella solita. Con el recurso se reactiva la precaria unión del frente separatista y recibe vitaminas extra de victimismo.
ResponderEliminarnvts
Creo que yo también hubiera ninguneado el asunto.
EliminarComparto totalmente la opinión de nvts y el Gran Uribe. El papel de víctima se le habría ido a "o caralho" permitiendo la farsa que está perpetrando. Una votación de pacotilla, de más que dudosa credibilidad, avalada solemnemente por la Generalitat, no es una buena tarjeta de presentación internacional para el "procés"... En cambio, un estado opresor, impidiendo al esforzado pueblo catalán manifestarse democrática y pacíficamente -utilizando para ello todos los medios a su alcance (supongo que policía incluida)- no es una buena tarjeta de presentación para Rajoy y sí para el heroico rei Artur. En menuda tesitura nos han metido este par de políticos (?) incompetentes... Saludos,
EliminarEl Tapir