No es mala idea la de Vicent, aunque Gran Uribe procura practicarla ya hace tiempo. Dice así en su artículo de hoy, "La dieta":

Ahora bien, si este saludable deseo de limpieza se traslada de la barriga a la mente, es evidente que en este caso la grasa más perniciosa para el cerebro es esa sensación de que la política está podrida hasta la médula, el ambiente irrespirable creado por un escándalo diario, la asfixia moral que genera la corrupción. Mañana sin falta me pongo a dieta: esta necesidad de higiene mental se produce por hartazgo de la sobrecarga mediática repleta de titulares agobiantes, declaraciones estúpidas y chismorreo inane. Para limpiar el cerebro de esa basura también existen dietas muy variadas. Es recomendable pasar al menos un día a la semana sin periódicos, la radio y televisión apagadas, con la idea de que eres tú el único dueño de tu vida y elegir la dieta más conveniente, por ejemplo, unos versos de Safo, una sonata de Bach, un ensayo de Montaigne, el silencio en una playa desierta, el aire puro de alta montaña. Ese día descubrirás que el futuro no es tan negro, que no todo está perdido. Se trata, como la nave Rosetta, de salir a la caza de cualquier cometa que pase por delante de casa».
Intentaré probar la receta de Vicent (no sé si lo conseguiré; es más difícil de lo que parece). Me convence más que la de hacerme vegetariano...
ResponderEliminarEl Tapir
Esa dieta Uribe la disfrutó recientemente en Peñíscola, con una inolvidable jornada completa en las mazmorras del castillo (en buena compañía, como usted sabe).
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