lunes, 2 de enero de 2017

Año nuevo, vida nueva (sin el perro)

Perros abandonados
Gran Uribe, aunque no tiene perro, les tiene un gran aprecio. Ayer sucedió algo que le dejó bastante deprimido. Al ir a tirar la basura en la carretera delante de la casa, dos perros preciosos, un pastor alemán y otro de color negro, del que no supo reconocer la raza, caminaban absolutamente desorientados a un lado y al otro del camino, gimiendo amargamente. A punto estuvieron de ser atropellados varias veces y al fin enfilaron por una calle arriba hasta desaparecer en una esquina. Gran Uribe no llevaba el móvil a mano, así que no pudo en ese momento llamar a la perrera y luego, mea culpa, dejó correr el asunto, pensando que ya estarían lejos de allí.






Este es el hecho, mondo y lirondo, tal como ha ocurrido en el primer día del año, el de los buenos propósitos. Es difícil saber si se habían perdido o, lo más probable, algún desaprensivo sujeto (por llamarlo de alguna manera) los había llevado en el coche hasta soltarlos en cualquier rotonda y salir a toda pastilla. No sería raro: mucha gente de Ibiza parte en estos días en viaje transoceánico a paraísos remotos y, claro, el perro es un incordio. Así que entre los firmes propósitos que se formulan en estas entrañables fechas debió de figurar éste, bastante menos entrañable: "año nuevo, vida nueva, y el perro a tomar viento".

Enfilamos la recta final de las navidades, que acabarán con la llegada de los Reyes Magos. En muchas casas los niños pedirán en su carta un perrito y, pobres zagales, ¿a qué decepcionarlos? Si es así, les ruego que lean con atención el artículo de Arturo Pérez-Reverte, un activo defensor de esos animales, como puede comprobarse fácilmente sin más que bucear un poco en su cuenta de twitter.

El artículo —titulado No compres ese perro es largo, así que seleccionamos solo unos párrafos, aunque les recomiendo que lo lean entero si están pensando en cometer una felonía de esta especie:

[...] «Sé que tus niños quieren un perro. Que les hace una ilusión enorme y te dan la matraca desde hace mucho. Que tu hija, por ejemplo, te hace babear cuando te abraza y pide una mascota. O que te acabas de separar de tu legítima, y crees que regalándole al crío un animal, y paseando con él los fines de semana, podrás recuperar el terreno perdido, o no perderlo en el futuro. Hay mil razones, supongo. Un montón de circunstancias por las que has pensado comprar un perro estos días, para tus hijos. O para tu mujer. Tal vez para ti mismo. Un perro en casa, por Navidad.[...]

Permíteme imaginar lo que podría ocurrir. Que vayas a la tienda, elijas a un perrito delicioso, y eso te valga gritos de alegría y besos familiares. No hay nada tan simpático como un cachorrillo. Al principio todo serán incidentes graciosos y situaciones tiernas. Luego, si vives en piso pequeño o lugar inadecuado, las cosas pueden ser diferentes. Un perro exige cuidados, gastos, paseos, limpieza, comida. No aparece y desaparece cuando conviene. Es un miembro de la familia con derechos y necesidades, que exige pensar en él cuando se planean vacaciones, e incluso una simple salida al cine o a un restaurante.[...] 

A estas alturas, sabes dónde voy a parar. Si eres de esa materia miserable de la que estamos hechos buena parte de los seres humanos, acabarás abandonándolo. Un viaje en coche a un campo lejano, una gasolinera, una cuneta. Abrir la puerta para que baje y seguir tu camino, acelerando sin atender los ladridos del chucho que correrá tras el automóvil hasta quedar exhausto, desorientado, incapaz de comprender que su mundo acaba de romperse para siempre


Arturo Pérez-Reverte
El resto no hace falta que lo detalle, pues lo sabes de sobra: él nunca lo haría, y todo eso. Los niños preguntando dónde está el perrito, papi, y tú oyendo aún esos ladridos que dejabas atrás. Avergonzado de ti mismo, o tal vez no. Ya dije antes [al comienzo del artículo] que un rasgo del perfecto hijo de puta es arreglárselas para que sus actos acaben por no avergonzarlo en absoluto. Así que voy a pedirte un favor. Por ti, por mí, por tus hijos. Antes de ir a la tienda de mascotas esta Navidad, mírate al espejo. Y si no te convence lo que ves, mejor les compras un peluche».

7 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho....no hay porque tener un perro si no estas convencido que será un miembro mas de tu familia...

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  2. Le deja a uno mal cuerpo. Así de sencillo.

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  3. Yo siempre voy a ser peor persona, porque no tendría nunca un perro en casa, a no ser que fuera cuestión de vida o muerte. Es que me da grima sólo pensarlo. Pero no me gusta el maltrato a los animales. Hay noticias que sobrecogen. Creo que hay que hacer todo lo posible para impedir esos hechos.
    Lo que me pregunto es si a las mascotas les gusta todo eso que, supuestamente, sus dueños creen que les encanta. A lo mejor las mascotas tienen otros gustos que las personas. MJ

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    1. Yo tuve perro hace años y casi puedo asegurar que, cuando tienen un dueño que los trata bien y están en el sitio adecuado, son felices aunque solo sea por estar contigo. "Buena gente" que no merece esas cabronadas, con perdón. No sé cómo están las leyes pero, en cualquier caso, al que practica esa felonía (muchas veces tipos la mar de "respetables", entre comillas) deberían meterla en chirona por una buena temporada.

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  4. Qué buena idea, GU, la de incluir el artículo de Pérez Reverte sobre los perros regalados por Navidad/Reyes y su más que incierto futuro. Sabe Vd. que tengo perro desde hace un montón de años. Se trata de un compromiso que abarca toda la vida del animal, lo que conlleva vacunas, enfermedades que se producen tarde o temprano con las consiguientes visitas al veterinario, medicación, y, finalmente, la muerte del perro con el trauma de la pérdida de un miembro más de la familia. Bien, eso es el lado oscuro, el que hace que muchos desistan de repetir la experiencia. Sin embargo, los amantes de los perros sabemos que estos te dan mucho más de lo que te quitan. Que son los únicos seres vivos con los que convives que te dan un único disgusto, ese, en toda su vida. Lo demás es lo que todos sabemos y que los que tenemos perro disfrutamos cada día: su fidelidad, su alegría, su recibimiento cada vez que llegamos a casa, su curiosidad por todo lo que les rodea, sus ganas enormes de vivir y de hacerte partícipe de sus cosas, los paseos en silencio que sin ellos no darías, el horario que te marcan para que no te despistes de lo fundamental, la lista es tan larga que no sabes por donde empezar. He pasado un año difícil por circunstancias que no vienen al caso, pero mi perra Lula, mestiza de un año -adoptada de la Protectora hace dos meses- me ha devuelto las ilusiones que creía abandonadas para siempre.
    nvts

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    1. Buen comentario, nvts. Sé de lo que habla y lo comparto al cien por cien.

      Arturo Pérez-Reverte es un escritor contundente, sin pelos en la lengua, que sabe expresar magníficamente cosas que muchos hemos pensado alguna vez, pero—claro— no tenemos su afilada pluma. Quizá por eso tiene tantos enemigos.

      Gran acierto el suyo publicando ese texto en tan "entrañables" fechas.

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  5. Un texto sencillo y conmovedor. Muy propio de Pérez-Reverte. Apechugar con las responsabilidades que, por lo que sea, uno ha contraído me parece elemental. Lástima que sea tan poco frecuente. Gracias por el artículo, gran Uribe.

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