martes, 17 de enero de 2017

La decadencia de los pasajes cubiertos

Las galerías comerciales cubiertas nacieron a finales del XIX —con el desarrollo de la construcción en hierro— y comienzos del XX. Las hay por toda Europa, aunque quizá el ejemplar más conocido sea el de la Galleria Vittorio Emanuele, en Milán. Por lo general unen diferentes calles, estableciendo itinerarios comerciales cubiertos y dotados de luz natural. Su diseño las hace todavía atractivas y el turismo de masas les está dando un último empuje.

Galleria Vittorio Emanuele (Milán)
Galerie Vivienne (París)
Arcade Burlington (Londres)
Galerie St. Hubert (Bruselas)
El ejemplo cundió rápidamente en España y todavía las encontramos en bastantes ciudades españolas, aunque ninguna de ellas alcanza el nivel de los mejores ejemplares europeos y su decadencia empieza a ser bastante patente.

Pasaje Lodares (Albacete)
Pasaje Gutiérrez (Valladolid)
Passatge Bacardí (Barcelona)



Posteriormente, se intentó mimetizar el concepto, con el objetivo de aprovechar al máximo las plantas bajas de la edificación entre medianeras, creando callejones que dieran acceso a pequeños locales comerciales. En Barcelona surgieron las galerías Maldá, el pasaje Arcadia e incluso el Boulevard Rosa, que llegaron a tener bastante aceptación, especialmente los situados en zonas de pujanza comercial. Se divulgó tanto ese truco que salieron como setas.

L´Illa Diagonal (Barcelona)
Pero a finales del XX surgieron centros comerciales de nueva creación, bien diseñados en muchos casos, que incorporaban calles interiores (el caso de l´Illa, en Barcelona, por ejemplo). Con ello, rápidamente quedaron obsoletos los modelos antiguos, entrando ya en la más absoluta decadencia aquellos de arquitectura olvidable y situados en lugares de poco impacto comercial o turístico, como se puede apreciar en las fotografías inferiores, tirando a deprimentes.


2 comentarios:

  1. Esas galerías tan bien proyectadas y construidas de Milán y otras ciudades del extranjero, además, están situadas en los mejores sitios de esas ciudades, en un entorno atractivo y con unos restaurantes y unas tiendas con ofertas variadas. Los pasajes de segunda o tercera pues no son lo mismo y no dan el mismo resultado.

    ResponderEliminar
  2. En Madrid queda poca cosa, en lo que se refiere a pasajes antiguos. Quizá el de Murga y poco más, que yo sepa.
    En cuanto a esos ejemplos tan deprimentess que nos muestra usted, en mi opinión son fruto de las normativas urbanísticas que regían en muchos municipios, en las que se prohibía terminantemente el uso para vivienda en las plantas bajas (en muchos lugares sigue vigente). Eso tiene partidarios y detractores pero, en cualquier caso, conlleva que la superficie en la planta baja se haya de llenar con locales comerciales, aparte de los portales propiamente dichos. Como la longitud lineal de las fachadas a las calles es limitada, se ha de dotar a los interiores con esas angostas callejuelas cubiertas para que que den acceso a más locales. Tuvo cierto éxito pero la cosa ha degenerado y ahora son lugares sórdidos, con la mayoría de locales abandonados y llenos de meadas, de basuras y de otros residuos sólidos en los que no entraré...

    Muchas gracias
    F.G.

    ResponderEliminar