domingo, 30 de noviembre de 2014

Landero y el fin del verano

Gran Uribe ha acabado hoy de leer un libro emocionante: "El balcón en invierno", de Luis Landero. Le ha llegado al corazón.

"Pero en septiembre llegaban los primeros y aciagos anuncios del otoño. Vendrían las lluvias y las nieblas y yo no estaría allí, pensaba, como tampoco oiría el crepitar de la lumbre ni el ronroneo del gato ni las historias de mi abuela Frasca, ni estaría ya bajo la protección del corro de costura o de las alegres mañanas consagradas a la dulcería. Estaría lejos, haciéndome un hombre de provecho. Y según se acercaba octubre, y con él el duro mundo del mañana, iba como manando de mí una tristeza cuyo sabor amargo sigue intacto en el alma. Me sentía solo y desamparado, y aquel sentimiento quizá se marcó con sello indeleble en algún oscuro rincón de mi carácter. De esto no he hablado nunca con mi madre. Ella no le daría importancia. Son las pequeñas penas de los niños, que enseguida se pasan y se olvidan. Pero no sé, no sé. Quizá algo de mi modo de ser y de sentir se forjó en el molde definitivo de aquellos días que iban del verano al otoño, y quizá ahora, cuando en septiembre se levanta una súbita brisa precursora de los fríos invernales, algo en mi cuerpo actualiza, pone al día, lejanas vivencias del ayer. Me pregunto (sin ánimo desde luego de obtener respuesta) si los sentidos, desazonados por un escalofrío a deshora, no alertarán a la conciencia de la llegada recurrente de aquella primera tristeza infantil.

¿Somos así de casuales, así de frágiles, de simples? ¿Somos, entre otras cosas, el niño cuya ánima en pena andará siempre errante por las otras edades de la vida?"


5 comentarios:

  1. Me apunto al libro de Landero, novelista que me gusta mucho. Buena fotografía, Gran Uribe. Puedo fecharla: verano de 1955, los dos niños de la foto llevaban luto -en esas fechas ni los niños se libraban- por la muerte reciente de un tío materno.
    nvts

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    Respuestas
    1. Es bastante emocionante. Si se compra en el FNAC, regalan con el libro un breve opúsculo maravilloso, con fotografías familiares comentadas muy relacionadas con la novela. A Gran Uribe le gustaría saber hacerlo así, tan simple y tan bello.
      Si no dispone de él, no se preocupe: se lo intentaré hacer llegar antes de Navidad, en un encuentro al que espero que no falte usted.

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    2. El fragmento de Landero elegido por el Gran Uribe describe a la perfección una sensación que estoy seguro todos sentimos en alguna ocasión, la de que el verano se estaba acabando al doblar el último tramo de agosto y empezar a caer alguna lluvia ocasional (y rabiosa): "Ja s´acabat l´estiu!", siempre había algún payés "mal parit" que se regodeaba recordántelo. Eran las primeras tristezas infantiles que recuerda Landero...

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    3. Sí, eran tristones aquellos días en que el verano se iba tornando en otoño. Las lluvias, la gente que se iba marchando poco a poco —incluso Uribe—, las promesas de verse en invierno, la proximidad de los días sin luz... Y, ya adolescentes, esa indefinible sensación de que se nos había acabado la infancia, tan difícil de explicar. Bueno, Landero lo hace muy bien, para eso es un maestro. ¿Quién puede contarnos esas cosas como él?
      Y nos quedan las músicas: las fiestecitas en casa de los Compta o en "La Pista" y todo eso. Y también las sangrías de Vilagrasa, con canto de jotas y zarzuelas: "jo m´estimaria més una txocolata amb melindros", decía Carlets...

      "Cuando llegue Septiembre", que cantaban Gelu y muchos otros
      http://youtu.be/4bpWXkh7x1w
      O también "Besame mucho", de Paul Mauriat
      http://youtu.be/qjG2s9NFmBU

      ¡Qué tiempos!

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    4. Y, por suerte, éramos "buenos chicos" y no necesitábamos que se nos dijera aquello de "vuelva usted en septiembre" (¡lo que hubiera faltado para jodernos el verano!).
      El Tapir

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